Las Avispas pican tanto que, a contrabeisbol, ganan, pero…

Para más de cinco carreras limpias por juego de nueve entradas trabajan los lanzadores de la iii Liga Élite de Beisbol. Ellos embasan, por sus acciones negativas, casi a dos hombres por innings; resuelven, individualmente, retirar a cinco hombres por desafío por la vía de los strikes; y bolean a cuatro por cada juego, casi lo mismo; le batean un elevado 290 de average.

Visto así, no hay más remedio en el certamen liguero que batear para poder ganar, aunque esta película beisbolera se esté visionando al revés, sin los fundamentos del juego como protagonistas.

Sin embargo, hay solo dos equipos por encima de 300: Industriales (313) y Santiago de Cuba: (312), y el líder, Ciego de Ávila, por debajo de la media, con 288. Es cierto que hay otro elemento aún más deteriorado, y que es clave en la victoria: la defensa. El promedio de la Liga es anémico: 965, justo el indicador de los avileños por muy primer lugar que sea en estos momentos, y con un Santiago de Cuba que, si bien destripa todas las pelotas, es el más famélico en la custodia del campo, con un incalificablemente malo 954.

Si Santiago de Cuba es hoy uno de los tres conjuntos que han llegado a la decena de victorias en la mitad de la contienda es por el poder de sus bateadores. Si observamos la tabla que le adjuntamos, con los diez primeros en los principales departamentos ofensivos, se darán cuenta de cómo la Avispas viven en todos ellos.

Encabezan siete de esos diez apartados; en cuatro de la decena de casilleros tienen cuatro o más aguijones en esa vanguardia; como si fuera poco son el uno y el dos en la mitad de los escaques de ataque, y cuentan con el mejor pelotero bate en mano del torneo.

A Yoelkis Guibert le queda chiquita la Serie Nacional, y todavía más pequeña esta Liga Élite. Es el puntero de average, el segundo en anotadas, el de mejor

porciento de embasado, el de más slugging y, en consecuencia, el de mejor índice ops, el que define al bateador más integral, con un sideral 1 490, si se tiene en cuenta que en ese parámetro un valor de 1 000 se considera extraordinario. Si se fijan, Santiago de Cuba inscribe en esa columna a cinco de sus jugadores, y cuatro de ellos por encima de ese tope.

Si faltara algo más, solo tres maderos, los de Eduardo García, Euclides Pérez y el del propio Guibert suman 16 cuadrangulares, los mismos que ha pegado el equipo que más cerca está de los santiagueros en ese tipo de batazos, que es Industriales.

¿Podrán los rojinegros mantener esa solvencia ofensiva? ¿Cuánto daño le harán las salidas de sus mejores hombres en la alineación, pasada esta mitad de calendario? Si su pitcheo, que es el peor del certamen, con 6,35 limpias por encuentro; con dos contrarios por entrada por ineficiencia de la lomita; que da más boletos que ponches, 81 por 77 y que es el más bateado (334) no mejora; si su defensa, que también es la más indefensa no mejora, por mucho que le pegue a la pelota, no sería tan difícil predecir lo que va a pasar.