ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

A los cubanos nos sobran los motivos para observar con preocupación esas aristas en las cuales to­davía prevalecen mecanismos ce­rra­dos, decisiones centralizadas y poco control administrativo, entre otras problemáticas, que a escala nacional han estado afectando por mu­chos años el desarrollo del país. Bas­ta con enfocar la vista cada viernes en la sección de Cartas a la di­rección de este rotativo. Con­vivimos con ellas,  son parte de nuestra existencia misma, y en el mo­mento indicado las hemos puesto en tela de juicio con sentido crítico y celeridad.

Sin embargo, hay un aspecto de la realidad con el cual coexistimos, que está presente aunque no se “objetivice”; un factor externo que para ser justos a la hora de valorar los avances y retrocesos vividos, debe ser analizado con suma precisión; una incidencia que forma parte también de nuestra forma de vida, y hasta de las maneras de enjuiciar otros fenómenos derivados de él.

Se trata del cerco económico, co­mercial y financiero que desde 1962 impuso el gobierno de Estados Uni­dos a la Isla, cercenando nuestro derecho a ser libres para establecer relaciones con otros países, y poder abaratar las altas cifras que desde entonces se suman a la cuenta de Cuba, al momento de acceder a tecnologías, potencial científico, conocimientos, insumos escolares, medicamentos, instrumental, reactivos y otros materiales.

Cada año se reitera que los servicios sociales en nuestro país —para los cua­les se destinan millones de pe­sos— se mantendrán a pesar del bloqueo y las restricciones del mercado, mientras el gobierno de Es­tados Uni­dos continúa empeñado en man­te­ner una política férrea, fu­ente de re­chazo universal.

Aunque se insista sin cansancio en la Asamblea General de las Na­ciones Unidas año tras año; como lo hizo la Cumbre de la Comunidad de Es­tados Lati­noa­mericanos y Cari­be­ños (CELAC) el último enero en su “Comunicado especial condenatorio del bloqueo a la Isla”, y la Cum­bre Extraordinaria del Grupo de los 77 + China, en Santa Cruz de la Sie­rra, Bolivia, el bloqueo continúa vio­lando la Carta de Naciones Uni­das y las normas del comercio, la li­bre navegación y el Derecho In­ter­na­cio­nal; y dejando a su paso da­ños im­­posibles de cuantificar en sectores tan sensibles como la alimentación, la salud y la educación.

No ha habido nunca un hecho de absurdo similar. De compararlo con momentos anteriores de la historia de la Isla, encontraríamos antecedentes históricos muy tempranos, de la creciente necesidad imperial de estrechar nuestros bolsillos a su antojo. Pero no podríamos encontrar un sistema de sanciones unilateral de igual similitud y extendido durante tan largo tiempo.

Sirven para ilustrar sucintamente al­gunos ejemplos tomados del in­for­me Ne­cesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero im­puesto por Estados Unidos de América contra Cuba, dado a co­nocer en este 2014.

Para el sector de la salud los daños oca­sionados se estiman en 66.5 millones de dólares norteamericanos. Ade­más, desde hace más de 10 años está prohibida para Cuba la adquisición de enzimas para el tratamiento de la leucemia, y se ha encarecido el gasto para los medicamentos de los niños y adolescentes con enfermedades crónicas invalidantes.

A la educación, le ha costado la cancelación de proyectos de investigación de las universidades, así como la imposibilidad de recibir la visita de científicos y expertos a nuestros centros durante el desarrollo de eventos; la negación al acceso a herramientas informáticas necesarias para producir multimedias educativas y la consulta de referencias bibliográficas; la imposibilidad de obtener tecnologías, instrumentos y materias primas de los talleres docentes para la en­señanza especial, entre otros obs­táculos.

Por otro lado, un breve análisis de las cifras de los impuestos aplicados a terceros países en los últimos años, revela la inconsecuencia del impacto extraterritorial del bloqueo. Las Leyes Torricelli y Helms-Burton han privado a em­presas extranjeras de aprovechar a plenitud las oportunidades de la economía cu­bana, la prohibición de las subsidiarias norteamericanas en terceros países para que mantengan cualquier tipo de tran­sacción con empresas en Cuba, y la imposibilidad de exportar a los Estados Unidos productos de origen cubano y de vender a la Isla bie­nes o servicios cuya tecnología ten­ga más de un 10 % de componentes estadounidenses.

El bloqueo de Estados Unidos ha­cia Cuba será rechazado este año, como en las resoluciones anteriores, por amplia mayoría de la comunidad internacional. Y quizá aquí en la Isla, en el ir y venir cotidiano, mu­chos le cobremos más las cuentas a ese “bloqueo interno” que tanto daño nos hace.

Pero a la hora de sumar y multiplicar por el porvenir de Cuba, siempre habrá que restar y dividir más de un billón de dó­lares —ocasionados has­ta hoy por el bloqueo—, que no han podido po­nerse en función de tratar, por ejemplo, la leucemia de los niños cubanos.

Mientras, en los últimos días, la na­ción que forma parte de la espuria lista ne­gra de los países patrocinadores del terrorismo según Estados Uni­dos, además de resistir durante más de cinco dé­cadas ese ilegal e insostenible cer­co financiero, ha enviado a su pri­me­ra brigada médica hacia África, a lu­char contra el ébola.

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Carlos Nodal Hernández dijo:

41

12 de noviembre de 2014

15:56:13


Bella Lissy, al leer tu artículo me recordé de tres genios escritores que dijeron y dicen que transmitir un mensaje lleva esmero, y solo se puede hacer con la claridad y sencillez de palabras debidas y no tan rebuscadas. Me refiero a Ernest Hemingway, John Lennon y Bob Dylan. Con este excelente artículo has transmitido el mensaje con esas sugerencias de esos tres grandes. Vas por buen camino, empínate, pues de seguro que has leído la prosa y la poesía de ellos. Y digo todo lo anterior porque lo vas haciendo igual que ellos, aunque te cueste un poco más de tiempo en alcanzarlos. Salud para ti y bienestar para todos tus colegas de trabajo y familiares. Ah!!! no se me puede olvidar reflejar lo que dicen varios caballeros aquí. Eres realmente muy bella.