Todo hace indicar que el Gobierno de Israel no puede vivir sin hacer la guerra, a niveles genocidas contra la población palestina.
Sus ataques a Cisjordania, la construcción de forma ilegal; en esa zona ocupada, de miles de asentamientos israelíes, los ataques a los centros de refugiados palestinos, entre otras acciones, constituyen la otra mitad del plan sionista de acabar con la población palestina y ocupar totalmente el territorio en que han vivido siempre.
Esto no significa que Israel ha terminado con el genocidio en Gaza. En ese enclave todavía mueren niños, mujeres y ancianos, por la arremetida de los militares y los bombardeos continuos de la aviación israelí, y otros cientos de miles han tenido que desplazarse y viven como nómadas en su propia tierra.
No crea nadie que, con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, la masacre israelí contra los palestinos ha concluido.
Por el contrario, ahora el Gobierno de Washington plantea una «solución» más cruel: la limpieza étnica, consistente en la expulsión de casi dos millones de palestinos de ese enclave costero, y hacer del lugar abonado con la sangre de sus ciudadanos, una llamada Riviera, propiedad del inquilino de la Casa Blanca, y convertir la zona en un floreciente conglomerado inmobiliario del que sus creadores y dueños yanquis sacarían fabulosas ganancias.
En Cisjordania, tierra palestina ocupada por el régimen de Benjamín Netanyahu, viven actualmente más de 700 000 israelíes en alrededor de 230 asentamientos construidos desde tiempos de la ocupación de 1967, según el sitio digital Hispantv.
En estos momentos se levantan 1 200 nuevos asentamientos judíos, a la par de la guerra y la confiscación de viviendas y tierras cultivables, entre otras propiedades.
Solo en las últimas semanas, Israel destruyó 120 domicilios palestinos en el campo de refugiados de Yenín, en la Cisjordania ocupada, donde, en lo que va de 2025, fuerzas sionistas han matado a 81 personas, entre ellos 11 niños.
En 2024, Israel se apoderó ilegalmente de 53 kilómetros cuadrados de Cisjordania, en un plan de colonización con el apoyo de Estados Unidos.
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