
JOBABO.— Para Las Tunas no es nuevo el fenómeno, ni siquiera reciente. Su históricamente pálido régimen de precipitaciones ha coqueteado durante décadas con otras adversidades asociadas a la inexistencia de grandes ríos, bajos niveles de boscosidad, fuertes vientos sobre un relieve llano que no siempre “atrapa” a las nubes en su rápido avance sobre el territorio, temperaturas altas, discreto manto freático…
Esa sumatoria de recurrentes realidades —frente a las cuales no queda otra opción que prepararse bien y con suficiente tiempo— han venido tensando el panorama en varias zonas.
Jobabo emerge, sin embargo, como el municipio más perjudicado, en medio de una situación sin precedente como consecuencia del colapso, hace cuatro semanas, de la presa El Lavado: principal fuente para el abasto al poblado cabecera.
“La perforación de cuatro pozos para asegurar bombeo y organizar mejor la distribución por circuitos, nos ha permitido cierto alivio pero no soluciona el problema” —explica Omar Morales Soria, director del Centro de gestión para la reducción de riesgos.
Por ello, más de una veintena de medios (carros cisternas, tractores con pipas e incluso vehículos de tracción animal) intervienen en el tiro de agua a un número que supera las 28 000 personas, el grueso de ellas dentro del perímetro urbano.
De acuerdo con declaraciones de especialistas de la delegación provincial del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, el colapso de la mencionada presa ha generado incluso apoyo con medios desde la cabecera provincial (a casi 50 kilómetros) y otros pertenecientes a organismos asentados en los municipios de Colombia y Amancio Rodríguez, en el extremo sur del territorio.
El uso del ferrocarril, mediante los dos primeros viajes, se ha revelado también como una alternativa viable para trasladar el preciado líquido desde puntos aún no deprimidos, hacia los estanques de la potabilizadora, con vista a su bombeo hasta un tanque elevado y la consiguiente distribución por la red.
El ciclo de siete días que hoy fijan esas variantes para el abasto, torna más tenso el panorama para muchas familias que nunca habían enfrentado una coyuntura igual, y por tanto no disponen de recipientes para almacenar suficiente agua.
Aún así, en opinión del doctor Alberto Riñagk, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular, “los habitantes de Jobabo, incluidas sus áreas rurales afectadas, merecen el más profundo y sincero reconocimiento por la comprensión que han demostrado frente a esta contingencia, por la forma en que están cooperando y por el modo en que se mantienen atentos a las informaciones que estamos ofreciendo por la radio comunitaria local acerca del abasto de agua y las orientaciones desde el punto de vista higiénico y sanitario.”
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Andrés R dijo:
1
9 de abril de 2014
10:34:25
Pastor dijo:
2
9 de abril de 2014
13:24:26
pi-3,14 dijo:
3
10 de abril de 2014
14:15:46
Pepe dijo:
4
10 de abril de 2014
18:24:40
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