Hasta la fecha los resultados distinguen a las empresas Argeo Martínez, de Guantánamo; 14 de Julio y Cinco de Septiembre, de Cienfuegos; América Libre, de Santiago de Cuba, y el Uruguay, de Sancti Spíritus.
El ingenio de Guantánamo se ha convertido en una de las gratas revelaciones de esta contienda pues hasta la fecha realiza una zafra más organizada e integral. De ser el peor central de los últimos años, destaca Leobel Pérez Hernández, especialista de la Comisión Institucional de Azcuba, aparece ahora con impresionante saldo de 11,30 en el rendimiento.
En la nómina de los que vuelven a ser noticia, repiten los centrales 14 de Julio y el Uruguay, para bien de sus provincias y el país, responsables además del lugar que estas ocupan en el cuadro nacional.
Otras provincias levantan sus niveles y gradualmente se integran a esta lista. Tal es el caso de Holguín, que mejora gradualmente y tiene posibilidades de ocupar un lugar en esa relación.
No obstante estas empresas tienen en la zafra un gran reto: evitar que desciendan los índices principales y el territorio pierda su estatus.
Pero de nuevo no todo es color de rosas y la marcha deja de ser pareja. Las interrupciones han ocasionado pobres moliendas en el Antonio Guiteras, el coloso de Las Tunas y el Amancio Rodríguez, también de ese territorio; en el Abel Santamaría (Villa Clara), Loynaz Hechavarría (Holguín) y el Héctor Molina (Mayabeque); industrias que ejecutan la zafra con atrasos peligrosos a estas alturas. Son varias las causas, entre ellas las lluvias que frenaron el abasto cañero, el tiempo perdido industrial y tardías arrancadas por citar solo algunas.
La historia demuestra que en determinadas empresas hay tendencia a la reacción, en cambio por el monto del atraso necesitan fortalecer cada indicador comprometido con la producción azucarera y los costos que genera. De no actuar así está en riesgo el aporte que debe suministrar cada entidad a sus provincias respectivas y a la nación.
Los especialistas siguen de cerca, por lo que representa, el autoconsumo eléctrico e incluso mediante la eficiencia tributar el sobrante al sistema nacional. No todos los centrales logran tal grado de precisión y algunos que eran sobresalientes perdieron esa condición.
En la zafra lo fundamental es defender la integralidad y cuando se mencionan los mejores en la norma potencial es, precisamente, a partir de tal referencia. Por eso es oportuno tomar la molienda como botón de muestra, pero sin descuidar los demás elementos que incluye tener fabricada el azúcar real que aparece en el plan y no apoyarse básicamente en el por ciento de cumplimiento. Esa relación es clave.
Si hay un medidor que decide ese es el rendimiento en azúcar base 96. Junto al Rendimiento Potencial de la Caña (RPC), son los medidores capaces de aprovechar lo más posible la caña desde su llegada al basculador.
A su vez el recobrado tiene un amplio diapasón para contribuir a la eficiencia del proceso y unirse al resto de los indicadores relacionados entre sí.
Estos son los principios que avalan la tonelada de azúcar que sale de las centrífugas de los ingenios e influyen en los costos, lo cual beneficia a la economía nacional y al trabajador según el área de más aporte.
Mas lo anterior sería inútil si cada central incumple los estimados de caña que pronosticó y a la hora del corte le resta materia prima. De ahí la importancia de defender un sistema de cosecha de calidad, reducir al mínimo las pérdidas entre el campo y el ingenio y cumplir el programa que establece, por empresa, el monto de las arrobas que van directo al basculador.
En lo que va de este mes, crucial para la zafra, marchan al frente, como territorios, Guantánamo, Cienfuegos y Sancti Spíritus.
Las Tunas, Mayabeque y Artemisa, son las más atrasadas aunque hay seguridad en que habrá cambios. Todo depende de que sean capaces de cortar y vincular, donde haga falta, las cañas estimadas.
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