ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Personas con falta de solvencia económica o casos sociales críticos acceden a los subsidios que otorga el Estado. Foto: Miguel Febles Hernández

A Balbina Masyoán Quirós, residente en Camagüey, la vida la ha puesto a prueba más de una vez: sola ha tenido que criar a dos de sus hijos con problemas de salud en una vetusta vivienda que hace poco más de cinco años los vientos del huracán Ike se encargaron de derrumbar totalmente.

"Con el dinero que recibo como madre cuidadora —comenta— jamás habría podido enfrentar la construcción de mi casa. Gracias al subsidio que me otorgó el Estado, las cosas van mejorando. No han pasado dos meses y ya usted ve cómo se ha avanzado".
A pie de obra tiene los bloques, el cemento y las cabillas, entre otros recursos indispensables para que no detenga su trabajo Fernando Reyes Mesa, el albañil que contrató con el dinero asignado para ello.
Sin dudas, el otorgamiento de subsidios a personas naturales para la realización de acciones constructivas en las viviendas ha significado una importante vía para enfrentar la compleja situación en que se halla el fondo habitacional del país.
Este programa —aprobado en enero del 2012 por el Consejo de Ministros con el objetivo de autorizar el financiamiento con cargo al presupuesto del Estado, a las personas con falta de solvencia económica para realizar acciones constructivas en su vivienda— resulta de gran impacto no solo entre aquellos que han sido beneficiados directamente, sino entre las miles de familias que todavía viven en facilidades temporales y que fijan en él sus esperanzas de volver a tener un hogar.
A poco más de dos años de implementado, un equipo de Granma investigó cómo se está comportando la experiencia en las provincias de Camagüey, Pinar del Río, Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo.
¿OFERTA = DEMANDA?

Con un subsidio que solo comprendía los materiales, ahora Amparo necesita que le incluyan el pago de la mano de obra. / Foto: Eduardo Palomares

"Hace rato que en el punto de venta no hay arena, tuve que pedirla prestada mientras llega la que me toca", comenta Balbina. Realidades como la suya se repiten una y otra vez en las provincias visitadas, donde las cifras denotan que no todo marcha bien. Así lo prueba el hecho de que más de 600 personas que han sido subsidiadas en Pinar del Río, todavía no han iniciado la primera acción constructiva. Al cabo de 24 meses, se han concluido los trabajos en 454 viviendas.
Para Oscar Yumar, director provincial de Vivienda en Vueltabajo, el principal motivo del atraso radica en la disponibilidad de materiales.
"En sentido general, hemos afrontado dificultades con el acero, la carpintería, los elementos de techo, el enchape, y también con los áridos para la fabricación local de bloques".
No se trata, aclara el funcionario, de que no lleguen las cantidades asignadas, sino de que estas son insuficientes, de acuerdo con la demanda.
Mario Andrés Hernández, a cargo de la actividad de subsidios en la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda, en la capital pinareña, añade nuevos elementos: "El año pasado, por ejemplo, esperábamos terminar 140 viviendas, pero solo llegamos a 96, fundamentalmente debido a la falta de materiales. Ahora mismo, tenemos alrededor de 40 prácticamente paralizadas por algún recurso".
Ante esa realidad, los Consejos de la Administración Municipales han indicado la protección de los subsidios, de manera que al menos el 40 % de los recursos que reciben los territorios se destinen a ellos. No obstante, Oscar Yumar advierte que "eso no es suficiente".

De acuerdo con los análisis del Consejo de la Administración Provincial (CAP) en Holguín, los problemas mayores están en la baja capacidad para producir en cada localidad los áridos, sobre todo arena y piedra.
Archi Felipe Lam Ayala, vicepresidente de la Asamblea Provincial del Poder Popular y responsable de la esfera constructiva en la provincia holguinera, precisa que hubo momentos —sobre todo en la etapa inicial de aplicación— en que los Consejos de Administración Municipal aprobaban los subsidios solo si contaban con el financiamiento necesario para ello.
"Posteriormente pasó la Contraloría General de la República, revisó el proceso y encontró que se violaba la política establecida, en virtud de la cual deben recibirse todas las solicitudes y evaluarlas. Finalmente se aprobaron muchos casos aunque no existiera financiamiento.
"Un grupo de ellos se corresponden con la etapa anterior a Sandy. Pero desde que comenzó el proceso de recuperación tras su paso, se otorgaron 1 784 subsidios a damnificados, con un monto de 6,8 millones de pesos".
Holguín —expresa— dio un salto en la producción y venta de materiales de construcción. Al concluir el 2013 se llegó a 118 surtidos, lejos de los 40 reportados en la arrancada. "Nos planteamos vender a los establecimientos del Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) productos por valor de 13 millones de pesos y llegamos a unos 15. Se insistió en que los territorios entregaran el 70 % de sus producciones para las ventas liberadas. Al mismo tiempo productores y comerciantes conciliaron las necesidades, teniendo en cuenta lo que quedaba en los almacenes".
De ese modo, señala, se incrementaron las ventas de bloques (1,6 millones de unidades), arena y piedra (28 mil y 35 mil metros cúbicos, respectivamente), así como de elementos de pisos (cerca de 50 mil metros cuadrados), pero se agotaron enseguida por la alta demanda.
En esta provincia —según el propio Archi Felipe— se han otorgado más de 4 200 subsidios a casos sociales críticos y a damnificados de Sandy y de otros eventos meteorológicos anteriores. De ellos, han terminado sus viviendas cerca de 1 000.
"Es obvio que debemos producir localmente mayor cantidad de materiales de la construcción, lo cual es posible porque tenemos capacidad instalada. Todo depende del chequeo y la incentivación del programa. Se trata de producir constantemente, vender en la misma medida a los establecimientos de Comercio, de manera que estos los oferten de forma liberada y obtengan el dinero que va al presupuesto del Estado, que a su vez lo dedica a los subsidios".
La directora de la Empresa Municipal de Comercio de Báguanos, en Holguín, Ania Pérez Escalona, ha enfrentado frecuentemente el malestar de quienes acuden a los puntos de venta una vez beneficiados con los subsidios y no encuentran lo que buscan, sobre todo arena artificial.
"La demanda de acero es muy alta y hubo algunos problemas a principios del año 2013" —indica Pérez Escalona—. "Luego mejoró el suministro, pero no alcanza, sobre todo para levantar las viviendas que sustituyen a las derrumbadas totalmente. Sin embargo, los elementos de techo (zinc y fibrocemento) no constituyen una preocupación".
Los Consejos de la Administración Municipal (CAM) y las direcciones de la Vivienda y Co-mercio a ese nivel, chequean las indicaciones para atender correctamente esos casos en los puntos de venta.
René Mesa Sánchez, administrador del que está ubicado en el ferrocarril, en el municipio de Holguín, constituye un buen ejemplo. "Los expedientes de los subsidiados que han acudido están actualizados, por eso conocemos lo que compraron y lo que necesitan", explica.
"Actualmente a algunos de los damnificados por el huracán Sandy les faltan componentes de las redes hidráulicas y eléctricas porque la Empresa Universal no los suministró. De acuerdo con nuestra práctica, les avisamos a los beneficiarios a través del teléfono o de mensajeros en la misma medida en que nos asignan los recursos.
"Los subsidiados en general están preocupados porque hay recursos muy escasos como la arena artificial —agrega Mesa Sánchez—, porque el plan que tiene la Empresa de Ma-teriales de la Construcción con Comercio está por debajo de las necesidades de la gente. Entonces la solución es reservarla para ellos, razón por la que no puedo venderla a otros clientes que también la necesitan. La cabilla sí se nos ha suministrado con mayor regularidad, igual que el cemento P 250".
La holguinera Mirlanda Oro González, beneficiada con más de 60 mil pesos para reponer la vivienda que Sandy le destruyó, da fe del buen trato recibido. "Me otorgaron el subsidio en enero del 2013 y adquirí el techo de zinc, el cemento y las cabillas sin contratiempos. Para que la casa esté completa faltan algunos elementos de plomería y electricidad, que compraré tan pronto lleguen al punto de venta, porque la administración guarda lo que he necesitado y me comunica el momento de ir a comprar".
Por su parte, en Santiago de Cuba, ante la magnitud del golpe propinado por el huracán Sandy en el fondo habitacional, donde quedaron afectadas 171 mil 380 viviendas, incluyendo 15 mil 889 totalmente derrumbadas, fueron establecidas por el país soluciones financieras que abarcaran el mayor número posible de damnificados, según señala Gilberto Romero Saunder, vicepresidente del Consejo de la Administración Provincial del territorio.
Estas medidas propiciaron que hasta mediados de enero último se concedieran más de 614 millones de pesos para beneficio de 156 mil familias, por las diferentes vías de financiamiento establecidas.
"Con ello —reconoce—, es cierto que ha surgido un problema, al otorgarse los créditos o subsidios, y no contamos con los materiales suficientes para ir cerrando cada caso, pero aunque a algunos les falte arena, a otros acero o ventanas, la gente va adelantando, sabe que su solución está más cerca.
"Tenemos que hacer un esfuerzo mayor en la producción de materiales, incluso existe un programa inversionista que aportará más áridos, bloques y otros recursos; y mientras llegan los medios vamos distribuyendo según la ficha técnica y las prioridades a mujeres con niños pequeños, embarazadas, ancianos y discapacitados.
"Además —agrega—, debido a que los subsidiados son las personas más desprotegidas y muchos viven solos, se impone que junto a la ayuda con brigadas estatales, en la transportación de los materiales y la realización de cada trámite, marche la solidaridad de los familiares y vecinos de cada lugar".
Uno de esos casos podría ser Alcibíades Márquez Díaz, residente del Reparto Municipal en Santiago de Cuba, quien obtuvo un subsidio por reparación general de la vivienda ascendente a 85 mil pesos, que comprende aceros, áridos, muebles sanitarios, instalación eléctrica, bloques y otros medios; y a quien a sus 83 años le han resultado muy difíciles las gestiones del transporte.
DE DIFICULTADES Y DESACIERTOS
A las dificultades para adquirir algunos materiales en el momento en el cual el beneficiario los necesita, también se le suman los problemas con la contratación de la mano de obra, la no existencia de medios de medición para la venta de áridos y cemento a granel —y los que se tienen no están verificados ni calibrados, por lo cual no son confiables— y otras irregularidades relacionadas con la información que necesita la población para realizar los trámites correspondientes para obtener los subsidios.
"Las palas que emplean parecen cucharas de tomar sopa, cuando las que están establecidas son más grandes", sostiene Balbina Masyoán, residente en Camagüey.
Por su parte, la agramontina Virgen Aldana González, cuya vivienda no pasa de los cimientos, comenta que tuvo problemas con el albañil contratado, razón por la cual es ahora su hijo quien asume la construcción.
Mucho más compleja resulta la situación de Amparo Carbonell Delisle, residente en el Re-parto Flores en Santiago de Cuba, quien recibió uno de los primeros subsidios concedidos en el 2012, pero como para entonces no se incluía la posibilidad de pagar con ese dinero la mano de obra, desde hace meses guarda los materiales que con sus 96 años, sin hijo alguno y una baja asistencia social, adquirió y aún no ha podido utilizar.
Teniendo en cuenta que posteriormente el país aprobó que en los subsidios se contemplara el pago por la mano de obra y la transportación, entonces casos como los de Amparo deberían ser reevaluados. Incluir a personas como ella sería la reafirmación del sentido de justicia que animó lo aprobado por el Gobierno central.
Durante los debates en comisiones que tuvieron lugar en la pasada Asamblea Nacional del Poder Popular, los diputados pusieron sobre el tapete un grupo de insuficiencias presentes en la implementación de este programa, entre las cuales se encontraban la situación con los precios de determinados materiales, pues aún quedan algunos cuyo valor de uso o calidad no se corresponde con el precio establecido; los problemas de funcionamiento en las tiendas y puntos de ventas.
Resultaba preocupante, además, el crecimiento de los inventarios de productos de len-to movimiento que son generados por la poca relación entre utilidad, calidad, y el precio. Asimismo, se señalaba que el sistema de transportación de materiales de la industria a los establecimientos presenta problemas, lo cual dificulta la información estable a la población y los niveles de control que se deben tener en las tiendas.
La experiencia en Guantánamo no ha estado exenta de problemas. Hasta mediados del pasado año una de las mayores dificultades radicaba en que el monto del subsidio no contemplaba el pago de transportación de materiales constructivos ni la documentación técnica, imposibilitando a muchos subsidiados ex-traer los recursos y acometer las obras.
Para aliviar el problema que las familias afrontaban con la transportación de materiales desde los rastros hasta sus viviendas, el Gobierno decidió apoyar esta tarea mediante la contratación de camiones, acción que fue financiada por la Dirección de Comercio.
Según explicó a Granma Reiner Isalgué Isalgué, vicepresidente del Consejo de la Administración en el municipio de Guantánamo, en mayo último el país aprobó incluir el pago de ambas actividades en el monto del subsidio, en lo que constituyó la ampliación de la ayuda a las familias beneficiadas.
Otro de los problemas que conspiraron con más fuerza contra el mayor avance en la ejecución de las acciones constructivas, tuvo que ver con la carencia de áridos en la provincia, motivada, fundamentalmente, por averías en las obsoletas industrias dedicadas a esa producción.
De igual manera, se deben acotar las insuficiencias presentes en las entidades y organismos que deben asegurar la buena marcha del programa de subsidios. Leonel del Risco Franco, director del sistema provincial de la Vivienda en Camagüey, informó que solo para subsidios se han asignado en esa provincia más de 52 millones de pesos, un monto que duplica el plan actual de construcción de viviendas por vía estatal.
Sin embargo, precisa, hasta octubre se habían concluido cerca de 400 inmuebles, mientras superaba el centenar los casos de beneficiarios sin hacer aún la primera gestión, lo cual provoca la inmovilización de importantes recursos financieros.
Entre las causas de tal situación, el directivo menciona cierta morosidad de las personas favorecidas en la realización de los trámites, desinformación y el vencimiento de algunos cheques, lo que refleja que no siempre los técnicos han cumplido su deber de asesoramiento y control en cada paso del proceso.
René Jiménez Bueno, director de la Unidad Provincial Inversionista de la Vivienda en el mismo territorio, reconoce problemas de calidad tanto en la evaluación técnico-económica de cada caso como en el seguimiento de la secuencia constructiva de las viviendas.
"Han existido dificultades por algunos de nuestros técnicos a la hora de determinar el monto a subsidiar por los materiales de construcción y el pago por concepto de transportación, documentación técnica y mano de obra, así como el derecho perpetuo de superficie".
"No a todos los casos — añade Jiménez Bueno—, se les ha dado el seguimiento establecido a la ejecución constructiva en correspondencia con el monto financiero aprobado, un mecanismo de control que de cumplirse bien permite adoptar medidas de corrección oportunas y evita problemas e insatisfacciones".
El abastecimiento desigual e inestable de materiales de la construcción en las unidades de comercio minorista a lo largo del año en la región agramontina, constituye otro de los inconvenientes que entorpecen los ritmos de ejecución de las viviendas.
Rafael Herranz Rodríguez, director del Grupo Empresarial del Comercio en la provincia, explica que mientras se observa cierta mejoría en renglones como el cemento, el acero y los bloques, en otros (arena, azulejos, instalaciones sanitarias y elementos de techo), los proveedores han incumplido las cifras comprometidas en los contratos y se han establecido las demandas correspondientes.
Recientemente Rubén Gómez Medina, jefe del Departamento de Balance del Ministerio de la Construcción, informó a la prensa que aun cuando en el 2013 la producción de materiales de la construcción creció, se incumplió la venta al Comercio en renglones tan demandados como la arena artificial y los bloques de hormigón.
En sentido general inciden negativamente en este resultado las dificultades técnicas de los equipos que intervienen en el proceso y los problemas con la transportación para llevar los productos a los puntos de venta. Para este 2014, aunque el plan de venta al MINCIN crece y se prevén algunas inversiones para incrementar la capacidad productiva, la situación de los camiones para la transportación continúa siendo un punto rojo en la materialización de las aspiraciones.
Sin embargo, hay otros factores que no pueden quedar al margen a la hora de analizar cómo marcha este programa, pues más que uno u otro recurso, que resultan imprescindibles para poder avanzar, falta hasta ahora también exigencia, control e integración entre las entidades implicadas. Se requiere en algunos casos de mayor responsabilidad para poner orden, tanto dentro como fuera de los puntos de venta, donde prolifera todo tipo de revendedores que comercializan los mismos materiales que se extraen ilícitamente de las propias instalaciones.
Reconocer esto de manera autocrítica, y actuar en consecuencia para transformar el estado de cosas, sería también una muestra de respeto hacia quienes, por motivos de diversa índole, accedieron a un subsidio otorgado por el Estado para mejorar la calidad de vida.

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