
Más de siete décadas han pasado desde el descubrimiento de la penicilina, y cuando el mundo creyó que el problema de las enfermedades infecciosas iba a estar resuelto no se contó quizá, al menos en la euforia del momento, con un proceso que es parte de la evolución natural de las bacterias en su lucha por la supervivencia contra los antibióticos.
Apareció muy pronto la resistencia por parte de estos organismos, y la historia ha demostrado que en la propia medida que se han creado y puesto en uso nuevos antimicrobianos, las bacterias han desencadenado mecanismos para inactivar el efecto de los medicamentos.
La resistencia a los antibióticos constituye entonces en la actualidad una de las mayores amenazas para la salud, pues sus niveles han aumentado de manera preocupante y está comprometiendo la capacidad de los sistemas sanitarios para hacer frente a las enfermedades infecciosas.
Justamente, desde hoy y hasta el 22 de noviembre, se celebra la primera semana mundial de concientización sobre los antibióticos.
Sobre este proceso —que si bien no puede revertirse sí es posible enlentecerlo haciendo un uso racional de estos fármacos— Granma conversó con la doctora Marcia Hart Casares, especialista de II Grado en Microbiología del hospital clínico quirúrgico Hermanos Ameijeiras.
La entrevistada explicó que son precisamente la prescripción innecesaria de antibióticos para infecciones virales, contra las que no tienen ningún efecto, así como la prescripción demasiado frecuente de antibióticos de amplio espectro en lugar de otros específicos seleccionados mediante un diagnóstico más preciso, algunas de las causas del origen de la resistencia. Del mismo modo dijo, está el uso inadecuado por parte de las personas de estos fármacos, al no respetar las dosis o duración de los tratamientos, permitiendo así que algunas bacterias sobrevivan y se vuelvan resistentes.
Pero, ¿cómo es que una bacteria adquiere dicha resistencia? De acuerdo con la experta, existen bacterias naturalmente resistentes a determinados antibióticos, pero otras se vuelven resistentes mediante mutaciones en algunos de sus genes luego de haber sido expuestas a este tipo de fármacos. “Es importante saber que esta resistencia, ya sea natural o adquirida, puede propagarse a otras especies de bacterias, ya que estos organismos intercambian entre ellos material genético con facilidad, incluso entre especies diferentes”, explicó.
El hecho es que muchos de los tratamientos disponibles para las infecciones bacterianas comunes están perdiendo eficacia y en consecuencia hay casos en los que se imposibilita tratar adecuadamente a los pacientes infectados con ninguno de los antibióticos de los que hoy se dispone; lo cual trae complicaciones o incluso la muerte.
La doctora Hart Casares señaló además que es posible que el paciente necesite de cuidados adicionales o antibióticos alternativos más costosos que podrían tener efectos secundarios más graves o requiera de tratamientos más invasivos, como inyecciones intravenosas.
Para la experta, la alerta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un reciente informe es ilustrativa del fenómeno. El texto mencionaba que en regiones como Europa se ha producido un aumento de la resistencia a los principales antibióticos por parte de bacterias comunes, como la Escherichia coli, que provoca, entre otras, infecciones del tracto urinario, el Staphylococcus aureus, la Klebsiella pneumoniae y la Pseudomonas aeruginosa.
En resumen, señaló la entrevistada, las bacterias responsables de un amplio espectro de infecciones comunes (del tracto urinario, neumonía, infección cutánea, diarrea o infección del torrente sanguíneo) podrían volverse resistentes a uno o más antibióticos. Por ejemplo, teniendo en cuenta que se ha registrado un elevado porcentaje de bacterias resistentes a antibióticos de última línea, el tratamiento de las infecciones graves causadas por dichos microorganismos debe basarse entonces fundamentalmente en otra familia de antibióticos, generalmente más costosos. “Esta opción además solo será viable hasta que dichas bacterias se vuelvan resistentes a la alternativa”.
En el caso de los pacientes hospitalizados, dijo que estos son más vulnerables a las infecciones causadas por las bacterias resistentes y altamente patogénicas que pueden estar presentes en hospitales e instalaciones de salud y no guardan relación con el motivo de ingreso.
Lo preocupante, comenta la especialista, es que desde la década del 80 apenas se han descubierto y desarrollado antibióticos para sustituir los que están perdiendo su efecto.
Contener la resistencia a los antibióticos requiere primeramente salvar las importantes lagunas que en torno a la vigilancia de este fenómeno aún persisten; pero supone, además, lograr mediante la educación en salud el uso prudente de los antibióticos disponibles y en los casos que se pueda, prevenir las infecciones mediante programas de vacunación adecuados.
A estas acciones se suma la importancia de respetar las medidas higiénicas para el control de la transmisión cruzada de cepas resistentes entre personas así como potenciar la investigación y el desarrollo de antibióticos con mecanismos de acción novedosos.
Pero, usarlos cuando sea estrictamente necesario y como sean prescritos, pues son un recurso vital para la salud de la población, es fundamental en la lucha contra la resistencia antibacteriana.






        
        
        


    
        
        
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Lester Narvaez dijo:
1
16 de noviembre de 2015
08:00:25
FASV dijo:
2
16 de noviembre de 2015
09:30:25
carlos instituto Finlay dijo:
3
16 de noviembre de 2015
09:42:25
Armando Hartmann Guilarte dijo:
4
16 de noviembre de 2015
09:59:11
María Marí Marí dijo:
5
18 de agosto de 2019
05:40:01
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