Más de cuatro décadas después de la victoria contra los invasores estadounidenses y el inicio de la reunificación, Vietnam sigue siendo una inspiración.
La nación que entonces se convirtió en ejemplo para todos los revolucionarios del mundo, se erige hoy como símbolo de la superación.
La ruta emprendida gracias a la aplicación, en 1986, de la política de Renovación (Doi Moi) no solo permitió a los vietnamitas recuperarse de esa sangrienta guerra en la que Estados Unidos, salvo armas nucleares, utilizó la tecnología militar más avanzada, sino que también los catapultó a ser una de las economías más dinámicas de la actualidad con notables ritmos de crecimiento.
Después de 32 años, los destacados indicadores económicos que exhibe el país demuestran el éxito de ese proceso, pero también los importantes retos que tiene por delante en aras de asegurarle el pleno bienestar a la población.
El Vietnam de hoy no es solo fuerte y consolidado, además es uno de los territorios con mayores avances socioeconómicos en Asia. Durante la última década, ese estado ha tenido un crecimiento sostenido y el año pasado el Producto Interno Bruto (PIB) sobrepasó los 220 000 millones de dólares al experimentar una expansión del 6,81 %, la tasa más alta desde el 2011.
La renovación impulsada por el Partido y el Gobierno vietnamitas ha estado enfocada en la diversificación de la economía, así como en su inserción como competidor en el mercado mundial. El país pasó de ser un importador neto de arroz a convertirse en el segundo exportador mundial y discute los primeros lugares en la exportación de otros productos como el café, caucho, textiles y calzado. Tan solo en el 2017, las exportaciones superaron los 213 770 millones de dólares, para un crecimiento del 21,1 % interanual.
En menos de dos décadas, más de 20 millones de personas lograron salir de la pobreza, el porcentaje de escolarización en la enseñanza primaria alcanzó casi el 100 % y la esperanza de vida ya ronda los 70 años, indicadores que junto al vertiginoso progreso económico lo ubicaron en el club de los países emergentes que más rápido crecen.
La renovación estableció además una estrategia gradual de crecimiento que combinó políticas domésticas con la creación de una red de alianzas geopolíticas, primero en la región y luego hacia el resto del mundo.
El impacto de la Doi Moi también es notable en el proceso de industrialización, una de las metas a largo plazo del país indochino. A pesar de enfrentar más de 20 años de bloqueo impuesto por el Gobierno norteamericano, Vietnam optó por la construcción de un Estado socialista que transformara su economía primaria, de agricultura manual, donde el 90 % de su población era rural.
Algunas de las rutas aprobadas en el XII Congreso del Partido Comunista Vietnamita (PCV) para lograr el propósito de la industrialización, marcado para el 2035, ya se han emprendido e implican renovar la estructura económica, elevar la productividad, fortalecer la estabilidad macroeconómica y desarrollar los recursos humanos para mejorar la competitividad en un mundo permeado por la tecnología.
Pero como cualquier estrategia, el proceso de reformas de Vietnam también es perfectible y en ese sentido existen una serie de desafíos que ese territorio debe sortear.
Para continuar por el sendero del éxito, el país se ha propuesto generar un mayor ambiente de inversión, liberar mucho más las fuerzas productivas, desplegar todos los componentes económicos y aumentar la competitividad, requisito imprescindible para consolidarse como una nación de ingreso mediano y dar el paso superior.
Pero el progreso económico es solo una parte del proceso de renovación vietnamita y a pesar de los avances son reconocidos los costos sociales de esa transformación.
La erradicación total de la pobreza, la disminución de las desigualdades, la reducción de la mortalidad infantil y la sostenibilidad medioambiental, entre otros, constituyen temas esenciales para la nación, consciente de que solo así podrá emular a los países desarrollados.
Según sus autoridades, para materializar el anhelo de alcanzar la prosperidad de todos los vietnamitas hay que luchar para disminuir la brecha entre ricos y pobres, prestar mayor atención a las zonas montañosas, lejanas y devastadas y generar mayores oportunidades para los más desfavorecidos.
Lograr el acceso pleno a la educación y mejorar, de manera exponencial, su calidad es otro de los retos y prioridades de la política vietnamita, comprometida a aumentar los recursos para la formación de sus jóvenes, que en el futuro tendrán sobre sus hombres la construcción de la nación.
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Alberto N Jones dijo:
1
29 de marzo de 2018
09:54:03
Jose Raul dijo:
2
29 de marzo de 2018
12:10:05
Jose R Oro dijo:
3
29 de marzo de 2018
14:03:47
pbruzon Respondió:
30 de marzo de 2018
08:27:25
Miguel Angel dijo:
4
30 de marzo de 2018
07:26:30
Jose R Oro Respondió:
31 de marzo de 2018
17:13:28
pbruzon dijo:
5
30 de marzo de 2018
08:24:54
Jose R Oro Respondió:
31 de marzo de 2018
17:16:49
Miguel Angel dijo:
6
30 de marzo de 2018
13:25:39
pbruzon Respondió:
31 de marzo de 2018
17:33:27
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