El secretario de Estado, Marco Rubio, satisfecho y eufórico, porque su jefe Donald Trump le «suelta» cualquier cargo de confianza que se «pierda» dentro de su equipo, anunció que el Gobierno de Estados Unidos impondrá nuevas sanciones contra Irán.
Y fue tajante en su anuncio: «las sanciones son para garantizar que Teherán nunca pueda obtener un arma nuclear».
Esa fue la conclusión de una reunión celebrada en Omán entre autoridades iraníes y estadounidenses. «Ejercer la máxima presión sobre Irán» es la orden dada por Trump, aseguró Rubio.
No importa para nada que las autoridades persas hayan asegurado, una y otra vez, que su país nunca desarrollará la energía nuclear con fines armamentísticos –como está más que demostrado–, sino en función de la salud humana y en proyectos de desarrollo económico en distintas esferas, en todos los casos en programas pacíficos.
Ante tales medidas de presión por parte del Gobierno estadounidense, el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, citado por RT, afirmó que las negociaciones son muestra del compromiso con la paz y la búsqueda de un acuerdo, pero dejó claro que Teherán no está dispuesta a abandonar sus instalaciones nucleares como lo exige la contraparte.
«Negociamos porque queremos la paz. Por supuesto, el debate sobre el abandono de todas las instalaciones nucleares de Irán nos resulta inaceptable», aseveró Pezeshkian en una reunión con su gabinete.
Vale recordar que, en 2015, Irán y el Grupo p5+1, compuesto por Reino Unido, China, Francia, Rusia, Estados Unidos y Alemania, más la Unión Europea, firmaron un Plan de Acción Integral Conjunto, que fijó el levantamiento de las sanciones a Irán, a cambio de su compromiso de no desarrollar ni adquirir armas nucleares.
Tres años más tarde, en 2018, Donald Trump, en su primer mandato como presidente de Estados Unidos, se retiró unilateralmente del Acuerdo, y optó por aplicar nuevas sanciones y ejercer una mayor presión contra la nación persa.
Ahora, en el año 2025, Trump, nuevamente instalado en la Casa Blanca, y con un discurso que puede confundir a quienes aún creen en sus intenciones pacifistas, repite la aplicación de sanciones y, no pocas veces, ha amenazado a Irán con usar la opción militar.
La nación persa, mientras tanto, ha demostrado que no desarrolla ni ha adquirido armas nucleares.
Sería un poco más serio que tanto Marco Rubio como su Jefe indaguen cuántas ojivas nucleares tiene Israel, y quién le ha ayudado, y continúa haciéndolo, a desarrollar las armas de exterminio masivo, y apoya que el Gobierno sionista israelí no permita la inspección internacional de sus instalaciones de ese tipo.
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