ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
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No se requiere un gran esfuerzo para identificar al autoritarismo ideológico burgués. Basta y sobra con exhibirles sus contradicciones y aparecerá, volcánica, una verborrea pagada de sí y exultante en argumentos de baja estofa, pero escupidos con gran confianza y seguridad. Todo ello con tonito didáctico y cierta benevolencia dulzona, propia de aquellos que se compadecen de los seres inferiores y los conducen con «mano firme», y generosa, por el sendero de sus «razonamientos» univalentes, frecuentemente improbables y siempre autoritarios. Es metástasis de la corrupción, el perfil demagógico de empresarios que, «metidos en política», adoptan vociferaciones mesiánicas. Y las propagan por todos sus «medios».

Operan como «predicadores» dispuestos a dar por verdad categórica los eslóganes que memorizan en cualquier almanaque de ferretería. Y a fuerza de repetir, con aires de grandeza, su colección de palabrerío inflamado, llegan a creerse «inteligentes». Algunos, incluso, secuestran academias y organizaciones donde se hacen acompañar por trotamundos demagogos iguales a ellos. Ostentan títulos académicos y se premian entre sí y con frecuencia. Se creen «autoridades».

Uno reconoce esos soberbios cuando los mira manotear, desesperadamente, cualquier sofisma que sirva para no admitir sus equivocaciones. Encaramados en el reino de las verdades auto-conferidas, no conciben un milímetro de autocrítica y menos aún la posibilidad de pensar cómo piensan «los otros». Dan por válidas sus consignas más escleróticas y tiemblan de terror si hubieren de admitir sus torpezas. Entonces redoblan la «superioridad» de sus «certezas». Como si no conociesen la duda, decía Borges. Derrochan «imperativos categóricos» confiados en vencer al oponente a fuerza de imponerle necedades histriónicas antes que admitir yerros.

También la vida burguesa, cuando se infiltra en la cabeza del proletariado, suele producir engendros ideológicos patéticos. Produce, por ejemplo, víctimas reverenciales cuya líbido se explaya repitiendo frases hechas y consignas prefabricadas para anestesiar la realidad propia en contextos y épocas muy diversos. Las víctimas aprenden las reglas del opresor: Todo antes que interrogar sus premisas y sus conclusiones. Todo antes que reconocer las diferencias y las diversidades. Todo para incensar sus preceptos y sus egos infectados de mediocridad leguleya. De eso viven las palestras burguesas y de eso aprenden mucho (a sabiendas o no) sus discípulos. Son ejércitos de la ideología de la clase dominante en acción cotidiana. Metidos aquí y allá, infiltrados en los medios y en los modos. Todos van armados, y armadas, con espadas lenguaraces convencidos de que deben convencernos. Imponernos su autoritarismo de egos y vendernos su mediocridad maquillada como si fuese un logro civilizatorio.

Son incapaces de razonar con evidencias (de hecho las excluyen o las tergiversan). Son incapaces (literalmente) de pensar de manera «compleja», considerando la integración dinámica de cinco o más variables, cada una de ellas portadora de vectores de clase en pugna, de historia, de matices y de identidades no subordinadas a la estrechez de la ideología mercantil, lineal y rígida como los intereses de la acumulación del capital. Sus razonamientos más humanos son refritos del vocabulario filantrópico más banal, difundido en seminarios de autoayuda o coaching empresarial.

Nos urge una guerrilla semiótica de acción directa, por todos los medios, para producir los anticuerpos culturales indispensables que exterminen, en plazos cortos, las influencias tóxicas de los medios y los modos burgueses para manipular conciencias. Al pie de la letra, palabra por palabra. Y además de las «vacunas culturales emancipadoras», necesitamos organizar las ideas y los valores producidos en las luchas por liberarnos de la explotación, la pandemia de los antivalores que nos acomplejan, que nos excluyen, estigmatizan… Guerrilla semiótica contra las humillaciones burguesas proferidas, contra la estulticia bajo palabra. No somos lo mismo.

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César dijo:

1

6 de enero de 2021

10:48:26


Excelente!!!

César dijo:

2

6 de enero de 2021

11:01:23


Excelente y necesario!!!

Xiomara dijo:

3

6 de enero de 2021

21:16:36


A que se le llama modos burgueses? Se acuerdan de este postulado: El hombre para poder pensar debe tener todas sus necesidades cubiertas,entiéndase por las necedades materiales y espirituales incluyendo la ocupación del tiempo libre Eso quiere decir creo yo tener techo,trabajo,alimentación adecuada , medicina,acceso a la cultura,etc Con esas condiciones el hombre es capaz de trabajar y pensar y ser feliz Eso no es modo burgués es la satisfacción de la necesidades materiales y espirituales del ser humano

Miguel Angel Respondió:


7 de enero de 2021

10:02:46

Está errada en lo que expresa. El socialismo y su fase superior el comunismo tienen como premisa la satisfacción absoluta de todas las necesidades espirituales y materiales del hombre, de una manera justa, equitativa, humanista, sin despilfarro de los recursos naturales, quiere decir, sustentable para las futuras generaciones. De cada cual según su capacidad y a cada cual según sus necesidades.

Juan de Dios Abarca dijo:

4

7 de enero de 2021

00:35:02


Que bien haría examinar y rebatir entre todos, por este medio que nos convoca a todos, "al pie de la letra, palabra por palabra" esos eslogan burgueses pro imperialistas, pro esclavitud asalariada. Saludos.

Miguel Angel dijo:

5

7 de enero de 2021

10:07:01


Magnífica reflexión. Plenamente de acuerdo. Pero tenemos que elaborar un plan y cumplirlo. La izquierda unida luchando para eliminar esta malsana ideología burguesa.

Luis valencia dijo:

6

7 de enero de 2021

21:43:01


Son unas lines o reflexiones muy acertadas.