SANTIAGO DE CUBA.- Como sucedió el 30 de noviembre de 1956, Santiago se vistió de verdeolivo, se puso el brazalete del Movimiento 26 de Julio y un grupo de jóvenes gritó «¡Viva Cuba Libre!», ya no para levantarse contra Fulgencio Batista, sino para ratificar el compromiso con el inolvidable Frank País, quien lideró la acción que apoyaría el desembarco del yate Granma, y la obra de la Revolución iniciada en 1868 y que triunfó tres años después.
Como parte de los tradicionales homenajes del pueblo santiaguero a los héroes y mártires del hecho -Pepito Tey, Otto Parellada y Tony Alomá-, en la Loma del Intendente, justo frente a la tarja que lo conmemora, fueron colocadas ofrendas florales enviadas por el Líder al frente de la Revolución, General de Ejército Raúl Castro Ruz; el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez; el Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo Hernández; así como una a nombre del pueblo de Cuba.
El acto -encabezado por la primera secretaria del Partido en la provincia indómita, Beatriz Johnson Urrutia-, devino en escenario especial para que nuevos militantes de la Unión de Jóvenes Comunistas recibieran el carné que los acredita como tal, al tiempo que las organizaciones y entidades del territorio entregaron sus compromisos en saludo al aniversario 67 del triunfo de la Revolución.
La connotación del Levantamiento, a decir del propio Frank, demostró el respaldo de la población a la causa, «enardecida y aliada a los revolucionarios, cooperó unánimemente con nosotros. Cuidaba a los heridos, escondía a los hombres armados, guardaba las armas y los uniformes de los perseguidos; nos alentaba, nos prestaba las casas y vigilaba el lugar, avisándonos de los movimientos del ejército. Era hermoso el espectáculo de un pueblo cooperando con toda valentía en los momentos más difíciles de la lucha».
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