ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La crecida de las aguas en los alrededores del estadio Capitán San Luis da fe de la magnitud de las inundaciones causadas por el huracán Alberto en la ciudad de Pinar del Río, en junio de 1982. foto: archivo Foto: Archivo

Bajo la perspectiva de que el número de organismos con nombre sea ligeramente inferior al promedio histórico anual (fluctúa en­tre10 y 12 según la serie de años tomados co­mo referencia), el venidero domingo primero de junio comienza la temporada ciclónica 2014 en nuestra región geográfica de interés, conformada por el Atlántico tropical, el Golfo de México y el mar Caribe.

Consistentes en un centro de bajas presiones alrededor del cual el viento gira en sentido contrario a las agujas del reloj en el hemisferio norte, acompañado de una extensa área de nublados con lluvias, chubascos y tormentas eléctricas, los ciclones tropicales surgen en el mar y pueden tener un radio de influencia de hasta 800 kilómetros. De ahí que el alcance de sus efectos se extienda mucho más allá del punto de ubicación señalado en el mapa.

Suelen originarse en el seno de una onda tropical, en la porción sur de un frente frío, en la zona de interacción de un frente frío con una onda tropical, o partir de agrupaciones nubosas concentradas, donde predominen condiciones de inestabilidad.

Los especialistas coinciden en manifestar que para su formación y desarrollo requieren, entre otras condiciones, que la temperatura del mar tenga valores superiores a los 26,5 grados Celsius, desde la superficie hasta una profundidad de al menos 45 metros.

Asimismo, los vientos en la atmósfera su­perior deben ser débiles y sin cambiar mucho de dirección y velocidad (baja cizalladura), propiciando que la energía logre concentrarse en la altura y pueda fortalecerse el sistema.

De acuerdo con la intensidad de los vientos máximos sostenidos promediados en un mi­nuto, los ciclones tropicales se clasifican en de­presión tropical (inferiores a 63 kilómetros por hora); tormenta tropical de 63 a 118 km/h, y huracanes cuando son iguales o superiores a los 119 km/h.

Para el caso específico de los huracanes existe la denominada escala Saffir-Simpson, que los dividen cinco categorías. Así son de categoría 1 aquellos cuyos vientos máximos sostenidos permanecen en el rango de 119 a 153 km/h; categoría 2 de 154 a 177; categoría 3 entre 178 y 208; 4 de 209 a 251, y categoría 5 a partir de los 252km/h. De la 3 en adelante son considerados huracanes de gran inten­sidad.

Vale aclarar que a veces organismos ciclónicos de menor fuerza ocasionan daños se­veros en dependencia de las vulnerabilidades y características particulares del lugar por donde pasen, velocidad de traslación, área de influencia, y los acumulados de lluvia que produzcan.

CARIBE OCCIDENTAL EN LA MIRILLA

Como reflejan los datos del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, en junio la zona de formación de los ciclones tropicales se localiza fundamentalmente en el mar Caribe occidental, y en el Golfo de Mé­xico.

De forma general  los que surgen en la primera área mencionada tienden a moverse en un rumbo próximo al norte en la mayoría de las ocasiones. Así la región occidental de Cuba es históricamente la más expuesta a los efectos directos o indirectos de los organismos ciclónicos de inicios de la temporada, que finaliza el 30 de noviembre.

Entre los más notables que afectaron al país en el sexto mes del calendario aparece el huracán Alma del 8 de junio de 1966. Surgido co­mo depresión tropical en el Golfo de Honduras, describió una trayectoria al norte nordeste y norte, para cruzar sobre la entonces Isla de Pi­nos y La Habana.

Produjo pérdidas de consideración en la agricultura de las provincias occidentales y sus vientos huracanados dañaron de forma apreciable el servicio eléctrico y el arbolado de la capital.

También figura la tormenta tropical Agnes, la cual pasó al oeste y muy cerca del Cabo de San Antonio el 17 de junio de 1972, y cuya ex­tensa área de nublados ocasionó intensas lluvias  y la crecida de ríos y arroyos en buena parte del archipiélago cubano.

Muchos pinareños recordarán los torrenciales aguaceros asociados al paso relativamente cercano del huracán Alberto por los mares  próximos a la costa norte de Pinar del Río, a principios de junio de 1982, que provocó una de las mayores inundaciones registradas en esa ciudad, así como en las localidades de Isabel Rubio y Guane.

Al margen de que el número de ciclones con nombre (reciben denominación cuando alcanzan la fuerza de tormenta tropical) sea menor o no al reportado en las cuatro temporadas precedentes, lo importante es ser previsores y ejecutar de manera oportuna las acciones dirigidas a salvaguardar la vida humana y proteger los recursos de la economía ante cual­quier evento meteorológico que pueda pre­sentarse.

Nombres de los ciclones tropicales para esta temporada:

Arthur, Bertha, Cristóbal, Dolly, Edo­uard, Fay, Gonzalo, Hanna, Isaías, Josephine, Kyle, Laura, Marco, Nana, Omar, Paulette, René, Sally, Teddy, Vicky, Wilfred.

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Manuel López Oliva dijo:

1

30 de mayo de 2014

08:28:23


Amigo Orfilio. Es muy valiosa tu labor de crear conciencia ecologista y de prevención ante lo destructivo de ciertos fenómenos naturales. Pero lo cierto es que aún el Estado no ha comprendido del todo que urge establecer un atlas nacional de zonas vulnerables a nivel de poblaciones y campos. En la misma capital del país hay varias, como es el caso de una que tengo al lado, cuya proyección tiene diveras consecuencias para la población y la economía estatal:me refiero al área baja de inundaciones, con tragantes de agua frecuentemente tupidos y tuberias afectadas, del lugar del reparto Santos Suárez en 10 de Octubre donde pasa un río subterráneo que parece estar bloqueado(?) y hace retroceder el agua lluvia hacia las viviendas. También es un río que a veces convierten en sumidero de basura....Y las entidades estatales correspondientes( Aguas de La Habana, Aguas Negras, Comunales, etc) -algunas ya con hermosos proyectos de solución- no hacen nada al respecto:solamente decirlo. Únicamente ETECSA, con sus carros y trabajadores, tiene que pasarse el tiempo sacando agua de los conductos soterrados que se inundan, con afectaciones para teléfonos y medios de telefonía que son bien caros. Pero ese no hacer nada y justificarse con nuestra pobreza, ni localizar de modo central el problema, se preproduce como inercia y equívoco en diferentes ámbitos del territorio cubano. Por eso es tan importante tu trabajo periodístico:porque revela, advierte y señala hacia posibles futuras tragedias. Te mando mis saludos de siempre.

Mario Y Capote dijo:

2

30 de mayo de 2014

13:35:27


Vivo en Pueblo Nuevo Municipio Centro Habana, zona de inundacion ,los tragantes en muchas calles estan tupidos. incluye los del parque La Normal en la calle Manglar y existe muchos escombros y basuras que no se recogen y se une la indiscipaina social que tiran cualquier cosa para la calle,.es necesario que los que tiene la responsabilidad de limpiar los tragantes,destupir las tuberias, recoger la basura y lo hagan.Mario

liudnay dijo:

3

3 de junio de 2014

14:27:28


mis condolencias paro pinar

sandra dijo:

4

9 de junio de 2014

13:56:04


Los fenómenos naturales, digase ciclones de todas las categorias, han azotado y azotaran a nuestra bella isla por su ubicación geográfica por eso se deben tomar todas las medidas para minimizar el efecto de estos fenómenos. La temporada ciclónica comienza el 1 de Junio hasta el 30 de Noviembre, ya estamos en Junio y por los comentarios expuestos, continuan tragantes tupidos, rios convertidos en vertederos, no he visto movimiento de poda de arboles que destrozan el tendido electrico y caen sobre las casas cuando comienzan las ráfagas de vientos. Es necesario esperar a que estemos en medio de un evento para ponernos a hacer lo que no hicimos antes?, quien responde por las millonarias pérdidas materiales que se originan por no cumplir lo que está establecido? quien responde cuando la caida de un arbol(que no fue podado cuando correspondia) ocasiona la pérdida de una vida? porqué los organismos encargados de cumplir y hacer cumplir las disposiciones no lo hacen cuando corresponde. Un huracan ocasiona daños millonarios y nosotros tenemos bastante experiencia, recientemente el Sandy desrtruyó a Santiago de Cuba, Holguin etc, entonces trabajemos para que hechos asi no se repitan, no nos podemos dar el lujo de erogar financiamiento para arreglar la destrucción de un evento meteorológico porque no hagamos lo que nos corresponde a cada uno en el momento apropiado. Tenemos que preveer, Rubiera fue claro al decir que aunque no se avisora una temporada muy activa, no es motivo para confiarnos porque basta con uno solo que pase por nuestro territorio o muy cernano a él para que se nos compliquen las cosas.

Lissette dijo:

5

18 de junio de 2014

11:03:51


Orfilio muy interesante su trabajo periodístico,pero tenemos que ser muy críticos con el estado de saneamientos tanto por el organísmo responsable como por particulares,y quiero hacer una pequeña reflexión¿Por qué al pasar uno de estos fenómenos naturales por nuestros territorios no se reponen los daños que ocasionan a la flora?Es triste ver como son arrancados los árboles de raíces de nuestras avenidas ,bosques o poblaciones y no se reponen y si alguno lo podemos recuperar son talados sin ninguna consideración.Slds