Aunque su andar es pausado, "mira" hacia adelante como quien desafía las circunstancias, y bien vale una sonrisa verlo: muy seguro de sí mismo, retando el futuro, soñando su porvenir. Lleva en sus manos las herramientas cómplices de un triunfo indudable; porque más que una condición humana, es la aptitud la que lo hace progresar y observar aquello que ojos comunes no pueden.

Reiniel Guzmán Frómeta tiene 15 años y cursa el 10˚ grado en el preuniversitario Jesús Suárez Gayol, en La Habana. Se trata de una escuela normal, como cualquiera otra de la capital cubana. Sus relaciones con los demás compañeros son muy buenas, su rendimiento académico, óptimo, y el desenvolvimiento social, excelente. Para algunos profesores, es el mejor estudiante del grupo; para la mayoría, el alumno más integral de la escuela. ¿Limitaciones? Ninguna Bueno, sí, es ciego.
Pero más allá de eso, Reiniel es un ejemplo de lo que puede lograrse si existe una adecuada imbricación escuela-familia para la exitosa inclusión en la sociedad de personas con algún tipo de discapacidad. Después de una formación escolar que abarcó desde la edad prescolar hasta el 9˚ grado en la Escuela Especial para Niños Ciegos y con Baja Visión Abel Santamaría, en la Ciudad Escolar Libertad, en la capital cubana, Reiniel estaba listo para transitar al sistema de enseñanza general: dominaba las técnicas de orientación y el sistema Braille de lectura y escritura. Actualmente sus resultados son alentadores.
"En este centro aprendí los primeros pasos que me sirvieron para transitar a un centro de la enseñanza regular. La calidad de los profesores es excelente y el cambio no me fue difícil. Siempre he contado con el apoyo de todos, en todas partes; y aunque no sé qué voy a estudiar, tengo muy claro que quiero ingresar a la Universidad", confiesa Reiniel.
Según José Manuel Pérez López, director de la escuela Abel Santamaría, el objetivo esencial es dotar a los niños de destrezas que les permitan integrarse plenamente a la sociedad, aun con sus limitaciones, de manera que estas no entorpezcan el éxito en sus vidas privadas o profesionales.
UNA ESCUELA PARA LA INCLUSIÓN SOCIAL
El centro estudiantil Abel Santamaría es amplio, muy ventilado, y cuenta con espacios al aire libre para la dispersión y la movilidad. Dispone de 56 profesores y una matrícula de 97 niños, de los cuales 30 son ciegos completamente y el resto padece de 29 tipos de enfermedades visuales, entre las que sobresalen la catarata y la miopía. También hay 13 con retraso mental asociado, algunos con sordoceguera, y otro con autismo.
"Nosotros trabajamos con los programas de la educación general; solamente cambiamos los métodos, procedimientos y métodos de enseñanza. Un niño aquí incorpora los mismo conocimientos y en igual tiempo que uno de la enseñanza general. la preparación similar.
"En cuanto llegan a dominar las técnicas de orientación y saben manejar el bastón, podemos hablar de la posibilidad de integrarlos a la otra enseñanza. A los niños con baja visión se les entrena para que utilicen su capacidad visual con alta eficiencia y la pongan en función de su aprendizaje y de la vida social.
"Una vez que transitan al otro sistema, nos convertimos en un centro de seguimiento y apoyo: se les facilitan todos los medios para el éxito total en la otra escuela. Igualmente, capacitamos a los maestros. Hasta el momento, ninguno de los 79 niños integrados ha tenido que regresar a nuestra institución; y pensamos incorporar 14 estudiantes el próximo curso a la educación general. Actualmente hay 18 jóvenes ciegos cursando estudios universitarios en la capital, con muy buenos resultados académicos", sostiene el Director.
Con el propósito de alcanzar los mayores niveles de inclusión, el centro posee cuatro talleres que les permiten desarrollar habilidades manuales a aquellos que presumiblemente no puedan incorporase a un preuniversitario.
A pesar de los objetivos centrales de la escuela, el Director explica que el principal obstáculo para la transición del joven a la enseñanza general viene de algunos padres, quienes consideran que sus hijos van a salir mejor preparados si culminan todos los años en ese centro.
Sin embargo, profesores de esa institución coinciden en que el proceso de socialización pasa necesariamente por la vinculación con personas que no padezcan esas limitaciones. Es por ello que el claustro trabaja muy coordinadamente con la familia, con el propósito de enseñarles las mejores vías de enseñanza para que los niños aprendan a desenvolverse de manera individual.
ÚTILES A LA SOCIEDAD

La Educación Especial en Cuba constituye uno de los principales desafíos para el sistema educativo en la isla caribeña, en tanto supone la especialización de maestros y el uso de materiales e implementos que en muchos casos resultan costosos. Aun así, existe en la escuela Abel Santamaría la iniciativa de crear medios de trabajo con los recursos disponibles y vincular a los propios estudiantes en la búsqueda de alternativas. De esta forma, confeccionan atriles con cartón, cuadrículas de matemáticas, o emplean otras variantes.
Desde hace más de 50 años el Estado cubano potencia de manera exitosa la inclusión social de las personas discapacitadas, e insiste en la necesidad de que la sociedad los acepte con sus limitaciones y vean en ellos una opción para el desarrollo de la mayor de las Antillas.
Según Geraldina de las Mercedes González, psicóloga de profesión y ciega por naturaleza, las personas que consideran que una discapacidad es limitante para aportar a la sociedad están equivocadas, pues esos pensamientos no son más que "barreras psicológicas, que hacen más daño que las barreras arquitectónicas. Cuando se nos dan las posibilidades de desenvolvernos socialmente lo conseguimos de manera exitosa; lo tratamos de hacer de la mejor manera posible.
"Y quisiera dejarles este mensaje a aquellas personas que nos pudieran subvalorar en algún momento: somos seres humanos iguales que los demás, con una forma diferente de adquirir información, a través del canal auditivo y táctil; pero contamos con las mismas potencialidades desde el punto de vista intelectual. Merecemos también compartir un poco de la felicidad de aportar y ser útiles a la sociedad", resalta Geraldina, con una mirada húmeda que contrasta con la lejanía en que posa la vista, como quien puede ver más allá del horizonte.



















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Eduardo dijo:
1
10 de mayo de 2014
05:27:00
NELY MONSALVE dijo:
2
30 de mayo de 2014
21:03:16
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