ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
La maestra Leidy, uno de esos evangelios vivos de los que habló José de la Luz y Caballero. Foto: del autor

GÜINÍA DE MIRANDA, VILLA CLARA.— Si como expresara Félix Varela, la gloria de un maestro es hablar por boca de sus discípulos, Leidy Martínez Barreras, la maestra de La Sabana, intrincada comunidad perteneciente al Plan Turquino villaclareño, puede estar satisfecha con la labor realizada.

En la pequeña escuelita rural ubicada en la punta de una loma cercana a Güinía de Miranda, primer poblado liberado por el Che en Las Villas, ella cautiva a padres y alumnos con sus enseñanzas y maneras de actuar.

La forma de vestir, los buenos modales que la caracterizan, el trato cortés y los vastos conocimientos que destila en cada palabra, hacen intuir al visitante que estamos en presencia de una Maestra, con mayúsculas.

Las palabras del pequeño Yusbel Vera Castiñeiras, alumno de segundo grado, denotan cuánto quieren a la educadora. “Ella es muy buena con nosotros y nos enseña cosas muy bonitas de la historia y de la naturaleza”, señala.

Por su parte Andy Lázaro Canto Monteagudo, de tercer grado, puede hablar de Martí y de Maceo con una autoridad que asombra; y Yeleny Pérez Martínez, de segundo, dice que cuando sea  grande quisiera ser maestra como la profe Leidy. Entonces, pensamos, por algo será.

UNA TUNERA EN GÜINÍA
Hace más de 20 años que un maestro y guajiro villaclareño, flechó el corazón de Leidy Martínez Barreras, quien entonces residía en Las Tunas, trayéndola a vivir al poblado de Güinía de Miranda, perteneciente al municipio de Manicaragua, donde fundó familia y comenzó a tejer una linda historia como educadora.

Como le gustan tanto los niños, prefirió siempre trabajar en la educación primaria, especialmente en las escuelas rurales de la zona, donde la enseñanza es multígrado, es decir, alumnos de diferentes grados en una misma aula.

“He trabajado en varias escuelas de la comunidad con estas características, una tarea compleja pero que tiene sus encantos. Los niños y los padres de estos lugares tienen una nobleza y una humildad muy grande, lo cual te motiva a trabajar con ellos”, señala Leidy.
Expresa, asimismo, que la misión requiere un esfuerzo adicional, porque debe recorrer todos los días unos tres kilómetros para llegar hasta La Sabana, travesía que realiza casi siempre a pie, o en algún medio que le dé un aventón.

También, desde el punto de vista pedagógico, trabajar a la vez con niños de primero a cuarto grados en una misma aula resulta complejo, lo cual requiere maestría y mucha profesionalidad para poder atenderlos a todos a la vez, reconoce la educadora. 

Aquí han sido decisivos el apoyo y la unidad del colectivo pedagógico, integrado además, por dos instructoras de arte, la profesora de computación y uno de Educación Física y ajedrez, quienes vienen a la escuela determinados días de la semana, explica.

Menciona, igualmente, las buenas relaciones con la comunidad, en especial con la directiva de la CPA Ángel Bombino, cuya presidenta, Ismeisy López Moreno, está al tanto de todas las necesidades de la escuelita.

Al despedirnos del lugar, la maestra nos puso la mano en el hombro para decirnos: se pasa trabajo, no crea, pero esta profesión nos da también muchas satisfacciones.

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Odilso Rocha dijo:

1

29 de marzo de 2014

16:28:00


Ante todo felicitar el buen articulo y de paso el valor humano de esta noble profesora, pero quisiera saber si podría ayudarla con una bicicleta para que su trayecto sea menos duro, bueno si existe una vía para que ella pueda transitar en bicicleta, vivo en Canadá y me gustaría que me enviaron sus datos a mi correo para escribirle o si ustedes pueden ayudarme a comunicar con ella... Muchas gracias un abrazo. Mi correo. artemiocanada@gmail.com..

Nénuc dijo:

2

29 de marzo de 2014

16:16:11


Cuánta razón y cuánta consagración de esta educadora multígada y de serranía: "se pasa trabajo pero nos da también muchas satisfacciones". Fui maestro rural de escuelas multígrados en tiempos donde el mismo maestro cubría la Educ. Física, cultivaba el arte y no había computación. Ya estoy jubilado y siento en mis sentidos el saludo infantil, el porvo de las tizas, el olor de los textos, el acto de fin de semana donde, después de bajar la bandera, los varones me daban la mano y las niñas un beso como despedida. Que decir de los padres, siempre interesados en saber cómo avanzaban sus hijos y cómo ayudar al maestro. También en buenos aprietos me metían al solicitarme resolver problemas contables y locales, (estoy hablando del período inicial después del triunfo de la Revolución) A Leidy, mi felicitación y a todos aquellos maestros que lo ejercen en Cuba. Un fuerte abrazo.

Miguiel A. García Rodríguez dijo:

3

29 de marzo de 2014

22:31:17


Me alegro que publiquen cosas como esta pues eso eleva lel prestigio de nuestro magisterio. Debe hacerse de forma más sistemática. Felicidades para Leidy Martínez por esa hermosa labor que realiza en una zona del Plan Turquino dando lo mejor de sí; pero debe tenerse en cuenta que en nuestro país hay muchas o muchos Leidys.