ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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Si bien, dada la situación económica del país, resulta imposible dar saltos espectaculares en la producción agropecuaria, la vida se encarga de demostrar a diario que solo con medidas organizativas, de control y exigencia, con mayor disciplina laboral y tecnológica, se pueden multiplicar los aportes y crecer.

Basta enrumbar hacia nuestros campos en cualquier dirección y rápido encontrará unidades, a veces separadas por un camino, que exhiben resultados diametralmente opuestos, no obstante contar con similares suelos, posibilidades de abasto de agua, fuentes de financiamiento e infraestructura técnico-material.

¿Qué las diferencia entonces? La esencia está en la capacidad de los equipos de dirección de crear un clima de trabajo favorable que armonice intereses, destrabe entuertos burocráticos, exija con el ejemplo y despliegue las muchas reservas productivas y de eficiencia no explotadas aún en las fincas y cooperativas.

Lo contrario resulta obvio: allí? donde prevalecen el descontrol y la falta de exigencia, apenas se aprovecha la jornada laboral, pululan los pagos sin respaldo productivo, se mal emplean los créditos bancarios y crecen en espiral las pérdidas económicas sin que medie una respuesta acertada.

Recientes intercambios a pie de surco y de vaquería, en un diálogo a camisa quitada sobre insatisfacciones, quejas y desvelos de diversa índole, dejaron entrever evidentes fisuras en el vínculo y la comunicación oportuna de algunas direcciones empresariales, juntas directivas y administraciones con los productores.

Ese nocivo divorcio genera todo tipo de malentendidos y es caldo de cultivo para la proliferación de violaciones, como la deficiente contratación, el incumplimiento de los compromisos de entrega de las cosechas, el empleo inadecuado de la tierra y el desvío ilegal de las producciones.

Cualquier análisis medianamente serio del asunto no demora en dejar claro que, mucho más que recursos (imprescindibles, por cierto), los problemas que dependen del actuar consecuente de los hombres son los que determinan hoy el avance o no de cada una de las unidades en el orden económico-productivo.

Tal es el caso de la ganadería vacuna: amén de justificadas razones objetivas, están presentes desaciertos humanos relacionados, entre otros, con la insuficiente garantía de alimentos y agua para los animales, los deslices en el manejo del rebaño, las malas prácticas reproductivas y el deterioro genético de la masa.

Una voluntad de cambio se abre paso en dicho sector, a través de la recuperación de vaquerías, el montaje de fábricas de pienso criollo, la instalación de centros de enfriamiento de leche y la apertura de complejos integrales de prestación de servicios, por solo citar algunos de los proyectos de mayor alcance.

Sin embargo, tamaña inversión dejaría dividendos irrisorios si no se hace acompañar, como es el propósito, de medidas dirigidas a fortalecer la cultura vaquera, sinónimo de entrega al trabajo, vergüenza, honradez, iniciativa, ansias de mejorar, capacidad para sobreponerse a las dificultades y seriedad en la palabra empeñada.

La articulación efectiva de ese programa en la base productiva debe repercutir en la disminución del pesado lastre de las muertes vacunas y los bajos rendimientos lecheros, tras los cuales no pocas veces se pretenden esconder las secuelas del descontrol, la chapucería, las decisiones a destiempo y la falta de previsión.

Ello permitiría consolidar igualmente la cadena de desarrollo de la ganadería, para lo cual resulta indispensable perfeccionar la actividad reproductiva, sobre la base de una mejor atención de las vacas y novillas, el uso extensivo de la inseminación artificial y la elevación de los niveles de natalidad.

Como expresara un renombrado campesino camagüeyano no dado a discursos altisonantes, los problemas se resuelven, no con lamentaciones, sino trabajando duro, haciendo bien las cosas, compartiendo las mejores experiencias y aprovechando los recursos en el momento óptimo.

Dicho de otro modo, urge ajustarse las afiladas espuelas vaqueras para que la eficiencia deje de ser un término más, llevado y traído en informes y reuniones, y se haga parte consustancial de las ocupaciones cotidianas de quienes en fincas, granjas y cooperativas tienen la responsabilidad social de producir alimentos.

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victor ramos dijo:

1

12 de agosto de 2014

22:57:14


Aleccionador reportaje, como bien dice... " los problemas se resuelven, no con lamentaciones, sino trabajando duro, haciendo bien las cosas..." !Ese es el camino!

pedro nl dijo:

2

12 de agosto de 2014

23:02:23


La libre iniciativa y el emprendorismo es la clave

toyo dijo:

3

13 de agosto de 2014

00:58:25


Regreso el triunfalismo

jorge dijo:

4

13 de agosto de 2014

06:43:14


acabo de llegar de republica dominicana, pais de menor tamano en superficie, con tierras mucho mas malas que las de cuba, sin embargo todo abarrotado de frutas, vegetales, viandas, carne de res, Puerco. y al preguntar todos dicen lo mismo, nada de planes, ni tantos jefes ni ingenieros, solo guajiros que saben trabajar y que al pedacito de tierra le sacan el maximo, de lo contrario lo pierden todo, . aqui en cuba muchos programas, mucha ayuda y nada, denle todas esas vaquerias a los privados y dejenlos trabajar sin tantas trabas y veran los resultados en solo 1 ano

rodolfo pedroso sosa dijo:

5

13 de agosto de 2014

08:49:57


Den una vueltecita por la antigua empresa nazareno y vean lo que queda de esa empresa revisen todo..hasta los cepos ..Y ahora háganse la pregunta cuantas empresas tienen el mismo escenario.

fafi dijo:

6

13 de agosto de 2014

11:41:09


Buano, más de lo mismo, se habla de todo menos del obrero o vaquero en esta caso. ¿Es que esos trabajadores no cuentan? Al fin y al cabo por mucho que los directivos prefeccionen o enmienden sus técnicas de dirección, si no cuentan con una fuerza de trabajo motivada y con sentido de pertenencia se van a cansar de perfeccionar. De nuevo sin un análisis de la subjetividad del actor real del proceso: el obrero

Oscar Luis dijo:

7

13 de agosto de 2014

11:56:32


Cualquiera que lea este artículo se impresiona por el barraje de tecnología económica y empresarial que se menciona, de la logística, en fin de cosas que en la concreta no han resuelto lo que se esperaba, pero seguimos en lo mismo. Nadie le ha preguntado a un vaquero por qué su centro de trabajo cumple o incumple o si se siente motivado para trabajar. Mientras el hombre que es el que produce no se sienta parte del proceso de producción no se logrará absolutamente nada y la primera motivación es la remuneración de su esfuerzo. Sin el trabajo del obrero no habrá nada y creo que el artículo obvia ese detalle.

Nébuc dijo:

8

13 de agosto de 2014

14:51:42


Considero que es buen artículo, periodístico al fin, pero deja muchas lagunas que cualquier cubano del campo, principalmente, le daría media vuelta a la hoja, estrujaría y llevaría al baño. No quiero referir el trabajo de las Empresas Ganaderas, vayamos a esos abnegados ganaderos particulares que acopian la leche directamente a las bodegas, que no poseen grandes extensiones de tierra, sí la voluntad de incrementar la masa ganadera, aportar a la economía del país y mejorar su poder adquisitivo. En Ciego de Ávila, especialmente en Chambas el Estado ha dejado de pesar y comprar el ganado de estos productores particulares y les está haciendo la vida imposible al vaquero económicamente y a los animales, por su hacinamiento. Acaso esta es la forma planificada de estimular el incremento de la ganadería y motivar a los pocos hombres que se enfrentan a esta diaria y dura tarea? ¡ Así no se avanza, estoy seguro !