ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Aprender jugando es una de las premisas de la educación en la Casa del niño y la niña. 

Justo en la esquina de Espada y Vapor, en pleno Centro Habana, cada día se hacen milagros. Es la complicidad de la risa, de la libertad de jugar y ser feliz, y aprender, y cantar; la razón de ser de ese lugar, al que llaman la Casa del niño y la niña.

En realidad, es la casa de todos; aunque sean los más pequeños los protagonistas. Hay allí un poco de magia que hace revivir en los padres, en la gente del barrio, en quien la visita, ese pequeño que llevamos dentro. Es la mejor de las casas porque su inquilino permanente es la alegría.

Llegamos hasta ella en medio de las acciones por la jornada Maternidad y paternidad responsable, que organiza el Centro Nacional de Educación Sexual y con la cual colaboran otras instituciones.

El Grupo de Estudio de Familias, del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), nos convocó a una tarde de intercambio con los niños de esta comunidad, mediante el desarrollo de un taller de dibujo donde los infantes recrearían a su familia realizando la actividad que ellos eligieran. Primero dibujar, nos explicó la investigadora del CIPS Yanel Manreza Paret. “Luego, en un segundo momento, el grupo analizará los dibujos de los niños, de modo que volvamos a convocar, pero esta vez también a los padres y podamos intercambiar con ellos, retroalimentarnos de los resultados de los análisis”, nos dice.

Porque esta iniciativa se propone explorar las dinámicas familiares y los diferentes contextos de influencia que tienen los pequeños y sus familias en la comunidad. Comparar los resultados entre territorios también es un propósito, porque este no será el único taller que organicen. Cayo Hueso, el Cerro, Vedado-Malecón, La Lisa, Playa, son algunos de los territorios que forman parte de esta actividad, que busca escuchar, interactuar y fomentar en madres y padres la responsabilidad en la crianza de los hijos.

La casita de la calle Vapor fue el escenario escogido para ese taller. Pero hay mucho más en este lugar, que viene a ser el corazón del barrio. “Es un espacio de creación y sueños”, nos cuenta la investigadora María del Carmen Espinosa, quien dirige el taller de transformación integral de Cayo Hueso y es fiel colaboradora de la casa.

Así conocemos que surge en 1999 por un interés social, porque había muchos niños jugando en la calle. “El gobierno de Centro Habana nos dio a un grupo de investigadores el local y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) en Cuba nos suministró el mobiliario”, dice María del Carmen.

“A partir de ahí, los niños son los protagonistas. Basados en la educación popular y con un enfoque de género, surgen diferentes talleres y concursos donde los más pequeños aprenden jugando”.

Historia de la localidad, Deberes y derechos del niño, Martí con nosotros por los caminos de la Edad de Oro, Niños y niñas en acción al rescate del planeta azul, artes plásticas, música, literatura, teatro y artes marciales, conforman las opciones de las que los pequeños de Centro Habana pueden disfrutar en este centro.

“Totalmente gratuito”, insiste la profesora Xiomara Leiva, otra de las colaboradoras de la Casa y quien imparte un taller de literatura. Menudo privilegio el de estos niños, que cuentan con las enseñanzas de la autora de los primeros versos que muchas generaciones de cubanos aprendimos. Esos que homenajeaban al Che y hablaban de “dos goticas de agua clara”…
“Aquí los niños aprenden sobre los valores, la educación formal, las maneras de conducirse y actuar en la sociedad y también a apreciar su historia y lo que tienen”, nos dice Xiomara.

En la Casa del niño y la niña, esa que queda en la calle Vapor, no se escatima el tiempo de dedicación a los más chicos. Abierta de lunes a lunes. Allí asisten jóvenes como el instructor de arte Omar González, que ofrece cada uno de sus sábados al taller de artes plásticas que imparte, aunque el resto de la semana trabaje con estudiantes de una secundaria básica.

Allí, madres como la de la adolescente María Elena Sarría, sueñan con que su niña llegue a cursar estudios en San Alejandro.

Porque en la Casa del niño y la niña, el mejor de los motivos es el amor.

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María Linares Leliebre (Profesora) dijo:

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11 de abril de 2014

16:53:18


Cuántos recuerdos lindos tengo de esa casa!!!! , qué bueno que continúa dando esas cosas lindas para la formación de los niños cubanos. mis saludos de todo corazón desde acá, Brasil