
Las Tunas.— No es casual ni improvisado, el empeño que ponen especialistas de distintos sectores en esta provincia, para incrementar de forma cooperada el cuidado y protección de los manglares frente a la nociva acción en que suelen incurrir algunas personas.
La tala desordenada e ilegal de esa planta para actividades como el curtido de pieles o con otros fines similares, se inscribe como una indisciplina desde el punto de vista social, pero también como praxis que perjudica directamente al medio ambiente y a los ecosistemas costeros.
Aunque aisladas, situaciones así en zonas pertenecientes al municipio de Jesús Menéndez dejaron clara, por una parte, la capacidad que sí tiene cualquier territorio para actuar a tiempo y, por otro lado, cuán saludable resulta prever acciones para impedir que daños de esa índole puedan carcomer progresivamente a municipios con costas, como es el caso de Puerto Padre y Manatí (ubicados también al norte de la provincia) o Jobabo, Colombia y Amancio en el sur.
Según el criterio de directivos y estudiosos, el embate de los huracanes, penetraciones del mar y otros fenómenos naturales, provocan sobre los manglares daños que esa planta supera sobre la base de su capacidad natural de recuperación; algo muy difícil o imposible cuando la causa está en la acción depredadora, negligente e irresponsable del ser humano.
Contrario a ello, la provincia lleva adelante un programa de reforestación en las zonas donde más necesidad y mejores condiciones hay para repoblar áreas mediante la siembra de esa especie. Según explica Osleidys Seoane Ríchardson, directora del Servicio Estatal Forestal en la provincia, Las Tunas tiene hoy más de 31 mil hectáreas cubiertas por bosques de mangle, concebidos como productores, para agua y suelo, protectores del litoral (la mayor parte) y de conservación.
Medios de prensa, audiencias públicas para un mejor ordenamiento y disciplina en el litoral, junto a otros espacios para la información y participación consciente de la población, han reiterado la necesidad de cuidar y proteger las dunas en playas y costas de todo el país.
A favor de la salud de los manglares, sin embargo, no se ha hecho igual hincapié, aun cuando estos absorben toneladas de dióxido de carbono, devuelven grandes volúmenes del oxígeno que imprescindiblemente requerimos todos para vivir, sirven de seguro refugio de fauna, devienen reservorio natural y productivo para especies como el ostión, a la vez que constituyen una permanente barrera para la protección de recursos como el agua y los suelos, cada vez más en peligro a pesar de su determinante rol en la producción de alimentos y para la vida en general.



















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Omar dijo:
1
12 de mayo de 2014
14:50:12
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