
GRANMA.— A juzgar por la cotidianidad en los campos y las ciudades cubanos, pareciera que después del exitoso y aún reciente ejercicio estratégico Bastión 2013, ya no hubiera en la Isla ninguna actividad que indique preparación para la defensa nacional.
Pero yerra gravemente quien así lo considere; pues si algo aprendió el cubano en 55 años de una Revolución bajo constante amenaza, es que mantener la soberanía tiene el precio del desvelo permanente en todo lo que respecta al entrenamiento militar y la disposición de las fuerzas y medios de combate.
La doctrina de Guerra de todo el Pueblo permite sostener esa premisa: jamás habrá descanso ni un ápice de descuido en el perfeccionamiento de nuestra capacidad combativa.
Es por eso que muy cerca de la fecha de inicio de un nuevo Año de Preparación para la Defensa, en todas las estructuras del Ejército Oriental encargadas de garantizar un periodo de instrucción provechoso e incluso superior al precedente, los días actuales ya son un hervidero de actividades previas, con vistas al aseguramiento metodológico y logístico del curso.
HOY ALUMNOS, MAÑANA PROFESORES
Una brigada de infantería de la provincia de Granma, es una evidencia clara de la presteza y seriedad con que se asume esta etapa de organización del venidero periodo instructivo.

Polígonos de entrenamiento, aulas, puestos de mando y de combate, acogen en calidad de alumnos a un número de oficiales, suboficiales y sargentos dedicados ahora a la puntualización y el perfeccionamiento metodológico de las clases que ellos mismos impartirán muy pronto a miles de reservistas y soldados.
El teniente coronel Héctor Fonseca Garnache destaca como tarea principal "el alistamiento de toda la base material de estudio, mayor y menor: polígonos móviles, maquetas, juegos de láminas, campos de tiro reducido...
"La preparación metodológica de las clases que se impartirán en los concentrados de reservistas, revisa todos los temas, desde el entrenamiento a los órganos de mando y dirección, hasta los ejercicios relámpagos, representación en mapas, preparación táctica, etcétera.
"Además, continuamos el mejoramiento de las condiciones de vida: orden reglamentario, oficinas, cocina-comedor, servicios médicos... "
Parado frente a un aula repleta de oficiales y sargentos que escuchan con atención y anotan, el teniente coronel Wilser Peña Guerrero, otro de los jefes de la referida brigada, re-pasa con detenimiento algunas lecciones derivadas del último Bastión, entre ellas "la definición del trabajo cohesionado en campaña como el mejor ambiente para consolidar y aplicar los conocimientos teóricos y elevar el dominio sobre la técnica en terrenos irregulares".
En conversación con Granma, el teniente coronel Peña Guerrero subraya que "las acciones metodológicas con vistas al pronto inicio del Año de Preparación para la Defensa, están dirigidas no solo al aumento de la capacidad combativa, sino también al fortalecimiento de las bases político-ideológicas de nuestros oficiales, soldados y reservistas; que enfrentarán un enemigo preparado psicológicamente como agresor.
"Estos encuentros previos conllevan a que al hombre se le despierte el tacto y la maestría pedagógica, a fin de convertir en sus alumnos los conocimientos teóricos en aplicaciones prácticas, y contribuir a formar un soldado capaz de enfrentar con acierto a un enemigo mejor armado, los dote de herramientas ideológicas sólidas, eleve sus cualidades políticas y morales, el sentido de la responsabilidad y el deber como combatiente.
"En esencia, estas clases ayudan a cohesionar los contenidos y el modo de aplicarlos, además de robustecer el dominio de los mismos. Así se cumple estrictamente todos los años: concentrados metodológicos, reuniones de jefes, clases de oficiales, entrenamientos y otras formas de enseñanza que nos van propiciando una preparación acertada".
EL AULA PUERTAS AFUERA
Pero el aseguramiento del venidero Año de Preparación para la Defensa, no solo prevé actividades en las aulas con los oficiales; sino que involucra con similar rigor a soldados y personal de apoyo.
Con 25 años cumplidos, Rodolfo Montero es consciente de la importancia de su papel en este periodo y los siguientes. Graduado en La Habana como mecánico y ajustador-reparador de armamentos e instrumentos ópticos, hoy es un trabajador civil, imprescindible para el mantenimiento del excelente estado de la técnica de combate.
"El alistamiento de los medios combativos siempre es una tarea de prioridad, y a mí me toca pasarle la mano a accesorios como miras ópticas y faros, mantenerlos aptos para entrar en acción. Estoy listo para repararlos en cualquier tipo de tanques, piezas antiaéreas, u otro armamento de artillería o infantería.
"Nunca trabajamos solos, siempre en equipo, y eso permite ayudarnos mutuamente, a pesar de la especialidad de cada cual. Cuando uno acaba su tarea, sigue como ayudante del otro, y eso de alguna manera nos ha convertido en mecánicos integrales.
"Soy civil, pero si fuera inminente la guerra, me encontrarán siempre en una unidad de combate. Sé la importancia de mi labor, por eso no me cansa repetir lo mismo cada año. Es la garantía de nuestra defensa".
Con similar disposición hablan Rosmely Terry y José Miguel Ramírez. Ella, con 20 años, lleva nueve meses acogida al Servicio Militar Voluntario Femenino, y él, de 18 cumplidos, está a la mitad de su deber como soldado diferido.
"En mi caso fue una cuestión de preferencia y herencia familiar. Des-de niña me cautivó la vida militar, pues la vi en mi hermano y mi tío. Hoy aspiro a optar por la Orden 18 a la carrera de Medicina o Estomatología, para luego ejercer bajo régimen militar", afirma Rosmely.
"A estas alturas ya sé manipular el fusil AKM, lo desarmo hasta la última pieza. En la unidad solo somos dos muchachas soldados, pero nos respetan y cuidan como alguien especial dentro de sus filas, aunque esto no quiere decir que haga menos, pues somos capaces de hacer lo que un soldado varón.
"Me encanta la historia, y de ella me inspira el ejemplo de mujeres como Mariana, Vilma, Celia y Haydée. Quiero que, con mi modesto ejemplo, siga siendo evidente que las mujeres también podemos ser garantías para la defensa de la Patria".
Por su parte, José Miguel Ramírez, perteneciente a una compañía de Comunicaciones, también se siente un soldado preparado. "Le aseguro que puedo operar con soltura cualquier equipo de radio, tanto desde una gran unidad, en un puesto de mando, como en las más difíciles condiciones del terreno o bajo el fuego enemigo.
"Ha sido una sorpresa entrar al Servicio y saber que me prepararían en esto. No tenía antes ni idea de cómo manipular un dispositivo de estos, pero ahora lo hago con total dominio.
"En este periodo he comprendido que la instrucción militar es un arma poderosa cuando se pone en las manos de un pueblo dispuesto a morir por su libertad; y eso es precisamente lo que se quiere cuando inicia cada nuevo Año de Preparación para la Defensa.
"Un hombre preparado es siempre una garantía para la soberanía del país. Sea médico, ingeniero, campesino o albañil, se convertirá en soldado cuando la patria lo requiera".
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