Desde lejos se les veía corretear. Eran la única imagen alentadora en el parque de diversiones José Martí, de Alamar, aquel domingo 19 de enero. A pesar del fuerte sol del mediodía, los niños jugaban entre ellos como forma de "matar" el aburrimiento. No son muchas las ofertas de recreación infantil en el lado este de la capital.
Una rápida mirada bastó para asegurarnos de que la mayoría de los aparatos del parque distaba de funcionar. Solo dos cuentapropistas, operadores de equipos de recreación infantil, ofrecían sus servicios a los pequeños: manejar maquinitas y brincar sobre un inflable.
Los niños eran pioneros de sexto grado de la escuela Mártires de Tarará, y visitaban la instalación como una de las actividades por la Jornada Martiana. Con sincero pesar, la alumna Dora Pérez comentó que habían ido a montar los aparatos, pero encontraron que ninguno servía. "Montamos varias veces en los otros (cuenta propia), pero ya no tenemos dinero. Cada vuelta en una maquinita vale cinco pesos". Al igual que los pioneros, otros visitantes encontraron también un parque sin vida.
Apenas unas horas más tarde, del mismo día, en el otro extremo de la ciudad, la situación era diferente. Aunque lejos de la perfección, el parque temático Isla del Coco, en el municipio de Playa, ofrecía servicios a niños y adultos. Había bastante afluencia de público, ofertas gastronómicas y un aceptable número de equipos funcionando. En similares condiciones estaba el Jalisco Park, del Vedado.
En cambio, a media mañana del domingo 26 de enero, el parque infantil Elpidio Valdés, el mayor y mejor equipado en Guantánamo, se encontraba prácticamente sin visitantes. Más de dos horas después de abierto, solo se habían vendido 11 papeletas para montar en los aparatos. En el día precedente las ventas totalizaron 26 papeletas, lo que viene a confirmar la pobre asistencia de personas al lugar.
Ante este dispar panorama, varias son las inquietudes surgidas en torno al funcionamiento de este tipo de instalaciones. ¿Qué entidades se encargan de su mantenimiento? ¿Por qué las diferencias entre los servicios que ofertan? ¿Qué opiniones tiene la población sobre ellas? Granma salió en busca de estas y otras respuestas.
GESTIONES PARA NO DESCARRILAR

Con el objetivo de que avancen sin dificultad las acciones que se llevan a cabo en la capital para que los parques de diversiones funcionen como es debido, existe un programa de recuperación, reparación y mantenimiento técnico que entre sus prioridades tiene a Isla del Coco, Mariposa (Parque Lenin) y el José Martí, que son las instalaciones de mayor complejidad tecnológica.
Cada mes este cronograma es chequeado por los organismos rectores: el Consejo de la Administración Provincial (CAP) y el Ministerio de Industrias (MINDUS). A la primera entidad se subordina la Unión Provincial de Comercio y Gastronomía, y a esta pertenecen las empresas Recreatur y Parque Lenin.
Ambas se encargan de administrar parques representativos de La Habana, garantizar el estado óptimo de sus aparatos y las ofertas gastronómicas. Recreatur es responsable de Isla del Coco, Jalisco Park, Candado Park del Mónaco, Nené Traviesa y el José Martí; mientras que el Parque Lenin atiende al Mariposa.
Por lo general, del mantenimiento técnico de los aparatos se encargan algunas entidades del MINDUS, previo contrato con Recreatur y Parque Lenin.
De todas estas instalaciones, es el parque de diversiones José Martí, del municipio de La Habana del Este, el de peor estado técnico. Sus 11 aparatos se encuentran todos paralizados debido a la obsolescencia y al alto nivel de corrosión acumulado por la cercanía al litoral. Sus más de cuatro décadas de explotación y la tecnología diferente a la instalada en otros parques, dificultaron la importación de piezas similares.
A la paralización también contribuyó la falta de atención de las entidades anteriormente en-cargadas de su mantenimiento, luego de que la instalación fuera trasladada desde Tarará hasta Alamar. Y es que, según cuenta Pedro Bousquet, director de Recreatur en La Habana, cuando esa entidad asumió el parque, los equipos ya tenían un estado técnico pésimo, y el anfiteatro, las cafeterías, las áreas de recreo y la jardinería mostraban síntomas de descuido.
Pero tal parece que, para alegría de los niños, este panorama cambiará en los próximos meses. Recreatur contrató a fines del pasado año la reparación del José Martí a la UEB Vanguardia Socialista, de la empresa metalmecánica Enrique José Varona, del Grupo Empresarial SIME, del MINDUS.
"Propusimos a Recreatur tener funcionando en la semana de receso escolar de abril cuatro equipos: la noria inclinada, el trineo gigante, el elefante y los aviones caza. Para ello nos dimos a la tarea de defectar, pintar, recuperar piezas, rescatar elementos mecánicos, y hoy esa ejecución está a un 60 %", explicó Maritza Hechevarría, jefa del grupo técnico productivo de la UEB Vanguardia Socialista.
Dijo, además, que otros dos equipos están incluidos en una segunda etapa de reparación (maquinitas y escarabajos), cuando se concluyan los cuatro anteriores. La meta es llegar a julio con ocho aparatos trabajando, en de-pendencia de que se logren los recursos necesarios.
Las acciones de la UEB Vanguardia Socialista se concentran, por el momento, en la puesta en marcha de los aparatos, no de las restantes áreas del parque. Al respecto, José Antonio González, vicedirector de Recreatur, indicó que primero priorizaron el proyecto de reparación, y después el de recuperación, remozamiento del inmueble, reparación de cafeterías y cerca perimetral. "Dos proyectos que suman cerca del millón de pesos".
El hecho de que el parque José Martí fuera incluido recientemente en un sistema de financiamiento, que posibilitará también la compra de piezas de repuesto en el exterior, es muestra del interés que existe por recuperar este parque de diversiones. Hasta el momento la reparación se hace con los recursos comprados en el mercado nacional. De ahora en lo adelante, la Unión Provincial de Comercio y Gastronomía, del Ministerio de Comercio Interior, correrá con el financiamiento de las labores de recuperación.
UNA ISLA PARA DIVERTIRSE
Los técnicos del parque Isla del Coco también llevan a cabo acciones de reparación en algunos de los equipos que se encuentran paralizados. Durante la estancia de estos reporteros en la instalación, funcionaban 12 de sus 18 aparatos, para poco más de un 60 % de disponibilidad técnica.
Aunque el estado de opinión recogido allí fue positivo, María Ester Alfonso Hernández no se explica "cómo pueden existir equipos sin funcionar, con la entrada de dinero que proporciona este lugar, pues los precios son más elevados que en otros parques" (entre dos y seis pesos cada aparato).
Mientras, Yanelis Pacheco se refería a que para los niños más pequeños siguen disminuyendo las opciones, pues "los elefantes, por ejemplo, están rotos, y el barco pirata también".
En este sentido, explicaron directivos y técnicos de la UEB de Servicios Técnicos que atiende este parque y el Mariposa (parque Lenin), de la empresa Enrique José Varona, que cinco de los aparatos requieren piezas de importación. Señalaron que los recursos deben arribar al país antes del mes de junio, gracias a que Isla del Coco cuenta también con financiamiento para ello.
La estrella interprise, el tren loco, el luchador valiente, los carros locos y el barco pirata esperan por piezas específicas, de alta tecnología, que necesariamente requieren de importación, pues no se fabrican en Cuba. Una espera que para algunos de estos equipos acumula ya varios años. ¿La razón? Según Pedro Bousquet, director de la empresa provincial Recreatur, muchos de los equipos tienen componentes de diversas partes del mundo y su complejidad tecnológica dificulta el proceso de importación y la reparación de algunos.
El ingeniero José Ángel Téllez, jefe técnico de este parque, confirmó que las demoras en la importación de las piezas se deben fundamentalmente a las especificaciones de las mismas, que no son convencionales ni producidas en serie, y tienen que cumplir determinados requisitos, como ser proporcionadas por la casa que fabricó el equipo.
Mejor suerte parece correr el pulpo elefante, que para inicios de marzo deberá estar funcionando, aseguraron los directivos y técnicos de esta UEB, tras recibir una reparación general de más del 50 %, y ser certificada su seguridad y calidad por entidades como el Centro de Aplicaciones Tecnológicas y Desarrollo Nuclear (CEADEN), del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
Téllez destacó que los equipos de Isla del Coco se enfrentan a dos problemas fundamentales: el alto grado de corrosión y deterioro que implica estar cerca del mar, y el hecho de que los aparatos tienen una alta complejidad en cuanto a registros electrónicos.
"Mantener estos parques no es fácil. En nuestras manos está garantizar la seguridad de quienes vienen a recrearse, por eso el mantenimiento tiene carácter preventivo. Aunque el equipo esté funcionando, si le corresponde los cambios y la reparación, se le ejecuta. Y eso está cronometrado mediante un programa de mantenimiento anual que coincide con las inspecciones del CEADEN, para detener el funcionamiento del equipo una sola vez".
Ciertamente resulta una tarea titánica mantener un alto nivel de disponibilidad técnica, si se tiene en cuenta el elevado nivel de explotación, sobre todo en verano, y los más de siete años de servicios.
"En un año gastamos entre 800 mil y un millón de dólares para mantener los parques que atendemos: Isla del Coco y Mariposa. Para tener una idea, solamente un variador de frecuencia, está en el orden de los 30 mil dólares, y es una pieza esencial de equipos como el luchador valiente, muy demandado por el público", puntualizó José Antonio Sadín, director de esta UEB de Servicios Técnicos.
JALISCO, NO TE RAJES
El Jalisco Park es el parque de diversiones más antiguo de la capital y uno de los más emblemáticos. No por pequeña resulta desconocida esta instalación, inspiradora de un tema musical compuesto por uno de los trovadores más reconocidos de la música cubana, Carlos Varela. Ubicado en la céntrica calle 23, en el Vedado, viene a ser una de las opciones más atractivas para los niños y padres de todas partes de la ciudad.
En el momento de la visita de Granma, la mayoría de los aparatos se encontraban funcionando, solo la montaña rusa y la estrella esperaban por las piezas necesarias para su funcionamiento. Los esfuerzos de sus trabajadores por mantener activos aquellos aparatos de hierro, sometidos a la desgastadora in-fluencia del clima, eran palpables en el parque. También el apoyo de la Empresa de Construcciones Metálicas y Eléctricas COMELEC, integrada al Grupo Empresarial de la Industria Alimentaria, contratada por Recreatur para las reparaciones de mayor envergadura que requiere el Jalisco.
"El año pasado pintamos todos los aparatos. Pero el parque está ubicado al aire libre, cuando llueve se mojan los equipos y se van deteriorando. Estamos haciendo gestiones para ver si nuevamente los pintamos", comentaba Mayra Hechevarría, su administradora durante los últimos ocho años.
Lo cierto es que, al igual que en Isla del Coco, la alegría infantil era quien protagonizaba aquellas jornadas de montaña rusa, carruseles, caballitos, maquinitas, galletas y chocolate, felicidad compartida por padres y demás miembros de la familia.
PONERLE SABOR A LA AVENTURA
Además de los aparatos, las confituras son muy perseguidas por los infantes. Degustar una africana, un caramelo, mientras se hace la cola para montar los botecitos en Jalisco Park, o la montaña rusa en Isla del Coco, calma la ansiedad de los infantes por "navegar" o admirar la ciudad desde la altura.
Durante el recorrido de este diario por los parques habaneros se pudo comprobar que, de manera general, este aspecto no constituye un talón de Aquiles. Incluso en el José Martí, donde ninguno de los aparatos funciona y por ende, tiene pocos visitantes, se encontraba una cafetería abierta con ofertas gastronómicas.
Al pensar en el gasto económico que debe hacer una familia cubana cuando visita alguna de estas instalaciones, nos surgió una interrogante: ¿por qué los precios de las confituras, alimentos y bebidas que se expenden en establecimientos estatales de esos parques no son más diversificados, teniendo en cuenta el público al que están dirigidos; como también debiera serlo el alquiler de los aparatos de los parques Isla del Coco y Mariposa (dosseis pesos), tal y como ocurre en el Jalisco Park (0.50 centavos)?
En ambos parques temáticos —Isla del Coco y Mariposa— el mantenimiento técnico de los equipos se sustenta, en gran medida, en el volumen de ingresos aportado por la gastronomía que se oferta en estos lugares.
Pedro Bousquet, explicó que aunque los precios establecidos para disfrutar de los equipos no son bajos, "los ingresos por este concepto no resultan suficientes por sí solos para el mantenimiento técnico de estos parques de alta tecnología, que llevan piezas muy caras, por eso nos apoyamos en la gastronomía".
"Ejemplo de ello es Isla del Coco, nacida como una unidad presupuestada hace casi siete años. En el 2013 la asumimos con una deuda que impactó en nuestros resultados económicos. Ahora estamos adoptando decisiones para mitigar las pérdidas, y una de ellas es tratar de generar mayor volumen de ingresos a partir de lograr mayor variedad de ofertas gastronómicas", agregó Bousquet.
No obstante, bien se podría apostar no solo a elevar el precio de las ofertas, sino también a la variedad de estas y a diversificar además lo que se paga por ellas. Precios más asequibles para todos los bolsillos acercarían mucho más al público y contribuirán también a recaudar mayores utilidades.
Parques como el Jalisco Park se valen, además, de los ingresos por concepto de realización de actividades infantiles y alquiler de local para cumpleaños, algo que debería explotarse más en todos los casos.
Respecto al tema de las ofertas gastronómicas, Granma encontró opiniones desfavorables en el parque infantil La Maestranza, en La Habana Vieja, donde el domingo 19 de enero a las cuatro de la tarde las cafeterías se encontraban cerradas.
Ana Cisneros, vecina de la zona que trajo a divertirse a su nieta, indicó que allí todo estaba bien, salvo que faltaban las confituras para los niños. "No hay nada que comer ni beber, se acaba todo temprano y hay que estar comprandole a los revendedores por los alrededores. Tres o cuatro meses atrás, esto era diferente".
Por su parte, Lien Israel Díaz comentó que el parque está bastante bueno, y que su niño se divertía, "pero las ofertas gastronómicas sí están escasas, no hay ni agua. Deberían mejorarlo". Situación impensable en un establecimiento repleto de niños y al que le restaban al menos dos horas para cerrar.
Peor situación muestra la provincia de Guantánamo, donde el desabastecimiento de confituras y refrescos, junto a la obsolescencia de los equipos y la carencia de financiamiento para inversiones, constituyen aspectos de los que más inciden en el correcto funcionamiento de los parques infantiles.
Según Lendy Castillo González, jefe del departamento de Áreas Verdes, Parques y Flores en la Dirección Provincial de Servicios Comunales de este territorio oriental, en los pocos parques guantanameros donde están creadas las condiciones para ofrecer servicios gastronómicos, el abastecimiento deja mucho que desear.
El caso más evidente lo constituye el parque Elpidio Valdés, con más de tres décadas en explotación, que atraviesa por un momento crítico en cuanto a la asistencia de niños y familiares, debido, entre otros elementos, al pobre abastecimiento de confituras y refrescos por el Grupo Empresarial de Comercio.
"Solo en fechas especiales, como el Día de los Niños, recibimos una cantidad aceptable de galletas, peters, pellys, sorbetos, caramelos y refrescos, renglones que en su mayoría se producen en la provincia y tienen presencia estable en otras instalaciones", destacó Lázaro Basulto Rojas, especialista en recreación al frente del parque.
Explotar entonces con mayor inteligencia este espacio, que puede llegar a ser el preferido de muchos niños a la hora de divertirse, constituye una asignatura pendiente para las autoridades que se saben responsables de este asunto. Las mismas que tienen la obligación de desarrollar una mejor gestión y uso del presupuesto asignado para que la escasez de ofertas no se convierta en el talón de Aquiles.
Pero no se trata solamente de algo válido para Guantánamo. Más allá de equipos de diversión o de una surtida oferta gastronómica, el aprovechamiento real de estos espacios pasa además por el esfuerzo intersectorial de las instituciones culturales y deportivas, que tienen en los parques escenarios propicios para la socialización de una recreación sana. La presentación de grupos de teatro o la celebración de competencias deportivas, por solo citar dos ejemplos, deberían ser también, "ofertas" asiduas para los niños.
ANTE NUEVOS AIRES, PRESERVAR LA TERNURA
La inserción del trabajo por cuentapropia en la sociedad cubana, se ha reflejado también en los parques de diversiones de las diferentes ciudades, e incluso en la improvisación de otras áreas destinadas al disfrute de los más pequeños, formadas exclusivamente por cuentapropistas.
En Isla del Coco, por ejemplo, a la alegría de poder montar por los visitantes equipos tan demandados como la montaña rusa o el carrusel, se sumaban sugerentes ofertas como inflables, maquinitas eléctricas, camas saltarinas o vueltas dentro de enormes pelotas sobre el agua, fruto de la iniciativa de los 23 trabajadores no estatales insertados en este sitio hace ya tres años.
Pedro Bousquet, director de Recreatur, aseguró a nuestro diario que "el cuentapropismo constituye una opción complementaria, que ha venido a ofrecer servicios que no teníamos y que gustan a la población. Los trabajadores cumplen con sus aportes y espacios asignados, y se han integrado a los diferentes colectivos laborales con coherencia y armonía".
Igual opinión sostuvo Annia Massino, directora del Parque Lenin, quien se refirió a la inserción positiva de los cuentapropistas en el complejo recreativo. "Hoy tenemos en nuestras áreas 45 trabajadores no estatales entre "caballeteros" (personas que alquilan caballos), vendedores de productos artesanales, fotógrafos, y vendedores de juguetes artesanales. Hemos creado carpas para ellos y caracterizado los espacios dedicados a cada actividad para que no entorpezcan la de los equipos del parque".
Agregó que la dirección del centro es estricta con las ilegalidades, las indisciplinas y el impago de sus tributos.
Un trencito y varias maquinitas andan hoy por el Mariposa contribuyendo a brindar un servicio que había desaparecido por el deterioro de los equipos similares a estos. Al respecto, Yuneisy Hernandez Rodríguez, subdirectora de esa instalación, reconoce que estas ofertas son valoradas sobre todo por los niños de entre dos y cinco años.
No obstante, coincidieron los entrevistados, la línea a seguir es recuperar los equipos propios de las instalaciones, y no solo sustituirlos por los cuentapropistas, de modo que se amplíe la variedad de ofertas.
Otra es la situación del parque Elpidio Valdés, de Guantánamo. Hace alrededor de dos años, sus aparatos fueron arrendados a trabajadores no estatales, quienes con mucho esfuerzo han garantizado el funcionamiento de la mayoría de ellos, a pesar de sus más de tres décadas en explotación.
Rafael Ángel Ferret y Aroldo Martínez, dos de los beneficiados con esa medida, se enfrentan a diario a la baja concurrencia de niños. El precio de las papeletas subió a dos pesos, en lugar de uno, pero es el desabastecimiento gastronómico la causa de que sea, prácticamente, un sitio fantasma.
El Jalisco Park también ha recibido con agrado las nuevas formas de actividad no estatal. Mayra Hechevarría, administradora de la instalación, reconoce que estas resultaron "un gancho para nosotros, que ha vuelto más atractivo el parque, si bien todos los niños no tienen la posibilidad de montar con ellos, pero para ellos tenemos nuestros aparatos, con precios más baratos".
"Hay 12 trabajadores no estatales que se han insertado en actividades con carritos, venta de juguetes artesanales, inflables, todos registrados legalmente", dijo Hechevarría.
Muchas de las opiniones de la población recogidas durante nuestros recorridos, coincidían en destacar lo novedoso de las actividades ofertadas por los trabajadores no estatales. Sin embargo, otras opiniones, como las de la lectora Roxanne Castellanos Cabrera, encienden una alerta que recae directamente en valores esenciales de la sociedad por la que Cuba apuesta.
Refiere Castellanos Cabrera que el pasado 25 de diciembre fue con sus hijos, de siete y tres años, y con su esposo al Jalisco Park.
"Se hace habitual que además de los aparatos, los niños incluyen en el paseo dar saltos en los inflables (5 CUP por 10 minutos) y montar en los carritos eléctricos (antes 5 CUP por 2 vueltecitas, hoy 5 CUP por solo una vueltecita). Los padres sabemos que el paseo se encarece bastante, pero los dejamos disfrutar", cuenta la lectora.
"Mi niña termina su vueltecita en la moto eléctrica y me pide que le tome una foto, pero cuando me dispongo a accionar la cámara me detiene la voz de la cuentapropista que reclama: ‘Son otros 5 pesos si quiere tirarle fotos’. Fue mi corazón quien habló primero cuando le dije: ‘Oiga, ¿hasta la ternura tiene ya un precio en el Jalisco Park?’ y para corroborarlo escuché por respuesta: ‘Imagínese, hay que pagar la licencia’. Y aunque la frase además de fría, resultaba ser un insulto a la inteligencia media del cubano (a), no le dije nada al respecto.
"Fue mi razón la que indagó: ¿Y a qué se debe el pago, si la cámara es mía? Sorprendida escuché la explicación acerca de las dos licencias que poseía la ‘dueña’: una para la explotación de los carritos y otra para usar los carritos en fotografías".
Cuestiona entonces Castellanos "¿cómo era posible que cobrara por tomarle fotos a los niños en los carritos, al terminar la vuelta, ya bien pagada? ¿Por qué se habilita una licencia cuyo resultado será, que haya que pagar por tomarles fotos a los niños, en los mismos implementos que ya son objeto de explotación y ganancias económicas?"
Este equipo de reporteros, como parte del recorrido por el Jalisco Park, se dirigió a entrevistar a la trabajadora no estatal sobre la que se emitió la queja referida. La misma, se negó a continuar la entrevista cuando fue fotografiada por este diario.
En este sentido, la administradora de la instalación refirió que en el parque "no había ninguna cuentapropista que tuviera licencia para tirar fotos".
De manera general, el trabajo por cuenta propia ha sido bien recibido en estas instalaciones y generado un conjunto de ofertas para nuestros niños que sin duda enriquecen el panorama recreativo cubano hoy. Sucesos como el narrado anteriormente dejan entonces mucho que desear y una lección clara: no puede "descarrilarse" la ternura, y por ello todos tenemos que velar.
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hallel dijo:
1
6 de septiembre de 2015
21:01:43
hallel dijo:
2
6 de septiembre de 2015
21:03:12
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