ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
En la fuerza de nuestros pueblos, y en su unidad, está la victoria frente a las constantes amenazas del imperio. Foto: Tomada de Telesur

Múltiples interpretaciones, críticas, cuestionamientos, especulaciones, dudas y denuncias ha generado la concentración de fuerzas militares de ataque de Estados Unidos en las cercanías de Venezuela, que amenaza a toda la zona del Caribe.

Una de las primeras insinuaciones es sobre la catadura moral del principal impulsor de la aventura vengativa contra Caracas, el actual secretario de Estado, Marco Rubio. Tal personaje arrastra un pasado nebuloso y empolvado por antecedentes de narcotráfico de familiares muy cercanos, como un cuñado millonario, condenado a 35 años de prisión por tráfico de cocaína, de los que solo cumplió 12. El pariente prosiguió con nuevos negocios al amparo de la carrera política en ascenso del anticubano.

Es el mismo Marco Rubio que, desde una arrogancia hitleriana, afirma sin tapujos que la ONU no tiene credibilidad para desmentir la farsa de EE. UU. de acusar a Maduro.

Otros se preguntan si estamos ante un problema personal, un negocio, un embarque de la mafia de Miami al mandatario, o ante la madeja oculta de una conspiración, un recurso de los traidores, para ayudar a Trump a desviar la atención de la cacería de migrantes que no cesa y los cuestiona a todos, preocupados por el declive de su popularidad de cara a próximas elecciones.

Respecto al magnificado y criticado presunto hundimiento de una embarcación de narcos «procedente de Venezuela», con 11 personas a bordo, la prensa de la Florida afirma que hay serias dudas sobre si se trató exclusivamente de un ataque contra los narcos o si fue un golpe de efecto, para desviar la atención de los venezolanos y cubanos radicados en ese país, ante una de las mayores deportaciones masivas en la historia de Estados Unidos.

Solo hacia Venezuela han deportado a más de 600 000 personas, la mayoría sin antecedentes penales: camareros, niñeras, obreros de la construcción y otros trabajadores, que hacían tareas que la mayoría de los estadounidenses no quiere hacer.

Pero más allá de las amenazas que genera la desproporcionada presencia militar estadounidense en el Caribe, ya se denuncia

el aparatoso hundimiento de la presunta lancha como un asesinato premeditado de 11 personas, en violación de los poderes de la Casa Blanca, la Carta Magna de ee. uu. y del Derecho Internacional.

Por ley estadounidense, los barcos de los narcos deben ser interceptados e inspeccionados, y sus tripulaciones llevadas a juicio si se encuentran drogas. O sea, no se puede matar deliberadamente y destruir las pruebas antes de hacer preguntas.

«La mera sospecha de transportar drogas, o simplemente ser perseguido en aguas internacionales, no son delitos que conllevan la pena de muerte, y mucho menos la ejecución sumaria», declaró la Oficina de Washington para Latinoamérica (WOLA).

Por otra parte, medios de prensa estadounidenses afirman que varios exfuncionarios antinarcóticos de ese país cuestionan la versión de Rubio y su comparsa sobre el bote hundido, pues las lanchas de los narcos suelen tener dos o tres tripulantes y no 11, como en este caso, de muy mal guion, con olor a cuento manipulado e inventado.

Muchos se preguntan: ¿Qué hubo realmente detrás de la orden de hundir esta lancha y de los alardes propagandísticos que le montaron al supuesto incidente?

El propio El Nuevo Herald, cercano a la mafia, pero no indiferente ante el malestar masivo con las deportaciones y la cacería humana de «delincuentes extranjeros», sostiene que, además de tratar de mostrarse como un «duro» frente al narcotráfico, «Trump probablemente quiso congraciarse con su base política de cubanos y venezolanos en Florida», con el apoyo de Marco Rubio y su coro de legisladores traidores anticubanos que aplaudieron el crimen y piden más sangre.

Marco Rubio no disimula su intención de coronar su carrera hacia la Presidencia con el «legado» de derrotar las revoluciones de Cuba, Venezuela y Nicaragua, pero tampoco puede ocultar su frustración ante verdades más contundentes y poderosas que todas las armas y marines que puedan desplegar y utilizar para intentar masacrar a países.

Envuelto en mentiras, montajes, «negociaciones», escándalos, amenazas, giras de chantaje y presión, declaraciones de odio, conspiraciones palaciegas y subversivas millonarias, incluso contra jefes y colegas, en la firmeza y la unidad de nuestros pueblos, se le irá el último tren al oscuro Secretario de Estado.

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