La llamada Franja de Gaza es un pequeño pedazo de línea de costa que limita con Egipto por el sur, el mar Mediterráneo al oeste, e Israel al norte y el este. Tiene una superficie de unos 360 kilómetros cuadrados. Para allí fueron desplazados por Israel, a la fuerza y sin retornoen la guerra de 1948, y después, a cientos de miles de palestinos «durante la limpieza étnica de Palestina», conocida en árabe como la Nakba (catástrofe).
En 1947, cuando Reino Unido controlaba la región permitió la llegada de numerosos judíos de todo el mundo y trazó un plan para concederles «un Estado propio», dividiendo el territorio de Palestina entre árabes e israelíes.
La decisión respondía a la llamada «Declaración de Balfourt» cuando Reino Unido en 1917, por intereses guerreristas, sin encomendarse a nadie prometió públicamente entregarles a los judíos, que residían en el exterior, tierras palestinas para que establecieran allí «un hogar para el pueblo judío». Estas fueron las 67 palabras que dieron pie a la creación del estado de Israel y al histórico conflicto judío-palestino.
El gobierno de Su Majestad no era dueño del territorio de Palestina ni tenía derecho determinar el destino de su pueblo, privándolo de sus derechos legales, humanos, políticos y, además, impidiéndoles su derecho a la autodeterminación en sus territorios.
En ese momento la población palestina de fe judía representaba tan solo menos del diez por ciento del total de Palestina. Luego de terminada la Primera Guerra, los palestinos contemplaron estupefactos cómo sus tierras eran entregadas a extranjeros, a grupos de comunidades judías europeas que arribaban continuamente en barcos desde países como Alemania, Rusia, Holanda, o Gran Bretaña.
A tales efectos la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó, el 29 de noviembre de 1947 la Resolución 181, que estableció la división del territorio de Palestina (donde había 1 millón 200 mil árabes y 600 mil judíos) en un Estado judío, un Estado árabe y la zona de Jerusalén bajo régimen internacional.
Al siguiente año, mayo de 1948, se produjo un enfrentamiento con varios estados árabes vecinos, en el que Israel, con un poderoso y moderno arsenal se impone y ocupa el 77% del territorio que había tenido Palestina bajo el mandato británico, que incluía la mayor parte de Jerusalén. En ese conflicto fueron destruidas entre 400 y 600 poblaciones y expulsadas a la zona de Gaza y Cisjordania a más de 700,000 mil personas.
En 1949 los gobiernos de Egipto, Líbano, Jordania y Siria, firmaron acuerdos de armisticio con Israel, fijando las demarcaciones con sus vecinos, y se constituyeron cuatro comisiones mixtas de la ONU para la vigilancia de la tregua (UNTSO)
Al terminar la contienda, el gobierno israelí comenzó un deliberado programa de expulsión forzosa para ampliar y modificar el territorio, arrasando cientos de poblaciones palestinas para construir sobre ellas modernas colonias agrícolas llamadas «kibutz», y ciudades para los judíos.
A este plan institucional del primer ministro David Ben Gurión, se le denominó «Plan Dalet», para que lo ejecutara la Haganá, la organización paramilitar y de autodefensa judía. Se adoptó oficialmente el 10 de marzo de 1948. La estrategia era y es actualmente, expulsar a la población árabe de Palestina por la fuerza, para establecer y ampliar el territorio del Estado de Israel.
El plan especificaba minuciosamente los pueblos que había que atacar y los métodosque se debían utilizar para expulsar a sus habitantes y destruir sus comunidades.
«Destrucción de aldeas (incendios, explosiones y colocación de minas en los escombros), especialmente de aquellos centros de población que son difíciles de controlar de forma continua...Se realizarán operaciones de búsqueda y control según las siguientes directrices: rodear la aldea y realizar un registro en su interior. En caso de resistencia, se destruirá la fuerza armada y se expulsará a la población fuera de las fronteras del estado.», fueron las órdenes impartidas a las tropas sionistas..
Las condenas y las protestas al gobierno israelí, no se hicieron esperar ante tanto odio contra la población árabe palestina. Ahora resulta que los que habían sufrido en carne propia la crueldad del nazi-fascismo tan solo por ser judíos, odiaban y masacraban brutalmente a los palestinos.
Durante mucho tiempo continuaron los enfrentamientos entre árabes y judíos a tal punto, que del 5 al 10 de junio de 1967 estalló la llamada «Guerra de los seis días», entre Israel y una coalición de estados árabes, principalmente Egipto, Siria y Jordania.
La guerra, que resultó favorable a Israel entre otras cosas, por el respaldo en armamentos que le suministró Estados Unidos, se saldó con la ocupación de los Altos del Golán de Siria, Cisjordania, incluyendo Jerusalén Oriental, de Jordania y la península del Sinaí y la Franja de Gaza, de Egipto.
Luego se inició un lento proceso de paz, de negociaciones entre las partes involucradas para tratar de poner fin a la violencia en la región, que culminó en los Acuerdos de Camp David, el 17 de septiembre de 1978, firmado por el presidente Jimmy Carter, el presidente egipcio Anwar Al Sadat y el primer ministro israelí Menahem Begin.
Mediante este pacto quedaba sellada la paz entre Egipto e Israel y, aunque se reconocían vagamente los «derechos legítimos del pueblo palestino», no incluía elestablecimiento de un Estado palestino, ni el control palestino de Jerusalén Oriental, ni el derecho al retorno de los refugiados palestinos.
Años más tarde (1993-1995) se firman los Acuerdos de Oslo I y II, entre el primer ministro israelí, Yitzhak Rabin y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), dirigida por Yasser Arafat. Por vez primera Israel, desde su ocupación en 1967 de los territoriospalestinos de Gaza, Cisjordaniay Jerusalén Oriental, reconoce el derecho palestino a la autodeterminación y a establecer dos Estados.
Es cierto que en estos acuerdos el gobierno de Israel reconoció oficialmente el derecho a crear un Estado palestino; a dividir la Cisjordania ocupada en tres áreas, una de ellas gobernada por la Autoridad Palestina (AP), con sede en Ramallah, hasta que se alcanzaran los tratados finales sobre cuatro fundamentales cuestiones: a) los asentamientos b) el status de Jerusalén Oriental c) las fronteras exactas d) el estatus de los refugiados palestinos y su derecho a regresar.
Pero no es menos cierto tampoco, que Israel realmente nunca quiso aceptar un Estado palestino independiente. Durante años sus gobernantes tratan de deslegitimar la heroica lucha del movimiento palestino y sabotean, deliberadamente todos los intentos por alcanzar una resolución final, tal y como está previsto en los Acuerdos de Oslo.
Se dice que por esta iniciativa de paz, Rabin fue asesinado en noviembre de 1995. En aquel entonces el líder del Partido Likud, Bejamin Netanyahu, acusó al gobierno de Rabín de estar «alejado de la tradición judía (…) y de los valores judíos»
Los colonos ilegales asentados en los territorios ocupados de Cisjordania y Jerusalén, de unos 110 mil en 1993-1994, aumentaron a 700 mil en la actualidad.La limpieza étnica palestina que comenzó en 1948 se ha acrecentado.
En octubre de 2023, grupos palestinos que promueven la lucha armada y militantes de Hamás, se enfrentaron a los soldados sionistas en respuesta a las atrocidades que cometían contra la población civil en la Franja de Gaza y al bloqueo general, principalmente de alimentos y medicinas que Israel mantiene sobre ese territorio desde hace 16 años
En represalia el gobierno israelí comenzó un indiscriminado bombardeo a Gaza –que hoy se mantiene-, y lanzó una invasión terreste a gran escala para combatir a un supuesto enemigo que carece de tropas regulares, aviones de combate, artillería y fuerzas blindadas, No es una guerra como algunos la llaman. Es un genocidio.
Hace apenas unos días, el primer ministro Benjamin Netanyahu dijo que el objetivo de su gobierno es ocupar toda la Franja de Gaza. Si eso sucede aumentará el número de muertos en la población civil y más de 1 millón personas serán expulsadas de ese territorio.
Hasta el momento se estima que más de 100 mil palestinos han muerto en Gaza. Unos asesinados, otros por los bombardeos bajo los escombros de sus viviendas; por hambre, frio o enfermedades. La cifra exacta nunca se sabrá.
Lo que sí se conoce es el pensamiento genocida de los dirigentes sionistas como el ministro de Patrimonio de Israel Amichai Eliyahu, quien expresó sin ningún pudor: «El ejército debe encontrar maneras más dolorosas que la muerte para los civiles en Gaza. Matarlos no es suficiente».








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