ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Fue un testimonio médico lo que motivó esta reflexión. Con gran preocupación me co­mentaba el facultativo: “Cada vez son más jovencitas, de 13 y 14 años, es lamentable. Lo peor es que cuando los padres llegan al hospital, quieren casi cogerte por el cuello para ‘resolver el problema’, eso es lo que más les importa, pero yo me pregunto, ¿dónde estaban ellos cuando eso sucedió?”.

Este doctor, que con bastante frecuencia se enfrenta a los abortos por embarazos no deseados, se siente conmovido debido al aumento de niñas en edad adolescente que optan por este método.

Aunque son harto conocidas las consecuencias negativas de esta práctica para la salud de la mujer y sus posteriores deseos de concepción, lo más preocupante es el por qué del fenómeno. Es cierto que en nuestro país no se puede calificar a la desinformación o la incultura como causas esenciales del embarazo en la adolescencia. Son cientos los canales por los cuales la familia y los y las jóvenes conocen sobre temas sexuales y reproductivos, así como las vías más eficaces para protegerse. No obstante, el fenómeno persiste.

¿Qué está pasando entonces? Las respuestas pudieran ser disímiles, pero aunque la in­fluencia de la sociedad y la escuela no son descartables, nadie puede dudar que algo está fa­llando en el seno del hogar. No debería ocurrir que un adolescente, sea hembra o varón, inicie su vida sexual sin que ninguno de los miembros de la familia se percate de ello.

Por otra parte, los padres, tutores u otra persona adulta responsable de su crianza, no deberían permanecer al margen de cuál es el grupo con el que se relaciona y sus prácticas habituales.

Las características propias de esta edad crean barreras de comunicación, incluso, con las personas más cercanas, sin embargo, cansarse es un lujo que la familia no puede permitirse. Para nadie es un secreto que los tiempos han cambiado, y que si bien los 14 o 15 años no son en absoluto una edad propicia para tener relaciones sexuales, es una posibilidad que hay que contemplar. A esta altura del siglo XXI, ya no puede calificarse ese como un tema tabú.

Aunque descubrir un embarazo puede ser un trauma para ambos miembros de la pareja adolescente, en caso de optar por la interrupción, solo la niña pondrá su vida en peligro. En pleno desarrollo, deberá enfrentar un proceso invasivo que puede dejar en ella secuelas permanentes, no solo físicas sino psicológicas. Si a ello sumamos el riesgo de la esterilidad, comprendemos que es una carga demasiado pesada.

Nadie puede cuestionar las razones que llevan a los padres a autorizar un aborto, pues es innegable que un hijo es un cambio radical en la vida de toda la familia. Lo que sí es cuestionable es no prestar atención en el momento justo, no aconsejar, no dar confianza, pero, sobre todo, no escuchar.

El aborto no es la verdadera solución al problema pues tras el primero, pueden venir varios más y en no pocas ocasiones, acompañados de enfermedades transmisibles. Incu­rren en un grave error quienes luego de interrumpir el embarazo de su hija, respiran aliviados como si todas las preocupaciones se hubieran disipado. La verdadera clave está en demostrarle que no es el sexo precoz la única forma de disfrutar el amor en esta etapa de la vida, que un hijo es el más bello regalo de la naturaleza cuando llega en el momento justo, pero más que nada, que no está sola y hacerle sentir esa presencia.

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Norlán Pérez Caceres dijo:

21

13 de febrero de 2016

00:34:50


Cuál es el asombro este problema existe desde que el mundo es mundo antes se montaban en el caballo y se fugaban con el novio desde los 13 , lo único que ahora es en un carro y te la devuelven después de la fiesta.

jp dijo:

22

17 de febrero de 2016

09:18:53


Considero que la causa fundamental de embarzos en estas edades es la falta de comunicación entre padres e hijos y los muchos tabues a que están aún arraigados los padres de pleno sigloXXI. Yo tuve un experiencia personal similar , pues soy madre desde los 15 años y cada vez que analizo qué pasó, llegoa la misma conclusión: Si mis padres me hubieran dado la libertad que llevaba cada etapa de mi adolecencia y no hubiera tenido que hacer TODO A ESCONDIDAS, quizás no hubiera sucedido. En mi caso no me arrepiento pues aunque es cierto que un hijo cvambia todo en nuestras vidas, igual no hubiera tenido la oportunidad de disfruat a plenitud de cada cosas que hacen todos en esas edades por el rigor con que me criaron donde todo era malo o prohibido. ES por ello que siempre con mi hijo he tratado de ser madre y amga aún cuando la madre tiene que sobre salir y llegas a discrepar muchas veces , pero nunca lo sometí a lo mismo que a mi. La prueba está en que aún no tiene hijos y ya cumplió los 31. Al parecer le ha cojido el gusto a disfrutar a su antojo de cada minuto de su vida sin tener que explicar a nadie ni anteponer algo. En fin, considero que de igual manera que se realizan charlas y se publican artículos y se toca el tema de la parte que ataÑe al adolecente, hay que también hacer un llamado a madres y padres y llevarlos a la reflexión de que hay que dejar que los hijos disfruten a plenitud su linda adolecencia, sin tabues, sin prohibiciones exttremas, es solo cuestión de no olvidar que más que para decir qué hacer a los hijos, los padres están para enseñar como hacerlo para que no tengan consecuencias negativas de sus actos; pues cuando se quiere se hace a espaladas o como sea. Siempre se encuentra la manera, aunque las consecuencias después sean contra lo que nos convenga.

jp dijo:

23

17 de febrero de 2016

09:30:17


También nuestros sistema de salud tien que jugar su pael, para mi entender insuficiente, pues si acudes a un hospital ginecológico verás la cola de casi niñas esperando "RESOLVER"para que le den la pastilla pues solo dan tantos o más cuantos turnos y muchas cuando conversan con ella están de repitenetes en esta cola. Quiere decir que el trabajo de prevención del personal de salud y los Medios es ineficiente; porque si hicieran más charlas educativas, si fueran por las escuelas repartiendo plegables, condones y explicando cuantas conscuencias sociales, psicológicas y de todo tipo, habrá más precaución por parte de los adolecentes de ambos sexos. Para mi es trabajo de muchos y de manera aunada y no se hace. DE estos temas a penas se habla ni por los Medios , mucho menos en las escuelas, requetemenos en las comunidades con los padres; porque no crean que todas las madres y padres saben qué decir.