
CALIMETE, Matanzas.—El mítico machetero Reinaldo Castro se propuso ir bien temprano este domingo a ejercer el derecho de sufragio activo en su tierra natal. Nadie me lo pidió, pero desde los tiempos en yo cortaba caña siempre me gustó ser el primero, dijo orgulloso y con énfasis en cada palabra.
Luego de acudir a la mesa del colegio número uno, en la circunscripción cuatro, en el sureño territorio, el primer Héroe Nacional del Trabajo en Cuba reconoció que para él acudir a las urnas en su país además de un derecho es un deber patrio. “Es mi obligación como revolucionario y ciudadano, el de elegir al mejor y el más capaz, y lo más importante, de votar por la unidad y por Cuba, que es votar por Fidel”.
Mientras camina por las calles del poblado de Calimete, Reynaldo Castro disfruta de la más alta estimación de sus compatriotas, esas personas humildes y anónimas que habitan este pedazo de la geografía matancera. Admite que no le gusta magnificar la grandeza de su país pero que uno de sus mayores compromisos es poder hacer algo por la Revolución cada día.
Esta jornada de victoria y de elecciones le sirvió de excusa para inspirar a la nueva generación. Los jóvenes deben saber que sobre sus hombros descansa el presente y futuro de la Patria, y cuando se sientan cansados deben pensar en el Che, quien aun con ataque de asma cruzaba ríos crecidos y ascendía montañas, sostuvo para enfatizar. “Y para quienes no sepan qué hacer, muy sencillo, que piensen en cómo la haría Fidel”.
Al extenderse en el extraordinario ejemplo legado por el Che, recordó que durante una agotadora competencia de macheteros el Guerrillero Heroico le comentó que todo hombre tiene derecho a cansarse pero entonces no puede ser vanguardia. “Ese día corté 1 328 arrobas en ocho horas y gané la competencia. En la última hora derribé 480 arrobas. El Che, que no dejaba de observarme, se acercó y me preguntó si estaba cansado. Lo negué de plano y le dije que si me ponían luz en el cañaveral cortaba 24 horas más”.
Este hombre de una historia hermosa, sencilla y al propio tiempo, colosal, asume que su mayor orgullo es serle fiel a Fidel, porque es lo más grande que ha dado Cuba, dice, y porque los padres de ambos proceden de Galicia.
Reinaldo Castro comenzó a cortar caña a los ocho años de edad para ayudar al sustento familiar, y aunque ya hace bastante tiempo que abandonó el machete se niega a ser un espectador pasivo. “Estoy muy al tanto de la voluntad y de los muchos esfuerzos en la provincia por cumplir el plan azucarero, pero en la zafra, como sucede en la pelota y en el boxeo, la victoria hay que fabricarla temprano; no es recomendable dejarla para el final”.









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Rodolfo Valentino. dijo:
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20 de abril de 2015
08:04:20
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