En China se dice que Mao Zedong los hizo libres, Deng Xiaoping los volvió «ricos» y Xi Jinping los convertirá en una superpotencia.
El actual mandatario chino y su visión para desatar las fuerzas del gigante asiático ha calado entre los ciudadanos, consolidando su liderazgo al frente del gobierno y el Partido Comunista de China (PCCH).
Las ideas de Xi Jinping ya son parte de los estatutos del Partido, un privilegio que solo comparte con Mao y Deng.
La semana pasada, la Asamblea Popular Nacional de China (APN) aprobó por unanimidad que el presidente Xi Jinping continúe en el cargo durante un segundo mandato (2018-2023).
La reelección del mandatario se produce unos días después de que los legisladores de la segunda potencia mundial aprobaran eliminar de la Constitución el límite de dos periodos consecutivos para los principales cargos políticos del país.
Desde la década de los años 90 del siglo pasado estaba en vigor la limitación a dos mandatos que fue suprimida por abrumadora mayoría en el parlamento chino, así como la aprobación de otros cambios constitucionales propuestos por el Partido Comunista de China.
Las autoridades de Beijing y el PCCH insistieron en que finalizar con los límites de mandatos fortalecería el sistema de liderazgo chino y le permitiría a Xi Jinping supervisar ambiciosos proyectos de desarrollo.
Además, los nuevos cambios en la Ley fundamental de la nación permitirían acondicionar a los nuevos tiempos la política china, así como actualizar y fortalecer la hoja de ruta para la «gran revitalización de la nación».
La posibilidad de que Xi Jinping continúe al frente de la segunda potencia mundial después del 2023 alarmó a Occidente y su gran prensa, siempre muy pendiente de todo lo que sucede en Beijing.
Llovieron análisis y cuestionamientos sobre la supuesta perpetuación del actual mandatario en el poder.
Lo mismo ocurrió en las recientes elecciones presidenciales en Rusia, donde el tema principal no fue la abrumadora victoria obtenida por el presidente Vladimir Putin y su récord de aprobación en la historia moderna del país, sino la cantidad de años que el mandatario lleva en el Kremlin.
Curiosamente, algunas jornadas antes, esa misma prensa elogiaba la fortaleza de Ángela Merkel tras ser elegida para su cuarto mandato al frente del gobierno federal de Alemania.
Tras 12 años en el poder, Merkel logró la reelección y los medios de prensa se volcaron hacia su capacidad para comandar el futuro de la principal economía europea.
Aprobadas en el evento conocido como las Dos Sesiones, las reuniones anuales de la Asamblea Popular Nacional y del Comité Nacional de la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino, las modificaciones a la Carta Magna china responden en primer lugar a la voluntad del pueblo de ese país, que desde 1949, cuando se fundó la República Popular, ha diseñado y ejecutado de manera independiente todo lo concerniente a su política interna.
«China no necesita seguir los patrones occidentales. La remoción del límite de mandatos no significa que un presidente pueda permanecer en esa posición o que todos los futuros presidentes deban estar más de dos mandatos», dijo a la revista Global Times Cheng Enfu, profesor de la Academia China de Ciencias Sociales, también diputado de la XIII Asamblea Popular Nacional.
Aunque soslayado totalmente por Occidente, el dragón asiático tiene su propio sistema democrático que cada cinco años ratifica a sus dirigentes o elige a otros.
«China tiene reformas económicas, políticas, diplomáticas y militares inconclusas y el país necesita un líder estatal decidido e innovador para lograr tales objetivos», dijo Cheng y agregó que si el país tiene un fuerte y sabio liderazgo, puede servir más que dos mandatos como concepto para resolver los problemas del país.
Por otro lado los académicos consideran que China, el país más poblado del mundo, el cuarto en extensión territorial y con más de 50 millones de personas en la pobreza, necesita de un liderazgo estable, fuerte y consistente que permita la concreción de sus planes de desarrollo a largo plazo.
«China no podrá soportar los vaivenes de la política a corto plazo», dijo a Granma el catedrático Mei Renyi, presidente del Instituto de Investigación Intercultural de China.
En los últimos 40 años, el gobierno y el PCCH condujeron al país a un impresionante desarrollo gracias a la aplicación de la política de la Reforma y Apertura y ahora asumen nuevos retos, acordes con la realidad actual, en la conducción de la nación por la senda de la construcción del socialismo con características chinas, aseveró.
Al interior del gigante asiático también consideran que el cambio fue una movida relevante que refuerza la trinidad entre la secretaría general del Comité Central del PCCH, la presidencia de China y la jefatura de la Comisión Militar Central, cargos que actualmente ocupa Xi Jinping.
«Una consistente expresión en la línea del pensamiento del Partido Chino, del Estado y del Ejército es beneficiar la estabilidad del liderazgo central del país», dijo Xinhua Zhang Hongzhi, miembro del Comité Nacional del Comité Central del Partido y subdirector del Centro de Investigación de Literatura del Comité Central del PCCH.
«El secretario general del Comité Central del PCCH y presidente de la Comisión Militar Central no tenía límites de mandato, por lo que sincronizar las tres partes las hace coherentes entre sí», explicó Zhang.
LA IMPRONTA DE XI
La posible reelección de Xi Jinping más allá del 2023 es una decisión derivada del consenso del pueblo chino, pero responde sobre todo a un logro esencial de su gestión: la estabilidad para consolidarse como potencia.
La mayoría de los chinos cree que el progreso de los últimos cinco años ha probado que Xi Jinping es una buena elección para liderar la nación.
El poder político de Xi es innegable y quedó demostrado cuando, en el pasado XIX Congreso Nacional del PCCH, los militantes votaron por consagrar pensamiento sobre el socialismo con características chinas en la constitución del Partido, con lo que se elevó su estatus al nivel de su fundador, Mao Zedong.
El mandatario ha demostrado, desde los inicios, una visión política clara, promoviendo grandes proyectos de revitalización nacional con iniciativas internacionales como la Franja y la Ruta de la Seda y anunciando grandes planes para acabar con la pobreza del país antes del 2020. También impulsó la modernización del Ejército y la aplicación de estrictas políticas medioambientales que permitan reducir los altos niveles de contaminación de las ciudades chinas.
Con el objetivo de lograr «el resurgir de la nación china como superpotencia mundial para o antes del año 2050», el dignatario profundizó y actualizó la aplicación de la política de reforma y apertura en busca de un «nuevo modelo económico».
Desde que asumió como Secretario General del PCCH en el 2012 puso en marcha una campaña anticorrupción que, según datos oficiales, ha disciplinado a 1,34 millones de oficiales de todos los niveles, acusados de cargos como corrupción, mal comportamiento y transgresión de la disciplina del Partido.
Xi también emprendió una política más proactiva a nivel mundial con una diplomacia más actuante y participativa, acorde al rol y al aporte de China en las finanzas globales.
En un contexto internacional marcado por tendencias proteccionistas y excluyentes, China enfrenta sus retos en la lucha contra el cambio climático y se proyecta como la gran esperanza del comercio internacional, al compartir sus oportunidades de desarrollo y aspirar al progreso compartido.
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Jorge dijo:
1
22 de marzo de 2018
23:29:00
Modesto Lector Respondió:
25 de marzo de 2018
09:17:38
Lazaro17 dijo:
2
24 de marzo de 2018
09:41:29
GAM Respondió:
26 de marzo de 2018
18:45:23
MANIN dijo:
3
24 de marzo de 2018
11:46:20
Orlando Chirino dijo:
4
24 de marzo de 2018
14:07:36
Orlando Chirino dijo:
5
24 de marzo de 2018
14:17:25
Jorge Respondió:
25 de marzo de 2018
02:42:38
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