
CAMAGÜEY.— Un pequeño complejo industrial lechero, fruto de acciones conjuntas entre organizaciones internacionales y la Empresa Láctea de Camagüey, beneficiará con sus nuevas producciones a los pobladores del municipio de Esmeralda.
La planta, con capacidad para procesar diariamente 4 200 litros de leche, da solución a un problema que parecía eternizarse en el tiempo: para pasteurizarla, había que llevarla hasta Florida, distante a unos 50 kilómetros del norteño territorio.
"La utilidad es neta: ahora se enfría toda la leche que se acopia, se reducen las pérdidas por acidificación, crecen los niveles de entrega y se produce, además, queso y yogur natural", explica Lisvardo Martínez Cruz, administrador de la entidad.
A ello se suma la disminución del número de rutas de recogida, con la instalación en las zonas de Jigüey, Palma City y Yagrumas, de tres centros de acopio de leche refrigerada equipados con laboratorios de aceptación-rechazo del alimento.
REALIDAD VS. UTOPÍA
La minindustria esmeraldense es, quizás, el hecho más visible de un empeño iniciado hace tres años, cuando se hicieron coincidir los fondos financieros, el talento científico y el esfuerzo de mucha gente para desafiar imposibles y obstáculos de todo tipo.
Se trata del proyecto de colaboración Fortalecimiento de la cadena de valor de la leche (FOCAL), que tuvo como socios de ejecución a Care Internacional, Oikos (Portugal), la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA) y la Sociedad Meteorológica de Cuba, coauspiciado por la Unión Europea.

De manera simultánea se trabajó en las provincias de Camagüey (Esmeralda y Jimaguayú) y Sancti Spíritus (La Sierpe y el municipio cabecera), con el propósito de mejorar la disponibilidad y calidad de la leche, a través de un modelo piloto sostenible de integración a ciclo cerrado de la cadena productiva.
El proyecto incorporó, además, una estrategia de adaptación a las condiciones locales de variabilidad climática y transfirió buenas prácticas relacionadas con la equidad de género y la aplicación de tecnologías amigables con el medio ambiente.
"Fueron tres años en que logramos conformar una gran familia, no exenta tampoco, como pasa en cualquier hogar, de choques y discusiones, pero ahí están los resultados", asegura satisfecha Guadalupe González, funcionaria de Care en Cuba.
CALIDAD = BENEFICIO ECONÓMICO
Uno de los asuntos más importantes asumidos fue la creación, a instancia municipal, de un mecanismo efectivo de coordinación, a través de la gestión articulada, integradora y participativa de todos los que intervienen en el segmento de producción, acopio, procesamiento y comercialización de la leche.
"El nivel de consenso logrado, unido a la instalación de centros de enfriamiento con sus respectivos laboratorios en las unidades productivas, permitió reordenar y reducir en muchos casos las rutas de acopio del alimento", informa Robiel Hernández Rodríguez, director nacional del proyecto.
Tales acciones estuvieron acompañadas por la implantación de un sistema de gestión de la calidad, que comprende la higiene en el ordeño, las pruebas en los centros colectivos de acopio y el muestreo durante la recogida por los camiones de la industria láctea, en algunos de los cuales se instalaron cisternas isotérmicas.
"Usted no se imagina cuántos disgustos y malentendidos nos hemos quitado de arriba. Ahora el vaquero se esmera más en el trabajo, pues conoce cada día la calidad de la leche que entrega y cuál será su precio", comenta Isel Galindo Cruz, presidente de la Cooperativa de Crédito y Servicios Evelio Rodríguez Curbelo.
Algo sumamente alentador para una CCS que aspira a entregar a la industria este año más de un millón 350 mil litros de leche, cifra que significa el 48 % de lo que acopia la Empresa Agropecuaria de Jimaguayú, según Humberto Tuero González, director de la entidad.
LA FINCA: NÚCLEO DECISIVO
Todas las vaquerías incluidas en el proyecto, que solo en Camagüey se extendió a nueve UBPC y una CCS, fueron beneficiadas con la rehabilitación de las áreas de ordeño y naves de sombra, y la entrega de sistemas de riego, molinos de viento y máquinas forrajeras.
Además de mejorar la infraestructura de las unidades, se avanzó también, sobre la base de la capacitación de los productores, en la creación de nuevas áreas de pasto, de acuerdo con el tipo de suelo y las condiciones climáticas de cada lugar.
El cambio, sin embargo, no se centró solo en el aporte de recursos: la paciente labor de especialistas y asesores estuvo dirigida a dejar atrás el em-pirismo y recuperar los controles técnicos en cada finca, única manera de poder evaluar su progreso en el orden productivo y la eficiencia económica.
"Nada de esto hubiera sido posible sin la decisiva y entusiasta participación de otros actores, como la Dirección de la Agricultura, la Universidad de Camagüey, el Centro Integrado de Tecnologías del Agua y la Estación de Suelos y Forrajes", refiere Norbys Hidalgo Álvarez, coordinador provincial de FOCAL.
De las transformaciones ocurridas puede dar fe Jorge Miguel Abréu Brown, administrador de la UBPC Frank País, de Esmeralda, quien ahora aprecia otra manera de actuar en sus trabajadores, "la gente se siente importante con lo que hace y está contenta porque no se pierden o se penalizan los frutos de su trabajo".
"META VOLANTE" EN EL CAMINO
Como diría uno de los coordinadores municipales de FOCAL, el cierre exitoso del proyecto es apenas una "meta volante" en el camino, una etapa vencida, que en modo alguno significa contentarse con lo logrado y no hacer mucho más por acercarse a las potencialidades existentes en cada lugar.
Ese es el principal reto hacia el futuro, encaminado a consolidar una genuina cadena lechera a ciclo cerrado en Cuba, que abandone los enfoques sectoriales y se eslabone de manera efectiva para que todos halen parejo en pos de la seguridad alimentaria local y nacional.



















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