ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Un mar de pueblo escoltó, en enero de 1959, a los caravanistas a su paso por el territorio que ocupa la actual provincia de Sancti Spíritus. / Foto: Archivo del periódico Escam

SANCTI SPÍRITUS.— Con la carretera central cortada sobre los ríos Zaza y Tuinucú, la ciudad en penumbras y bajo una fría llovizna que por momentos recordaba los tiempos guerrilleros de la Sierra Maestra, entrar a Sancti Spíritus la noche de aquel 5 de enero de 1959 y luego seguir viaje hacia Santa Clara pareció un verdadero laberinto a los integrantes de la Caravana de la Libertad.

"A ambos lados de la carretera vemos grandes extensiones de caña y en la distancia distinguimos las elevaciones de la sierra del Escambray", escribiría el Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, cronista excepcional de la marcha, *justamente cuando la tropa abandonaba la provincia de Camagüey y comenzaba a surcar territorio villareño en dirección a la ciudad de Sancti Spíritus.

Para llegar hasta ella, sin embargo, la larga fila de autos, camiones, rastras y tanquetas con los libertadores a cuestas tendría que desviarse de la Central a la altura del batey de El Majá y bajar hasta La Ferrolana, actual municipio de La Sierpe, donde las huestes triunfantes tomarían la llamada Carretera del Jíbaro que las conduciría definitivamente hasta las inmediaciones de Sancti Spíritus.

En el céntrico parque Serafín Sánchez, ya en la madrugada del día 6 de enero, el Comandante en Jefe Fidel Castro conquistó la admiración de miles de espirituanos apenas les dirigió las primeras palabras desde uno de los balcones de la antigua Sociedad El Progreso, actual Biblioteca Provincial Rubén Martínez Villena:

En Camagüey niños y jóvenes participantes en la Caravana de La Libertad. / Foto: Miguel Febles Hernández

"No podía ser para mí, esta ciudad de Sancti Spíritus, una ciudad más en nuestro recorrido. Si las ciudades valen por lo que valen sus hijos, si las ciudades valen por lo que se han sacrificado en bien de la patria, si las ciudades valen por el espíritu y la moral de sus habitantes, por el fervor de sus hijos, por la fe y el entusiasmo con que defienden una idea, Sancti Spíritus no podía ser una ciudad más", sentenció el jefe guerrillero.

Más que un discurso, Fidel conversa durante horas con los asistentes, les comenta las hazañas del Comandante espirituano Félix Duque en los días de la ofensiva final de la Sierra Maestra, los pone al tanto de las misiones que para entonces cumplían los más importantes jefes de la naciente Revolución —Raúl en el Moncada, Almeida en la caravana, Camilo en Columbia, Che en La Cabaña y Ameijeiras en la jefatura de la Policía Nacional— y sobre todo les advierte que la Revolución no sería obra ni de un día ni de dos ni de tres.

Hasta la ciudad de Sancti Spíritus, con menos peripecias que aquella noche, pero con similar entusiasmo, llegaron este domingo los jóvenes que reeditan el paso de la Caravana de la Libertad por estos predios.

Tras un alto en Jatibonico, primer municipio de la antigua provincia de Las Villas en recibir a los rebeldes hace 55 años, los nuevos caravanistas ahora sí avanzaron por la carretera central hasta la capital provincial, donde en la mañana de ayer recorrieron sus calles, volvieron a los balcones de la otrora Sociedad El Progreso y, como aquella vez, pusieron proa hacia Guayos, Cabaiguán, Placetas, Santa Clara...

* Juan Almeida Bosque: La Sierra Maestra y más allá. Ediciones Verde Olivo, Ciudad de La Habana, p. 350.

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