ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

La sensación de haber llegado a un agromercado, precisamente de los mejores dotados a juzgar por la variedad de sus productos, fue la que experimenté al subirme hace unos días al ómnibus para llegar al trabajo.

No estoy delirando ni la impresión sentida se debe a que estuviera recordando con fijación alguna de mis visitas semanales a estos sitios a los que todos estamos obligados a llegarnos con frecuencia. Allí, en el espacio central de una guagua común, no de las articuladas sino de las otras, en vivo y a todo color, tres cajas de madera repletas de tomates, con otras  hortalizas encima y acompañados de dos enormes racimos de plátanos, ocupaban una buena parte del área, custodiadas por su “dueño”, transportador o supuesto dependiente, que se dispondría a vender, llegado el “equipaje” a su destino.

El área ocupada, relegada contra la pared de la guagua, e impidiendo obviamente que los pasajeros disfrutaran de la ventanilla, hacía que las personas necesariamente pasaran, siempre que les fuera posible, con cuidado extremo por el lado de semejantes bultos, para evitar herirse con  las cintas de lata que cercaban las cajas, o mancharse la ropa con la resina de los plátanos.

Algunos como yo miraban el andamiaje sorprendidos, como queriendo decir que no es posible tamaña falta de sentido común, burladora del respeto a las personas que no tienen un transporte privado y necesitan abordar el colectivo con un mínimo de condiciones, que ya se afecta bastante con las conocidas dificultades de ese servicio. Otros sencillamente se hacían a un lado, sin el menor indicio de sorpresa, como si viñetas semejantes se asentaran ya en nuestra cotidianidad.

Eso es acaso lo peor. Que veamos estas estampas como normales, que creamos que alguien puede, por el simple hecho de que nadie pone coto a estas indisciplinas sociales, abusar del derecho de todos a viajar al menos sin tales contrariedades.

La falta de escrúpulo de muchos individuos no es un hecho noticioso.  Acostumbrados a com­partir el ómnibus con latas de sancocho   —que lo ensucian y ensucian a su vez a los pasajeros—, animales, maquinarias para elaborar productos comestibles, vagones de albañilería, y otros trastos similares, la gente sufre insolencias de este tipo que podrían evitarse con solo hacer cumplir lo que se supone está indicado.

No conozco con exactitud el listado de normas por las que debe velar el chofer, pero con toda seguridad no se limita al cobro del pasaje, y entre esas cuestiones tiene que estar infaltablemente prohibir estos abordajes que nadie más podría impedir.

A veces los portadores acceden con tales enseres por las puertas traseras, sin que los conductores del vehículo los vean; pero otras, con  la generosidad propia del cuadre, les ofrecen todo el apoyo, desde recogerlos fuera de parada hasta dejarlos en el sitio exacto hasta donde deben llegar, tal como concluyó la travesía que en estas líneas se describe.

No existen razones que puedan justificar tales situaciones. Quien necesite trasladar cajas de tomates de un municipio a otro tiene que pagar otro medio de transporte que le resuelva su problema; pero resulta inadmisible que donde van las personas arregladas para su trabajo, decentemente vestidos lo mismo para sus misiones diarias que para llegar a lugares donde deben mostrarse con impecable presencia, aparezcan como compañeros de viaje estas irrespetuosas estibas que constituyen tremendas molestias.

Muchos creen —y no les falta razón— que lanzar alguna inquietud en plena guagua es una discusión segura que en el menor de los casos termina con un improperio al que reclama, mientras otros, sin sumarse al que tiene la razón, disfrutan increíblemente del show.

Personas con probada decencia tienen que enfrentar muchas veces a otras que actúan por su libre albedrío sin tener en cuenta elementales normas del comportamiento civil. Poco o nada tienen que ver estos trances con nuestras precariedades económicas, cuyas diversas causas conocemos si estamos bien informados. Bastaría con que cada directivo estuviera enterado de lo que sucede con sus subordinados y siendo él mismo ejemplo hiciera cumplir lo que por los siglos de los siglos está regulado y tanto cuesta echar a andar.

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dornesr dijo:

41

2 de marzo de 2015

06:47:03


Todos los dia me pregunto hasta cuando señores..pero luego pienso que esas personas que se ven necesitadas de transportar viandas hortalizas y animales no pueden hacerlo en el mismo transporte que se utiliza para los seres humanos, por miles de razones que se conocen pero nadie pone freno a nada y el descontrol continua a la orden del dia y a la vista de todos, desde el chofer que no deposita el dinero en la alcancia, los pasajeros que no pagan, los choferes con personas colgando de la puerta sin parar, parando fuera de la parada establecida, y para colmo transportando viandas y animales,,sino monte un P9 y vera como antes de llegar a la CUJAE bajan todo tipo de viandas. y lo peor digo NADIE toma cartas en el asunto.

YUNIEL PEREZ GARCIA dijo:

42

2 de marzo de 2015

19:49:55


UN PROBLEMA GENERALIZADO EN EL PAIS. QUE LAS AUTORIDADES LO VEN Y NO PASA NADA. SOY DE CIEGO DE AVILA, QUE TAMBIEN ES CUBA.

Teseketo dijo:

43

18 de marzo de 2015

09:17:31


Madeleine, no he leído su comentario, aún estoy pegado en sus ojos....

A.R.LEON dijo:

44

29 de abril de 2015

16:08:25


DA PENA QUE SALGA A RELUCIR NOTICIAS COMO ESTAS,?QUIEN ES EL CULPABLE QUE ESTAS COSAS OCURRAN? EN CUBA TODO ESTA BAJO EL CONTROL DEL ESTADO, ?POR QUE NO HAN TOMADO MEDIDAS, CON LOS CHOFERES ABUSADORES, QUE LO MAS PROBABLE ES QUE EL QUE TRANSPORTA ESAS CAJAS, LE PAGUE DINERO POR TRANSPORTARLAS?, ?POR QUE LA POLICIA NO ACTUA CONTRA ESOS ELEMENTOS ESCORIAS DE LA SOCIEDAD, IRRESPETUOSAS DE LAS BUENAS CONDUCTA? ?ES QUE ESA INDICIPLINA ES LO QUE SE HA ENSEÑADO EN REVOLUCION?, NO LO CREO, EL PROBLEMA ES QUE EN LA SOCIEDAD CUBANA HA HABIDO MUCHA DEGENERACION, EL PUEBLO TIENE NIVEL CULTURAL, PERO ES UN PUEBLO MAL EDUCADO QUE NO RESPETA LOS MODALES DEL BUEN VIVIR, POR TODO ESTO DIGO QUE DA PENA QUE A ESTA ALTURA DEL JUEGO SE DEN ESTAS NOTICIAS, ES UNA FALTA DE RESPETO AL SENTIDO COMUN DEL PUEBLO.

Ragael S. Ortega dijo:

45

1 de mayo de 2015

12:03:16


Sra Sautie', piense tambien Ud. en esos preciados tomates, existen tantas otras obciones de transportacion ?

san dijo:

46

6 de mayo de 2015

13:06:48


El artículo en cierto modo me da gracias, pero desafortunadamente o ofortunada para el vendedor de tomates es así. No se que esperan de un país que tiene tantos problemas con el transporte. Si cada cosa fuera o eatuvise en su sitio no encontraría las cajas de tomate en el ómnibus. Por ejemplo si vas a un país desarrollado y te montas en uno, pues naturalmente no encontrarás tomates si no más bien carteras, mochilas o equipajes de viaje, pero si te vas a la India, Bolivia, cualquier otro de África, Asia o América, encontrarás en ellos más que tomates, quizás incluso también te puedas encontrar animales y un montón de cosas inimaginables. Es la realidad, pues si, es dura, molesta, pero es así. Si vamos a hablar de los problemas del transporte hay que hablar de todos los problemas del transporte y del por qué una persona decidió llevar sus cajas de tomates en el ómnibus. Además, que es la cultura cubana la que por décadas a favorecido que por ejemplo al no respeto a la propiedad pribada y estatal, esa educación hace mucho que dejó de existir por un montón de razones que la sabemos pero que aquí por ejemplo no se pueden manifestar, porque pueden ofender a la patria y sus administraciones y como tal terminaste sensurado, y por estas mismas cosas es que una persona puede usar el transporte público de personas para llevar tomates. La verdad es incuestionable y está es una de las tantas verdades que derivaba en el desastre. Así pues como dicen, se los dejo de tarea, aunque los verdaderos profesores no entienden nada de la materia. En definitiva para que crezca y permanezca la vida hay que cultivar el entendimiento y eso sólo puede suceder cuando se es libre.

ARMANDO dijo:

47

7 de mayo de 2015

16:49:21


Made , comparto exactamente tu preocupación, esta es una de las tantas indisciplinas sociales que los funcionarios estatales permiten y no exigen orden, este silencio entre ambos tiene siempre un precio y es en lo que debemos trabajar para eliminar acciones de corrupción ,desvio y utilización de los recursos del estado con fines privados.