Que me excusen los amigos cubanos porque hablaré poco de ellos, recordando el primer aniversario de la muerte de Fidel Castro, pero él no es solo el Comandante en Jefe de la Revolución que cambió para siempre la Isla en 1959, sino es, a todos los efectos, una figura histórica de importancia internacional.
Llamo la atención: esta no es en absoluto una cuestión de retórica, como pensarán algunos maximalistas locales, los que están siempre más a la izquierda de todos y que han difamado a Fidel como un burócrata y un tirano, cuando sería necesario hacer un frente unido con él.
Aquí hablamos solo de conciencia política e histórica frente a un estadista de una dimensión ahora casi inalcanzable en el espectáculo desolador mostrado por la actual política en toda Europa.
La lista sería larga, por tanto, me excusan si considero solo algunos aspectos y en extrema síntesis. Varios son de gran alcance geopolítico, otros menos, pero demuestran la pluralidad y la contundencia que Fidel y el Partido que él dirigió han sido capaces de determinar.
Sin Fidel, muchos pueblos africanos, martirizados por el colonialismo, no habrían podido conquistar su independencia y soberanía. El régimen racista del apartheid en África del Sur habría sobrevivido probablemente más tiempo, sin la intervención cubana en Angola y Namibia en el 1975. El apoyo que Fidel dio al proceso mozambiqueño de liberación del régimen fascista portugués (caído en 1974 gracias también a las contradicciones de su política colonial) es otro ejemplo.
La cuestión nacional palestina es otra de las grandes causas internacionalistas a las que Fidel dio máximo apoyo para contrarrestar el expansionismo del régimen sionista de Israel.
Tampoco podemos olvidar la oportunidad ofrecida por el gobierno de Fidel a los estudiantes de origen social modesto de toda América Latina y de África, de estudiar gratuitamente en La Habana, graduándose en medicina, en ingeniería, en arquitectura, volviendo después a sus respectivos países al servicio de las últimas creaciones del modelo de desarrollo capitalista. ¿Y qué decir de los médicos cubanos enviados recientemente a Siria, martirizada por los llamados rebeldes «democráticos» (apoyados también por la izquierda europea) que en seguida allanaron el camino para el ISIS? Sin mencionar los programas pedagógicos cubanos en apoyo de la campaña contra el analfabetismo promovida en Venezuela por el presidente Hugo Chávez, después que Cuba fue en 1961 el primer territorio de la América Latina libre de analfabetismo gracias a la Revolución. En todo esto vive Fidel.
Termino con dos acontecimientos que no encontrarán lugar en los libros de historia. El primero se remonta al año 1997.
Después de ocho años de ausencia, Fidel aceptó acoger en La Habana el Festival Mundial de la Juventud y de los Estudiantes: un encuentro muy importante de decenas de miles de jóvenes revolucionarios y antimperialistas de todo el mundo. La caída de la Unión Soviética puso en duda esta tradición (que como lo pueden imaginar necesita de inversiones logísticas enormes). La última edición había tenido lugar en la República Popular Democrática de Corea en aquel terrible 1989. Si el movimiento del Festival existe todavía hoy, y pudo reunirse en Sochi, mucho se debe a Fidel.
Otro acontecimiento, muy poco conocido y también un poco personal, es del 2005: tenía poco menos de 20 años y era uno de los más jóvenes delegados al 15 Congreso Sindical Mundial que se reunía en el Palacio de Convenciones de La Habana, dirigido por Pedro Ross Leal, en ese tiempo secretario general de la Central de Trabajadores de Cuba. Aquel Congreso impulsó la reorganización de la Federación Sindical Mundial, que llegaba a un periodo de fuerte crisis a consecuencia de la fuga de muchos sindicatos de Europa del Este, y se celebró precisamente por la intuición de Fidel, que comprendió la importancia de continuar teniendo un movimiento sindical de clase coordinado a nivel internacional. Hoy la FSM renació, crece y es muy activa en los países emergentes de África, Asia y América Latina. También en el movimiento sindical, por tanto, está la mano de Fidel.
¿Y ahora? Cuba se encuentra en un momento de nuevas perspectivas de desarrollo económico, pero permaneciendo en el camino de una siempre democracia socialista más participativa. Y todo esto es fruto de las ideas, cuyas bases fueron establecidas por el propio Fidel.
En definitiva, una vida completa, que sigue adelante hasta hoy en estas obras que van más allá de su desaparición física, y que me convencen de sostener que siempre es julio, siempre es 26… ¡y la historia ya te ha absuelto, Fidel!
*Secretario general del Partido Comunista (Suiza). Traducción: Stefano Araujo







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OrlandoB dijo:
1
2 de diciembre de 2017
04:31:06
leonardo dijo:
2
2 de diciembre de 2017
14:22:14
Jose A Cuervo dijo:
3
3 de diciembre de 2017
11:37:43
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