ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

¿Qué significa ser revolucionario? Los estudiosos del marxismo saben que el partido socialdemócrata se fracturó en sus orígenes: los reformistas, que en lo adelante se alejarían cada vez más de las concepciones de Marx, se quedaron con el nombre y los revolucionarios crearon el partido comunista. La polémica «re­forma vs. revolución» tiene una larga historia.

Ahí están los textos de Lenin, de Rosa Luxem­burgo, entre otros.

Pero la definición o la opción revolucionaria, y su existencia práctica, no son exclusivas de un partido o de una clase social, aunque sí de una época. Los burgueses fueron revolucionarios en su momento y el movimiento anticolonial en la era del imperialismo tuvo por lo general un carácter revolucionario. José Martí creó el Partido Revolucionario para lograr la independencia de Cuba, y dicen que hablaba de la revolución necesaria que habría de iniciar una vez alcanzado el poder.

Por eso, me gusta hacer referencia a la tradición cubana del término. Cintio Vitier, por ejem­­plo, asumiendo los riesgos reductores de cualquier agrupamiento, establece dos tendencias «espirituales» en el último tercio del siglo XIX: la revolucionaria (independentismo, modernismo literario, antievolucionismo) y la reformista (autonomismo, preceptismo literario, evo­lucionismo positivista).

Lo cierto es que Revolución es Creación, salto sobre el abismo, o sobre el muro de la aparente imposibilidad —«seamos realistas, hagamos lo imposible», decían los estudiantes parisinos del 68—, mirada de cóndor, pero es sobre todo una toma de partido «con los pobres de la Tierra». Si tomamos a José Martí como modelo de revolucionario, observaremos en él tres características que se repiten en Fidel Castro:

1. Opción ética antes que teórica: se adopta una teoría para luchar contra la explotación, y no a la inversa. Es vocación de justicia social. «En la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre», escribía Martí. «El revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor», acotaba Ernesto Che Guevara. «Es precisamente el hombre, el semejante, la redención de sus semejantes, lo que constituye el objetivo de los revolucionarios» —ha dicho Fidel. El poeta revolucionario salvadoreño Ro­que Dalton se burlaba de las posiciones esnobistas de los «marxistas de café con leche» en estos versos:

Los que/ en el mejor de los casos/ quieren hacer la revolución/ para la Historia para la lógica / para la ciencia y la naturaleza/ para los libros del próximo año o el futuro/ para ganar la discusión e in­cluso/ para salir por fin en los diarios / y no simplemente/ para eliminar el hambre/ para eliminar la explotación de los explotados.

Hay revolucionarios que desconocen la teoría marxista. Y hay académicos marxistas muy conocedores de cada texto, de cada frase de Marx, que jamás han salido a la calle, que son incapaces de sentir, de vibrar, con el dolor o el júbilo ajenos, que no militan; esos académicos «marxistas» no son revolucionarios. Tampoco son continuadores de Marx. Uno de los resortes formadores y auspiciadores de una Re­vo­lución, es la solidaridad.

2. Radicalidad en la comprensión y en los actos; el revolucionario busca la raíz del problema, aún cuando no pueda extirparla de inmediato, aún cuando se equivoque al señalarla, y pasa rápidamente a la acción. A diferencia del reformista, no pretende mitigar el dolor o enmascararlo, sino eliminar la enfermedad.

3. El revolucionario es una persona de fe. No en el sentido religioso. Ninguna declaración mejor que la que hace Martí (otra vez Mar­tí) a su hijo, en la dedicatoria del Isma­elillo: tengo, le dice, «fe en el mejoramiento humano, en la vida futura, en la utilidad de la virtud, y en ti». Fe en el pueblo, en sus capacidades. El revolucionario entiende los límites aparentes de lo posible, y los transgrede, porque cree en el pueblo. En esto también se diferencia el reformista, que por razones de clase desconfía o subestima al pueblo. Creer, no es extirpar la duda; los revolucionarios vivimos la angustia de la duda, que es la del conocimiento. Sin embargo, el cínico es contrarrevolucionario, aunque no lo sepa.

Algunos ideólogos de la contrarrevolución reducen la actitud revolucionaria al acto violento, al uso de las armas. Como si las revoluciones armadas no ocurrieran en respuesta a la violencia del poder burgués. Ser un radical —ir a las raíces—, no es optar por la violencia. En su afán por desideologizar hasta el mismísimo concepto de revolución, pretenden hacer pasar como acciones revolucionarias las revueltas violentas de los politiqueros de la seudorepública, que querían hacer valer el poder personal. Ni siquiera los antimachadistas o los antibatistianos eran necesariamente revolucionarios.

Y contraponen el socialismo revolucionario al que llaman «democrático» (socialdemócrata), porque aquel no respeta el orden burgués. El socialismo no solo puede, sino que debe ser democrático, aunque no en el sentido que el sistema capitalista otorga al término. Debe y puede ser más participativo, más inclusivo, más solidario, más representativo. Debe y pue­de defender la individualidad, no el individualismo, porque el socialismo es el único camino capaz de transformar a las masas en colectivos de individuos.

Ciertas cualidades o virtudes éticas constituyen el fundamento o la base sobre la que se erige un revolucionario. Pero es una ética esencialmente política, social, no privada, que no puede vaciarse o desligarse de las contradicciones fundamentales de la época. No se es revolucionario con respecto a los intereses personales, sino de cara a la sociedad.

Hay personas con­servadoras —por razones biográficas, y quién sabe si hasta por razones genéticas—, que repelen los cambios bruscos, la incertidumbre de lo nuevo, que disfrutan el orden y la rutina.

No son contrarrevolucionarias. En sus Pa­labras a los intelectuales (1961), Fidel Castro de­cía: «Nadie ha supuesto nunca que (…) todo hombre honesto, por el hecho de ser honesto, tenga que ser revolucionario. Ser revolucionario es también una actitud ante la vida, ser revolucionario es también una actitud ante la realidad existente (…)». Y agregaba más adelante: «Es posible que los hombres y las mujeres que tengan una actitud realmente revolucionaria ante la realidad no constituyan el sector mayoritario de la población; los revolucionarios son la vanguardia del pueblo, pero los revolucionarios deben aspirar a que marche junto a ellos todo el pueblo (…) la Revolución nunca debe renunciar a contar con la mayoría del pueblo; a contar, no solo con los revolucionarios, sino con todos los ciudadanos honestos que aunque no sean revolucionarios, es decir, que aunque no tengan una actitud revolucionaria ante la vida, estén con ella. La Revolución solo debe renunciar a aquellos que sean incorregiblemente reaccionarios, que sean incorregiblemente contrarrevolucionarios».

Allí donde una Revolución ha triunfado, el adjetivo —que en el globalizado mundo del oficialismo burgués suele endilgarse como insulto—, se convierte en elogio. Una persona es trabajadora, «buena gente» y revolucionaria. La cotidianidad puede descontextualizar el sustrato rebelde y el significado político del término y reducir la condición del revolucionario a la honradez o a la decencia.

A veces, puesto que la Revolución ha tomado el poder, se identifica con el buen comportamiento o la corrección. Decimos: «en el fondo él (ella) es revolucionario(a)», como si dijéramos que, más allá de sus apariencias, «es una persona noble». Y creemos que el niño o el joven «más revolucionario», es el que «se porta bien». De cierta forma, el calificativo se aburguesa. Esto parece casi inevitable, pero no lo es; una Re­volución en el poder necesita establecer su «normalidad», su gobernabilidad.

Defenderse como poder político es la premisa de cualquier poder político, mucho más cuando se trata de un contrapoder acorralado por el poder global —que no solo acecha en el plano físico (material, militar), sino también en el espiritual, en el ámbito de la reproducción de valores—, y su normalidad es una «anormalidad» fuera de sus fronteras geográficas.

Ser revolucionario es participar en la consolidación del gobierno revolucionario, establecer un frente común con ese gobierno, para defender cada conquista y establecer las nuevas me­tas, aún cuando los grados de participación en la determinación de esas metas son aún insuficientes o se ejercen de manera formal. La democracia socialista, esencialmente superior, tiene todavía un largo camino por recorrer. Ser revolucionario también es participar desde la crítica comprometida. Criticar no es enunciar un hecho cierto, es actuar sobre él, empujarlo hacia su solución. Lo que otorga veracidad y justeza a una crítica no es el hecho enunciado, es su sentido. Si se desideologiza la crítica, se deshuesa, y se falsean sus enunciados.

De manera imperceptible, ocurre un lento proceso de separación o destilación del contenido «rebelde» que toda actitud revolucionaria presupone. Esto no es bueno. Vienen entonces los que enarbolan la rebeldía y la contraponen al ser revolucionario —vieja aspiración de la subversión imperialista: promover la rebeldía antirrevolucionaria, lo que significa decir, que  los rebeldes sean antirebeldes, que aspiren a ser «normales», inconformes frente a la rebeldía y conformes frente a la enajenación global—, o en sus antípodas, aquellos que consideran que el ser rebelde es el verdadero ser revolucionario.

Estos últimos pueden perder el sentido de orientación, porque la rebeldía a secas, habitualmente manipulada por el mercado capitalista, tiene una larga historia de convivencia y a veces de connivencia con el capitalismo. La rebeldía juvenil no es ni puede ser enemiga del espíritu revolucionario; ser revolucionario es la forma superior de ser rebelde. Sin la inconformidad que propicia la rebeldía y sin su disposición para romper moldes, normas, esquemas, es difícil ser revolucionario.

Las universidades cubanas no pueden ser «de o para los revolucionarios», son centros formadores; deben ser, eso sí, formadoras de revolucionarios. De sus aulas salieron Mella y Fidel. El capitalismo (la cultura del tener) intenta domar la rebeldía incentivando sus formas primarias: el desacato, la irreverencia; intenta aislar al rebelde, concentrarlo en sí mismo, explotar al máximo su expresión individualista, transformarlo en un cínico. El socialismo (la cultura del ser), pretende encauzar esa rebeldía hacia la acción transformadora, ponerle mayúsculas, hacerla partícipe de las causas más justas de su época.

Viví en el barrio centrohabanero de Colón, y sé que muchas personas de aquel entorno deben enfrentar enemigos más concretos e inmediatos que el imperialismo norteamericano, al menos eso parece, cuando la corrupción, la burocracia, la doble moral, la insensibilidad, el «sálvese quien pueda» se imponen. Creo, como ellos, que ese es el enemigo principal.

Pero no podemos confundir su nombre: se trata del capitalismo, de su capacidad para regenerarse dentro del socialismo, que no es más que un camino (no un lugar de llegada) hacia otro lugar, hacia otra esperanza o certeza de vida mejor. Si desvinculamos ese nombre de aquellas manifestaciones, o las enlazamos erróneamente al camino socialista que hemos emprendido, perdemos el rumbo. No podemos ser re­volucionarios hoy, en este mundo globalizado, si no somos anticapitalistas, si no somos antimperialistas. Si no sentimos como propios las conquistas, los peligros, las humillaciones, de otros pueblos. Si no defendemos la unidad de los revolucionarios cubanos y la de los pueblos latinoamericanos frente al im­perialismo.

No podemos ser revolucionarios si creemos que el mundo tiene el largo y el ancho de una calle, o de un barrio, o de un país. Si aceptamos los consensos que otros construyen, y no construimos los nuestros. Si vaciamos cada palabra de los contenidos de combate, porque de in­mediato serán llenadas de otros contenidos, por aquellos que nos combaten.

Martí, Mella, Guiteras, el Che, Fidel, se parecen demasiado, para que nos inventemos ese asunto de las generaciones. No han dejado de ser jóvenes. Cambian las tareas, las coordenadas, pero no las actitudes, los principios, el horizonte al que siempre nos acercamos sin llegar. Por otra parte, nadie se hace revolucionario de una vez y para siempre.

Hay que nacer como revolucionario cada mañana, cada día. Los papeles no están predestinados ni son inmutables: el héroe de 1868 pudo convertirse en traidor 20 años después; el indeciso de entonces, quizá empuñó las armas con dignidad en 1895; el guerrero valiente de la manigua pudo dejarse seducir por la corruptora política neocolonial; el enérgico antimachadista, desilusionarse de sus ideales de juventud o convertirse en un profesional de la violencia; el revolucionario de la Sierra o del Llano, acomodarse o enredarse en las redes del burocratismo; el escéptico de aquellos días, transformarse en un miliciano fervoroso, en un héroe cotidiano e invisible; el dirigente juvenil, acodado en el balcón de la buena conducta y los aplausos, convertirse en un repetidor de consignas vacías y el profesional rebelde, crecer como tal hasta hacerse revolucionario.

Entre unos y otros, disfrazados, están los oportunistas, los «pragmáticos», los cínicos de siempre. A todos los cerca la historia y, de sus actos múltiples, solo perdura el instante de eticidad fundadora que sostiene a la Patria: «ese sol del mundo moral» que ilumina y define a los seres humanos, según la frase que Cintio rescatara de José de la Luz y Caballero. Una Patria que es Humanidad, que no está en la «hierba que pisan nuestras plantas», o en unas costumbres siempre en evolución, sino en un proyecto colectivo de justicia. Una Patria que aspira a fundirse con la Humanidad, y que mientras, defiende su espacio para fundar, para crear, para proteger la dignidad plena de sus hombres y mujeres.

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Sonia Salanueva dijo:

1

20 de septiembre de 2016

23:05:15


Hacía tiempo que no tenía el placer de disfrutar de una reflexión que se convierte en una clase magistral de lo que significa ser revolucionario, sobre todo por la coherencia y singularidad con que están hechas las citas tanto de Marx como como de grandes y genuinos revolucionarios de la historia en Cuba. Gracias Ubieta, realmente esto hace mucha falta hoy y todos los días. Me llegó mucho todo lo que has dicho porque a pesar de mis años, creo que aún tengo que seguir luchando por merecer a plenitud el calificativo de revolucionaria, porque no basta sentir el deseo de serlo, si no llevarlo a vías de hecho y como tú dices "Hay que nacer como revolucionario cada mañana, cada día"

Ramón. dijo:

2

21 de septiembre de 2016

02:08:54


Excelente e imprescindible reflexión. Muy emotivo el comentario de Sonia. VIVA CUBA SOCIALISTA!!

chichi dijo:

3

21 de septiembre de 2016

03:05:18


Hace falta la participación de nuestros intelectuales en la lucha contra los antivalores, contra los daños silenciosos y sutiles. Muy buena reflexión y sobre todo las citas de nuestros eternos jóvenes. El principal aliado de nuestro enemigo son las deficiencias que tenemos el deber de solucionar. La única forma de mantener el socialismo es haciendo revolución. Hay que perfeccionar nuestra democracia socialista. Cuándo se reunen los diputados y los miembro de la asamblea provincial del poder popular con sus electores para participar luego en las subcomisiones con los pies y los oídos mas en la tierra. Tenemos el deber de construir un buen presente para asegurar el futuro, dar lo que siempre hizo la revolución dar participación al pueblo en las principales decisiones y en cada tarea.

rodolfo Pedroso Sosa dijo:

4

21 de septiembre de 2016

04:09:04


Excelente comentario digno hacerlo llegar a nuestros jovenes

diana dijo:

5

21 de septiembre de 2016

06:03:21


me place mucho la lectura de esta reflexion, y me viene como anillo al dedo a una conversacion que tuve hace unos dias en el ambiente de la discusion de los documentos del congreso, y es muy cierto a veces y a muchos se les olvida lo que es ser revolucionario, y quieren seguir viviendo en un pasado que ya no existe pero que si nos sostiene, y como todo ser humano hacemos rechazo a todo tipo de cambio, y cuando se te ocurre dar una nueva idea distinta y diferente a lo que siempre se ha hecho puedes caer en entre dicho. Por lo que pienso compartirlo con mis compañeros e incluso muy bueno para promover el debate. Mis felicitaciones. Un saludo desde los que no estamos hoy en Cuba, cumpliendo misiones, pero de los que continuamos con nuestro actuar como si siguieramos ahi al pie del cañon.

el socialismo real dijo:

6

21 de septiembre de 2016

06:22:44


Porque hay mucho que hacer, a los seudoartistas burgueses los vemos, anoche repasé unos cuantos videos de esos que producen y nó sé si con recursos del Estado, tremendo asco, tremenda basura ideológica del modo de vivir más chusma y asqueroso que fomentan en buena parte de las nuevas generaciones, que pena que tantos hombres y mujeres hayan caído en pié de lucha desde que este pueblo decidió emanciparse para que se permita hoy la afluencia de estas manifestaciones cochinas aburguesadas y las restrieguen en la cara del pueblo trabajador, sí me gustaría ver una segunda ofensiva revolucionaria económica y cultural que incluya el destierro de nuestra prensa de cierta tendencia a alabar la proeza individualista de cuatro gatos bien intencionados cada vez que reciben un premio monetario capitalista y en escenarios capitalistas, la UNEAC y el Ministerio de Cultura tienen que ponerse las pilas, porque la guerra cultural está desatada y la van a aprovechar muy bien las fisuras abiertas, cuál ejemplo sigue buena parte de los(as) jóvenes hoy?, seguramente nó el del trabajo honesto, consagrado y comprometido con las ideas que han mantenido a esta nación hasta hoy libre, independiente y soberana, revolucionaria, socialista y antimperialista, seguiré insistiendo desde las ideas en estas cuestiones, porque aunque nó integre ninguna fila oficial soy parte del pueblo, de ese pueblo que sabe que Cuba nó volverá a tener ningún otro momento glorioso de su Historia más allá que el escrito por Fidel y aquella irrepetible generación de jóvenes que junto al pueblo dijo "basta y hechó a andar" , y es al pueblo de Cuba, el que radica en Cuba al que le corresponde por pleno derecho, allí en la práctica, en el vivir, en la realidad del día a día edificar su presente y su futuro, los demás sólo podemos limitarnos a aportar ideas justas en beneficio de todos(as) y nó en beneplácito de los intereses de una clase sobre las mayorías, me interesa mejorar a Cuba pero dentro del socialismo, más socialismo, menos y cada vez menos aires de capital, cambiar lo que deba ser cambiado para bien, pero lo que nó se deba cambiar que nó cambie, en la propuesta reforma constitucional, las nacientes y establecidas fuerzas a tono con las disposiciones regidas por el mercado , que están a todos los niveles, moverán sus hilos para modificar el artículo que señala que "Cuba es un Estado Socialista de los trabajadores, con todos y para el bien de todos" , e irán más allá para quitarle el papel rector que hoy obstenta el Partido, hay que movilizar las masas, hay que agitar las banderas rojas, hay que hacer muchas cosas y una de las cosas principales es que los que hoy integran la vanguardia comulguen con el ejemplo ante el pueblo, y se sacrifiquen junto al pueblo en sus necesidades, en sus preocupaciones, en sus reclamos y demandas sociales, y sí, sin subjetivismo de nigún tipo les expreso, que inmensamente me gustaría escuchar, apartando razonamientos económicos, por parte de aquellos(as) que problemas económicos nó tienen, que el gobierno revolucionario adopta inmediatamente la siguiente disposición ministerial: "a partir de hoy se aumenta en un cien (100) porciento (%) los salarios y pensiones de los trabajadores y campesinos y de los(as) jubilados(as) cubanos(as) empezando por aquella generación que nos acompañó en la victoria en 1959, y esta disposición se acompaña con la eliminación definitiva de la dualidad monetaria a fin de otorgarle a nuestra moneda nacional el lugar que justamente le corresponde y para evitar la inflación pués el Estado en pleno derecho de sus funciones y a tono con la planificación socialista y nó sujeto a leyes de mercado dispondrá la regulación justa de todos los precios a nivel nacional" , con relación a Cuba, me motiva y motivará siempre defender lo que creo justo y la burguesía y las tendencias burguesas nunca serán mi ídolo ni ideología a seguir, viva la Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, que en el lenguaje revolucionario es la Revolución de los trabajadores, por los trabajadores y para los trabajadores, nó la Revolución de los burgueses, por los burgueses ni para los burgueses explotadores de toda riqueza humana.

Fernando Respondió:


22 de septiembre de 2016

14:06:25

Un revolucionario jamás debe utilizar palabras ofensivas o despectivas para criticar, la crítica debe ser siempre constructiva, porque busca influir positivamente en ella, si empleamos palabras como basura, asco, chusma o asqueroso, ya estamos ofendiendo a quienes se dedican a un género, que puede no sea de su gusto, pero que tiene sus adeptos, si ellos comienzan a leer su mensaje, abandonaran la lectura y su discurso se habrá perdido, por muy válido que pudiera ser, no voy a juzgar el contenido, pero las formas son siempre las que atraen y educan, así no se hace el Socialismo Real, que por cierto, fue el slogan de los países del Este cuando estaban destruyendo lo que quedaba de socialismo, curiosa coincidencia.

renato peña dijo:

7

21 de septiembre de 2016

07:37:30


Coincido con Sonia. Una reflexión importante y necesaria en estos tiempos, El enemigo de la revolución se disfraza de muchas maneras, desde afuera y desde adentro, por ello, la lucha es más precisa , necesaria y urgente. El comandante fue muy explícito, solo desde adentro podemos destruir lo andado, por ello, alerta y compromiso, lucha permanente con los cantos de sirena.

Andrews dijo:

8

21 de septiembre de 2016

08:15:56


Hacia rato alguien no escribia algo realmente interesante y orientador en Granma para debatir realmente y con el perdon de ese "mamotreto" que sirve para los periodistas pero no para el publico, que ayer se publico por Rosa Miria, que creo esta bien para blogs o dentro de la facultad de periodismo pero no para el Granma que es un medio nacional, espero no ofender a nadie en particular.

rafael dijo:

9

21 de septiembre de 2016

08:55:24


Excelente lección para los que desde posiciones administrativas hoy asumen los lineamientos del Partido como consignas en sus discursos demagógicos y viven de sus pequeñas cuotas de poder, mientras acusan de hipercriticos a los verdaderos revolucionarios que sin pedir nada a cambio cada día dan lo mejor de sí por su país.

Marcia Respondió:


21 de septiembre de 2016

13:01:58

Estoy 100% de acuerdo con usted

josepedro dijo:

10

21 de septiembre de 2016

09:15:44


Consistente, apropiado y oportuno su testimonio reflexivo, cuando la PATRIA necesita PARADIGMAS en cada cuadra, consejo popular, municipio. provincia y país, en cada centro de trabajo productivo y de servicios o investigación, en las organizaciones de masa y políticas, en las instituciones que por ley existen para proteger al ciudadano para con todos SALVAR IDEOLÓGICAMENTE NUESTRA REVOLUCIÓN. Son muchos los que en cualquier rincón hoy viven de la Revolución y tildan la crítica de contrarrevolución porque aquel que señala está poniendo en riesgo sus intereses, entonces ¿cual es la defensa para seguir viviendo hoy, aquí y ahora? No criticar a quien nos puede perjudicar y aislarnos de la ideología que esa persona dice representar porque en la microsociedad esa es la REVOLUCIÓN y el REVOLUCIONARIO. Súmese a todo lo sustantivo descrito por usted, la diferencia social en cuanto a nivel de vida y status quo que nos rodea impuesto por los NUEVOS RICOS CUBANOS de fuentes financieras disímiles dadas por gigantescas remesas de divisas, negocios prósperos, apropiación indebida o cercanía sanguínea o sentimental a personas vinculadas a los centros de más alta decisión administrativa o política en el país que no viven como el pueblo en su desempeño de la resistencia para mantener la unidad y la REVOLUCIÓN triunfante. Los héroes y mártires de la historia son fundamentales para forjar la ideología y los valores que requerimos en el desrrollo de nuestra personalidad revolucionaria sin embargo, los héroes vivos en el pueblo que se encuentran en cualquier lugar son los paradigmas de la unidad y la resistencia hasta ahora lograda y a mi juicio deben ser los ejemplos de revolucionarios a seguir para vivir en nuestra época y hacer la historia que en el futuro alimentará las fuentes de revolución y valores para la formación de la personalidad de las futuras generaciones de cubanos.

Rober Landi Thomas Torres dijo:

11

21 de septiembre de 2016

09:57:52


Excelente artículo,así lo creo y así lo disfrute como un excelente comentario para reflexionar , para disipar dudas y fortalecer principios.

Armando Enrique dijo:

12

21 de septiembre de 2016

10:21:16


No he encontrado una manera y mejor forma de describir la palabra “revolucionario”. Es la que siempre he tenido y la que siempre me han criticado. Revolucionario es aquel quien está en constante desarrollo para el bien personal y por el bien de la sociedad. Excelente artículo que fotocopio de inmediato y lo pongo en el mural para que todos lo puedan leer.

pacheco dijo:

13

21 de septiembre de 2016

10:55:16


Muy buena reflexión. Solo añadir que no hay, creo yo, mejor concepto para definir a un revolucionario, que aplicar el concepto de revolución del Comandante en jefe .

José Ignacio Reyes González dijo:

14

21 de septiembre de 2016

11:00:04


Excelente reflexión, debería ser estudiado en las instituciones cubanas como parte de la educación ideopolítica. Felicidades Enrique Ubieta, se agradece su sapiencia, su cultura.

Lucilo Sanchez dijo:

15

21 de septiembre de 2016

11:02:01


Veo difícil llegar a ese horizonte, sin la libertad creadora individual. Nunca habrá democracia donde se suprime el derecho a disentir. Lo demás son sofismas, utopías y sueños fantasiosos.

Samuel Respondió:


21 de septiembre de 2016

15:17:39

¿ Y usted no está disintiendo ahora mismo ? ¿O es que usted llama disentir a lograr imponer sus criterios? En Cuba muchos disienten y no pasa nada, lo que pasa es que la gente disiente de cosas, no del sistema, los puntos de vista pueden ser muy diversos, cada cual tiene los suyos y tiene todo su derecho a exponerlos, y no pasa nada,pero ello no quiere decir que todo el que opine distinto tiene la razón.

Miguel Angel Respondió:


22 de septiembre de 2016

14:54:17

Esa es su opinión y se respeta, por tal motivo fue publicada, sin embargo Ud discierne del resto. Tiene conceptos distorsionados, porque la Revolución no está divorciada de la creación individual, en interés de la sociedad, no del diabólico individualismo q genera el capitalismo. Ud está totalmente influenciado por la ideología capitalista, no es la nuestra. Saludos.

Linda dijo:

16

21 de septiembre de 2016

11:03:41


Materiales como este son los que deberíamos debatir en nuestros núcleos PCC y C/B UJC, en nuestros colectivos laborales, barrios y escuelas. Gracias, Ubieta. Ud, una vez más, hace honor a sus raíces.

fernando dijo:

17

21 de septiembre de 2016

11:30:07


Sin lugar a dudas que está bueno este y otros trabajos como éste. Los jóvenes de ayer sentimos un gran placer al leer estas reflexiones y creo que muchos jóvenes de hoy también. No obstante, sugiero que se hagan más cortos aunque se escriba en 2- 3partes, más didácticos, asequibles a la gente de hoy. También ciertas categorías como socialismo, socialdemócracia, capitalismo y otras complejas se aborden con la ilustración que exige el entendidimiento de nuevos alumnos. Creo que así seríamos más consecuentes con la "Época" de la que nuestros hijos y nientos lo son más que de nosotros.

Daniel dijo:

18

21 de septiembre de 2016

11:33:31


Sin temor a equivocarme; no recuerdo haber leído un artículo de lo que es ser revolucionario en el periódico Granma órgano oficial de nuestro partido. Felicidades a su autor: Enrique Ubieta Gómez, desde mi óptica una excelente conferencia muy necesaria en estos tiempos.

ANGEL dijo:

19

21 de septiembre de 2016

11:55:18


EXCELENTE ARTICULO, DEBIERA TENER UNA MAYOR DIFUSION Y PROPONGOQUE SIRVA DE BASE A UNA MESA REDONDA. ES OBVIO QUE LOS ¨AMIGOS DE ENFRENTE¨ HACE MUCHO RATO ESTAN REFORZANDO SU TRABAJO DE SUBVERSION IDEOLOGICA CON LA JUVENTUD Y SE APROVECHAN DE NUESTROS BUROCRATAS ¿BIEN INTENCIONADOS? QUE DIFUNDEN POR LA RADIO Y SOBRE TODO LA TELEVISION DE IMAGENES QUE TRAEN LA PROMESA DE UN MODO DE VIDA MEJOR, BASADAS EN EL REGGAETON CON SUS TEXTOS (CASI EN SU TOTALIDAD) CHABACANOS, VULGARES, AJENOS A LO QUE NOS ENSEÑARON NUESTROS PADRES E INCLUSO AJENO A NUESTROS PRINCIPIOS ETICOS Y A NUESTRAS CONVICIONES REVOLUCIONARIAS YA QUE SU TEXTO ESTA LLENO DE MENSAJES MACHISTAS, DE SUBORDINACION DE LA MUJER AL HOMBRE Y DE PRESENTARLA COMO UN MERO OBJETO SEXUAL. PARA FINALIZAR SOLO UNA PREGUNTA ¿HASTA CUANDO LOS QUE TIENEN QUE TOMAR DECISIONES VAN A ESTAR CALLADOS?

Isidro Lamote Matos dijo:

20

21 de septiembre de 2016

12:35:38


Pareciera que el lenguaje empleado es muy complicado si se lee el artìculo solo una vez,pareciera leer un pensamiento fuera de estos tiempos si pensàramos que todo esta ya realizado...Hay que nacer como revolucionario cada mañana, cada día. Los papeles no están predestinados ni son inmutables: el héroe de 1868 pudo convertirse en traidor 20 años después; el indeciso de entonces, quizá empuñó las armas con dignidad en 1895; el guerrero valiente de la manigua pudo dejarse seducir por la corruptora política neocolonial; el enérgico antimachadista, desilusionarse de sus ideales de juventud o convertirse en un profesional de la violencia; el revolucionario de la Sierra o del Llano, acomodarse o enredarse en las redes del burocratismo; el escéptico de aquellos días, transformarse en un miliciano fervoroso, en un héroe cotidiano e invisible; el dirigente juvenil, acodado en el balcón de la buena conducta y los aplausos, convertirse en un repetidor de consignas vacías y el profesional rebelde, crecer como tal hasta hacerse revolucionario.Creerìa que el concepto de revoluciòn en su palabra inicial pudiera ser el inicio de esse pensamiento... Revoluciòn es sentido del momento històrico...de esse momento se se contruye en el dìa a dìa.muy buen artìculo,felicidades.