ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Demasiadas imágenes insólitas -como para tenerlas y guardarlas- debió haber visto ese niño que a lomo de caballo acompañó a su padre ganadero, en un tiro de reses del Camagüey natal hasta Bayamo.

Foto: González, Yordanka

Los regalos de la naturaleza son tantos en tan largo tramo, que la impresión debió ser grande en el infante, y aunque en su corta vida se había tomado apenas una foto, en lo adelante la vocación le hizo negar la herencia del lazo y la montura por algo más cercano al arte de atrapar instantes.

Quizás fue ese deseo la causa del embeleso que provocaba en el niño Ismael González, la imprenta frente a la cual pasaba y se detenía cada noche. Tanto fue que terminó de ayudante y aprendiz en tiempos libres, y se hizo casi operario, y por una mejor paga pasó a otra como cajista.

“Al menos ya era un gráfico, sin retorno posible a la ganadería; pero sin sospechar todavía que una conversación casual con un fotógrafo, miembro del mismo sindicato, me abriría las puertas a lo que definitivamente fui”.
Ismael González González ya está jubilado, pero no logra alejarse demasiado ni por tanto tiempo de una cámara fotográfica. Esa profesión lo consagró por casi cuatro décadas en el ejercicio periodístico, con tan buen saldo, que en días recientes mereció el Premio de Periodismo Rubén Castillo Ramos por la Obra de la Vida, que otorga la UPEC de la provincia de Granma.

“Comencé y terminé aquí mi vida de fotorreportero, quizás por ese bichito innato de volver a Bayamo, la tierra de mis primeros pasos en el oficio; pero el grueso del tiempo, casi 30 años, lo viví en la redacción del diario Granma.

“Todo fue resultado de la cobertura de la zafra del 70 acá, en el oriente cubano. Muy poco tiempo llevaba de experiencia con una cámara en mano, pero el trabajo gustó mucho y fui recomendado por los periodistas a la dirección del rotativo nacional, en cuya redacción empecé en 1971.

“No me lo creía, pues todavía recordaba la conversación casual con aquel fotógrafo que me confirmó que sí, que en su estudio necesitaban otros, pero los preferían con alguna experiencia, y no aprendices ni novatos. Fui a la entrevista diciendo que sabía… y me aceptaron.

“Ahora estaba en el principal diario de Cuba, en sus laboratorios, con hombres que ya eran leyendas del lente, pero encontré un espacio.

“Tuve grandes satisfacciones, entre ellas mi primer trabajo con Fidel. Nos encontrábamos haciendo un reportaje en el Escambray, a una brigada de caminos de montaña, y de pronto llegó el Comandante. “Además de las fotos oficiales, publicadas al día siguiente, recuerdo con celo aquellas que tomé del Jefe en estrecha confianza con los obreros, compartiendo a pico de botella con los constructores, probando el congrí sobre el caldero al lado de la cocinera, comiendo en una bandeja mientras conversaba. Fue sin dudas un momento de singular trascendencia en mi carrera.

“Luego vinieron otros, desde los años en que fui parte del equipo de prensa del primer nivel, hasta las coberturas a las misiones cubanas en Angola, Nicaragua, Mozambique, Guyana, Granada, Argelia, y República Saharauí, e incluso una campaña de pesca en el Atlántico Central.”

Ismael cuenta el pasado como si fuera hoy, y se burla del tiempo cuando sin reparos salta del antes al ahora. En su conversación la fotografía es un motivo omnipresente, y si de ayer le queda el recuerdo fresco de tantos años dedicados al periodismo, hoy lo retroalimenta en la satisfacción de ver algo de herencia en su labor.

Desde las páginas de Cubadebate, el hijo Ismael Francisco, con su sagacidad al lente, hace una reverencia profesional al legado del padre; mientras el nieto de dos años, cámara en mano, ya encuadra, exige una postura y oprime el obturador.

“Esta familia y la fotografía han sido mis dos grandes regalos. La primera, que siempre comprendió y toleró las prolongadas ausencias, e hizo posible que me hiciera un profesional de la segunda.”

De niño, entre Camagüey y Bayamo, quizás no imaginó nunca lo que llegaría a ser; pero algo más debió imaginar, y bastante, pues esa cualidad le sería imprescindible en el futuro. Lo dijo él mismo:

“La fotografía es un arte, aunque sea para informar, aunque intervenga una máquina; porque como un pintor, depende sobre todo de la imaginación”.

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rfs dijo:

1

17 de marzo de 2014

10:29:23


Ismael, de esas personas que nos les importa lo califiquen de “artista” siempre será un artista que logra captar bonitas fotografías, importantes fotografías, históricas fotografías. Modesto, compañero. Suerte la mía, de haberlo conocido.

Patricio Fernández dijo:

2

17 de marzo de 2014

10:54:05


Quiero celebrar el arte que tienen los Cubanos al momento de expresar... A este colega que lo hizo, lo hace y lo hará con su camara al Alzar, porque el Arte trasciende y tan los años sólo lo pueden reflejar... Dado que se me permite me gustaría consultar sobre la oportunidad de ir a trabajar como fotógrafo si existe la posibilidad? Desde ya muchas gracias por permitirnos difundir y expresar...

Juvenal dijo:

3

17 de marzo de 2014

11:54:28


Muy merecido el premio. No solo a la obra de la vida como fotoreportero, como fotógrafo de prensa, sino como revolucionario, como padre de familia. Tuve la dicha de compartir el mismo colectivo y siempre fue imprescindible, aglutinador, y hacedor de acciones que lo hacían merecedor de la amistad y el cariño de todos.

Eneida dijo:

4

18 de marzo de 2014

20:34:22


Muchas felicidades Ismael.