CARACAS, Venezuela.–Como si jugase con un búmeran, el presidente Donald Trump parece lanzar medidas que tarde o temprano se revierten contra Estados Unidos.
Presiona duro el republicano a otros países, para luego, en futuras negociaciones, entrar «favorecido». A veces le sale bien la jugada. Otras, pareciera un autoflagelo. En medio de ese ir y venir ambivalente que está caracterizando estos primeros meses de su segunda administración, decidió el pasado miércoles rescindir del acuerdo entre Venezuela y la petrolera Chevron, con el cual la empresa estadounidense tenía permitido operar en la nación suramericana hasta julio próximo.
La justificación para tomar tal postura se basó en los supuestos incumplimientos del Gobierno venezolano de garantizar condiciones democráticas en los pasados comicios presidenciales. Además, refiere la Casa Blanca, que el ritmo para la devolución de migrantes hacia Venezuela no se corresponde con el acordado, aun cuando solo se han podido realizar los vuelos permitidos por Washington.
Con la licencia general no. 41, emitida por la Oficina de Control de Activos Extranjeros de los EE.UU. en 2022, durante la administración Biden, la Chevron incrementó considerablemente su participación en empresas conjuntas en este territorio. De esa manera, actualmente exporta unos 240 000 barriles por día (bpd), lo que representa más de una cuarta parte de la producción petrolera de la nación bolivariana.
Ante esta medida, que responde a la Política de Máxima Presión, declarada contra la patria de Chávez, la respuesta de la vicepresidenta Ejecutiva, Delcy Rodríguez, dejó claro que su país se en encuentra en medio de un proceso de recuperación económica, sustentado en un modelo productivo diversificado y abierto a exportaciones, no dependiente del sector de los hidrocarburos.
Al ser anunciada la revocación de la licencia regresó el búmeran a Trump: se produjo un alza en el precio del crudo, superando el 2%. A ello se le suma que las tensiones de Estados Unidos con México y Canadá, en medio de una guerra de aranceles, podrían derivar en la reducción de importación de petróleo desde esas naciones.
Otro posible escenario desfavorecedor para Washington sería que el mercado energético venezolano, que cuenta con la mayor reserva de petróleo del mundo, quedase libre para oportunidades con China y Rusia o con declarados adversarios del imperio, como los BRICS.
Así, el sábado la cuenta le dio exacta al mandatario estadounidense, y fue renovada automáticamente la licencia no. 41, por un espacio de seis meses. Justo antes de que su búmeran le impactara mortalmente.
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