GÜINÍA DE MIRANDA, VILLA CLARA.— Si como expresara Félix Varela, la gloria de un maestro es hablar por boca de sus discípulos, Leidy Martínez Barreras, la maestra de La Sabana, intrincada comunidad perteneciente al Plan Turquino villaclareño, puede estar satisfecha con la labor realizada.
En la pequeña escuelita rural ubicada en la punta de una loma cercana a Güinía de Miranda, primer poblado liberado por el Che en Las Villas, ella cautiva a padres y alumnos con sus enseñanzas y maneras de actuar.
La forma de vestir, los buenos modales que la caracterizan, el trato cortés y los vastos conocimientos que destila en cada palabra, hacen intuir al visitante que estamos en presencia de una Maestra, con mayúsculas.
Las palabras del pequeño Yusbel Vera Castiñeiras, alumno de segundo grado, denotan cuánto quieren a la educadora. “Ella es muy buena con nosotros y nos enseña cosas muy bonitas de la historia y de la naturaleza”, señala.
Por su parte Andy Lázaro Canto Monteagudo, de tercer grado, puede hablar de Martí y de Maceo con una autoridad que asombra; y Yeleny Pérez Martínez, de segundo, dice que cuando sea grande quisiera ser maestra como la profe Leidy. Entonces, pensamos, por algo será.
UNA TUNERA EN GÜINÍA
Hace más de 20 años que un maestro y guajiro villaclareño, flechó el corazón de Leidy Martínez Barreras, quien entonces residía en Las Tunas, trayéndola a vivir al poblado de Güinía de Miranda, perteneciente al municipio de Manicaragua, donde fundó familia y comenzó a tejer una linda historia como educadora.
Como le gustan tanto los niños, prefirió siempre trabajar en la educación primaria, especialmente en las escuelas rurales de la zona, donde la enseñanza es multígrado, es decir, alumnos de diferentes grados en una misma aula.
“He trabajado en varias escuelas de la comunidad con estas características, una tarea compleja pero que tiene sus encantos. Los niños y los padres de estos lugares tienen una nobleza y una humildad muy grande, lo cual te motiva a trabajar con ellos”, señala Leidy.
Expresa, asimismo, que la misión requiere un esfuerzo adicional, porque debe recorrer todos los días unos tres kilómetros para llegar hasta La Sabana, travesía que realiza casi siempre a pie, o en algún medio que le dé un aventón.
También, desde el punto de vista pedagógico, trabajar a la vez con niños de primero a cuarto grados en una misma aula resulta complejo, lo cual requiere maestría y mucha profesionalidad para poder atenderlos a todos a la vez, reconoce la educadora.
Aquí han sido decisivos el apoyo y la unidad del colectivo pedagógico, integrado además, por dos instructoras de arte, la profesora de computación y uno de Educación Física y ajedrez, quienes vienen a la escuela determinados días de la semana, explica.
Menciona, igualmente, las buenas relaciones con la comunidad, en especial con la directiva de la CPA Ángel Bombino, cuya presidenta, Ismeisy López Moreno, está al tanto de todas las necesidades de la escuelita.
Al despedirnos del lugar, la maestra nos puso la mano en el hombro para decirnos: se pasa trabajo, no crea, pero esta profesión nos da también muchas satisfacciones.



















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Odilso Rocha dijo:
1
29 de marzo de 2014
16:28:00
Nénuc dijo:
2
29 de marzo de 2014
16:16:11
Miguiel A. García Rodríguez dijo:
3
29 de marzo de 2014
22:31:17
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