ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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El capitán Alemán Roché se alista para arribar al buque carguero Balsa 85. Foto: del autor

En tiempos de pandemia como la que vivimos hoy, con el nuevo genotipo de coronavirus, Covid-19, el personal cubano que trabaja en los puertos y marinas de la Isla, extrema medidas de seguridad para evitar el contagio, y mantener el curso regular de actividades como el atraque de diferentes tipos de embarcaciones, mucha de las cuales provienen de países afectados por la enfermedad.

Un claro ejemplo de esta arriesgada práctica constituye el ejercicio diario de la Unidad Básica Empresarial Prácticos de La Habana, encargada de asesorar para su entrada y atraque, a cada buque o crucero dispuesto a permanecer en puertos capitalinos. Ellos son los primeros en arribar a los navíos antes de que penetren en zonas portuarias, y son garantes de la seguridad de la embarcación en el trayecto comprendido entre la intersección del barco en altamar, hasta que este echa anclas en nuestras aguas.

En la tarde de este martes, un equipo de prensa atestiguó los procederes de dichos especialistas, mientras intervenían en la asesoría del buque Balsa 85, proveniente de los Estados Unidos, con una carga de fertilizantes monofofáticos para usos agrícolas.

Las maniobras de entrada y atraque que realiza el cuerpo de Prácticos de La Habana, se realiza a cada embarcación que se disponga a permanecer en nuestros puertos. Foto: del autor

Minutos antes de zarpar en busca del navío, que aguardaba en aguas cubanas a unas dos millas del puerto, el capitán Pedro Alemán Roché, se refirió a las medidas especiales que adopta su tripulación ante la amenaza de Covid-19.   

«La primera medida que se acata es conocer de dónde viene el buque, porque estamos lidiando con una pandemia mundial, y estamos expuestos al contagio. Desde tierra se establece contacto por radio y hacemos un grupo de preguntas para obtener información de la procedencia y el tipo de carga. Nosotros utilizamos guantes de látex, nasobucos y soluciones cloradas antes de realizar la maniobra, y una vez que esta termine, desinfectamos estos medios y otros como el uniforme y el calzado, y lo ponemos en bolsas aisladas», acotó.

Mar adentro, la pequeña embarcación de los Prácticos de La Habana, compuesta por un motorista, un capitán (al timón) y un marinero, —todos supeditados al práctico—, se aproximaron al Balsa 85, para que Alemán Roché pudiera arribar al carguero, auxiliado por una escalera tendida desde este. Llevaba las manos protegidas con unos gruesos guantes amarillos, y en el rostro, gafas de sol y nasobuco.

Una vez en el barco, estableció contacto por radio para reportar el éxito de la operación, y se procedió a la entrada del buque en las aguas de la bahía. La acción, como establece los protocolos, se realizó bajo la guía del especialista cubano, quien dirime cuestiones como velocidad, dirección, y variantes de atraque. En la popa del navío, se avistó el izamiento de una bandera cubana.

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