HOLGUÍN.— Constructor de pura cepa, Ramón Antonio Martínez Aguilera vive apegado al código de calidad y buen gusto que le enseñaron los maestros. Si alguna analogía acepta con respecto a su oficio, es la de cirujano plástico, porque le apasiona la restauración de edificaciones.
Al frente de una brigada de la Empresa Constructora del Poder Popular, restablece las características arquitectónicas de una vivienda de estilo ecléctico, levantada ocho décadas atrás. Su experiencia y conocimientos sobre añejos métodos constructivos permitieron salvar la fachada principal de la edificación con una propuesta elogiada por arquitectos.
"Cuando te enfrentas a una obra nueva, tomas el proyecto y lo sigues al pie de la letra. Pero en casos como este, te topas con una serie de prácticas profesionales por lo general olvidadas, que debes tener en cuenta para respetar los criterios del constructor original que nos legó cultura y oficio", explica cubierto de polvo proveniente del desconchado de las paredes.
Tras un intento por hacerle revelar las obras en las que ha participado, evita el tema por temor a dejar alguna fuera de la lista. Pero los integrantes de la "cuadrilla" que dirige tras ser contratado después de acogerse a la jubilación, mencionan algunas. Y él evoca el salvamento de la fachada de la sede provincial de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, que se desplazó peligrosamente mientras acometían la construcción del bulevar de la ciudad de Holguín.
"En medio de fuertes aguaceros fueron hechas grandes excavaciones en la calle, paralelas al edificio, lo cual provocó que la pared frontal se corriera unos 3 cm hacia una zanja. Para evitar el derrumbe hubo que extraer el agua acumulada, colocar bloques, una maya doble de acero y verter gran cantidad de concreto. Comenzamos a las 7 de la mañana y terminamos a la 1 de la madrugada. Al final tuvimos que reajustar las juntas del piso del portal".
Salieron airosos porque trabajaron en equipo, con organización y disciplina. Muchos de los problemas actuales de las obras son resultado de la falta de exigencia y control, dice.
"También carecemos de inversionistas con dominio de la actividad. Otros ponen poco interés; llegan con el proyecto, dan una vuelta y se pierden, sin dar oportunidad a hacerles consultas. Esa deficiente fiscalización pone en aprietos a las inversiones. Nuestra empresa tiene algunas obras contratadas con Salud Pública y por suerte veo mayor comprobación de la marcha de los proyectos".
Llegar temprano al sitio de trabajo y marcharse cuando la tarea del día está concluida lo aprendió tan pronto se hizo constructor, allá por 1972, al desmovilizarse del Servicio Militar e ingresar en una escuela, en Mantilla, en La Habana, don-de lo prepararon integralmente durante un año.
"Las clases teóricas y prácticas marcharon de la mano. Al graduarte tenías que ser capaz de hacer todas las actividades, por eso hoy me desempeño como jefe de obra, albañil, carpintero, plomero, electricista. Como operario de la construcción puedo hacer casi todo. Creo que el sector debe recuperar esa forma de preparación de la fuerza de trabajo.
"Debemos concentrarnos en el tema de la honradez, con el fin de evitar el desvío de recursos y cumplir los horarios de labor. Es importante inculcar el respeto a los compromisos, de manera que las obras sean acometidas y concluidas en los plazos establecidos. También debemos mantener la guerra abierta contra las chapucerías; antes de pensar en cumplir las normas técnicas hay que dar conocimientos a los operarios, sobre todo en momentos en que aparecen nuevos materiales de construcción".
Asevera que no le pesan sus 70 años de edad porque los ha vivido en constante creación, como le han reconocido varias veces. La última ocurrió a finales del pasado año, al ser incluido en la lista de 150 personalidades de todas las profesiones y oficios de Holguín, homenajeadas por las principales autoridades políticas y del Gobierno de la provincia.
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