ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Su mayor contribución a la ciencia cubana fue fundar un observatorio financiado por el Gobierno colonial. Foto: Cortesía de Luis Enrique Ramos

Junto a los nombres de Nicolás José Gutiérrez, Álvaro Reynoso, Carlos Juan Finlay y muchos otros, el de Andrés Poey y Aguirre figura entre la pléyade de relevantes figuras de la ciencia cubana en el siglo xix.

Nacido en La Habana, el 15 de febrero de 1825 (acaba de cumplirse el bicentenario de su natalicio), Andrés fue el hijo mayor del matrimonio conformado por el eminente naturalista Felipe Poey y Aloe y María de Jesús Aguirre.

Recibió de los padres una sólida formación educativa, que mucho contribuiría después hacia su temprana inclinación hacia diferentes disciplinas científicas, en particular la zoología, la geografía y la arqueología, en las cuales hizo aportes significativos.

Muestra de ello fue el Catálogo metódico de las aves de la Isla de Cuba, que escribió para las Memorias de la Sociedad Económica de Amigos del País, en 1847, y la elaboración, al año siguiente, de un Atlas con 28 mapas litografiados destinado a las escuelas primarias de La Habana, primero de su tipo impreso en la Mayor de las Antillas.

También publicó, en la revista de la Sociedad Etnológica Americana, el estudio titulado Antigüedades cubanas. Una breve descripción de las reliquias halladas en la Isla de Cuba, en el cual Andrés Poey incluyó un análisis sobre el Ídolo de Bayamo, una de las más grandes esculturas en piedra halladas en la región del Caribe, descubierta en el Oriente cubano, en 1843, y actual pieza emblemática del Museo Antropológico Montané, de la Universidad de La Habana.

 

Foto: Ariel Cecilio Lemus

LEGADO PARA RESCATAR

Como detalló a Granma el profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe, coordinador de la Comisión de Historia de la Sociedad Meteorológica de Cuba (SometCuba), fue en la meteorología tropical en la cual el talento del joven Andrés Poey brilló de manera notable.

«En 1850, y con solo 25 años, decide crear a partir de recursos propios un observatorio privado en la azotea de su casa, para observar y estudiar el comportamiento de las diferentes variables vinculadas al estado del tiempo, e informar de sus resultados a instituciones radicadas en países vecinos.

«Incluso, tuvo la visión de plantear la creación de una red de observadores meteorológicos a lo largo de la Isla, iniciativa que complementó con un llamado público dirigido a promover la edificación de estaciones destinadas a los propósitos enunciados, pero ninguno de los dos proyectos fructificó».

Según precisó el profesor Ramos Guadalupe, la obra meteorológica de Poey estuvo centrada, básicamente, en la ciclonología tropical, el estudio de la evolución y movimientos de las nubes, óptica atmosférica y agrometeorología.

«Entre las investigaciones notables de Poey figura su Tabla cronológica de 400 ciclones tropicales ocurridos en las Indias occidentales y el Atlántico del Norte, de 1493 a 1855, considerada una obra de referencia para los estudiosos de esta rama de la ciencia».

De acuerdo con lo reseñado en el libro Cien figuras de la ciencia en Cuba, ese catálogo se publicó inicialmente en la Revista de la Sociedad de Geografía de Londres, y luego, en la Crónica Naval de España.

Otros aportes de quien puede ser considerado con justeza el más universal de los meteorólogos cubanos son su ensayo de ordenación sistemática de los fenómenos meteorológicos, decenas de estudios y observaciones sobre electricidad atmosférica, polarización de la luz, auroras boreales, estrellas fugaces y clima y agricultura, además de un texto en el que propuso una nueva clasificación de las nubes.

Andrés Poey llegó a tener un vasto conocimiento sobre el tema, al identificar la utilidad de las nubes como indicadores de la circulación de las corrientes de aire en los diferentes niveles de la atmósfera, y asociar la presencia de determinados tipos, con los ciclones tropicales.

Su mayor contribución a la ciencia cubana, enfatizó el profesor Ramos Guadalupe, fue proyectar, fundar y dirigir un observatorio financiado por el Gobierno colonial en la Mayor de las Antillas, lo que permite considerarlo el primer centro meteorológico de carácter oficial que tuvo el país.

«Denominado Observatorio Físico-Meteorológico de La Habana, fue establecido en 1861, y resultó una concesión arrancada a las autoridades españolas por un grupo de cubanos ilustrados, miembros de la Sociedad Económica de Amigos del País, quienes vindicaron ante el mundo la capacidad de pensar y actuar con independencia, demostrando que un amplio movimiento científico e intelectual se había consolidado en el territorio insular que España mantenía como colonia, solo por la fuerza, mientras se encendía el fuego forjador de la nación.

«En 1869, Poey fue cesanteado por las autoridades coloniales y cerrado el Observatorio, tomando como pretexto sus largas ausencias fuera de Cuba. Pero en la toma de esa drástica decisión, parecen haber tenido un peso significativo las posiciones anticlericales que siempre adoptó.

«Finalmente, se radicó en Francia. A partir de entonces, el vacío dejado por la clausura de aquella institución fue ocupado por el Observatorio del Colegio de Belén, perteneciente a la Compañía de Jesús, que desde 1870 estuvo bajo la dirección del padre catalán Benito Viñes, otra de las grandes figuras de la meteorología cubana».

Fallecido en París en el más completo olvido, el 4 de enero de 1919, Andrés Poey fue miembro de numerosas instituciones y organizaciones científicas cubanas y extranjeras, entre ellas de la Sociedad Meteorológica de Francia y la Sociedad Entomológica de Nueva York. Asimismo, tuvo la distinción de ser Socio Correspondiente de la Academia de Ciencias y Bellas Artes de Dijon, en el país galo.

En Cuba, figuró entre los fundadores de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, el 19 de mayo de 1861, honor que compartió con figuras de la talla de Nicolás José Gutiérrez, Ramón Zambrana, Álvaro Reinoso y su padre, Felipe Poey.

Para el profesor Luis Enrique Ramos, la fecha del bicentenario del natalicio de Andrés Poey y Aguirre deviene momento propicio para vindicar su obra científica y enaltecer su legado, lamentablemente poco conocido entre los cubanos de hoy.

COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.

Manuel Iturriaga Cepero dijo:

1

22 de febrero de 2025

08:52:42


Muy interesante e instructivo el comentario sobre Andrés Poey. Ciertamente fue un gran científico y tristemente olvidado sus investigaciones y esfuerzo para el desarrollo de la ciencia principalmente en Cuba

Felipe Matos dijo:

2

22 de febrero de 2025

16:05:08


Cuanto agradecimiento al Dr. y amigo, Ramos Guadalupe, por este trabajo, por toda la información brindada. Gracias en nombre de la familia de meteorólogos cubanos!!!

Abel dijo:

3

23 de febrero de 2025

08:58:04


Excelente artículo que muestra los extraordinarios aportes de Andrés Poey, realmente un científico prácticamente desconocido hoy