ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
El equipo cubano de Beisbol5 campeón mundial en 2025. Foto: WBSC

Cuando los niños saltan al terreno a enseñarnos toda su pasión, como lo hicieron en este último mes del año los pequeños de la categoría de siete y ocho años, nos damos cuenta de cuán importante es la pelota para Cuba. En cada lance ellos muestran la luz que emana de su entrega, esa que al crecer no se les puede apagar, porque es puro sentimiento nacional.

Los errores o la falta de control de los lanzadores, si alcanzan o no las 90 millas, y la distorsión en los grandes averages de los bateadores no son las causas de la baja calidad de nuestro beisbol, sino las consecuencias. Las primeras transitan por la formación del peloterito lleno de motivación en sus infinitas ansias de comerse la pelota en cada turno al bate.

Si al crecer no siente lo mismo, entonces se habrá cercenado no solo el talento, también el Patrimonio Cultural de la Nación, inscrito en sello beisbolero y, por supuesto, el nivel de los torneos domésticos y el resultado en los certámenes internacionales.

La pelota no es un coto cerrado y eso hay que defenderlo desde esas categorías inferiores. No nos puede ocurrir que perdamos un talento porque la familia no le pudo comprar el guante, o porque no le tributa al área en la que entrena lo que otras entregan. La formación, no solo del jugador sino del futuro hombre, pasa por la ética y los principios que el profesor-entrenador, en su condición de educador, le aporte a su equipo y a sus muchachos.

Siempre que esas deformaciones rebasen esas categorías, el nivel cualitativo de las futuras Series Nacionales o Ligas Élite, y el de la competencia extrafrontera, se flagela. El rigor ha de comenzar desde la cuna, para que no falte en la alta competición.

Por ejemplo, el beisbol en 2025, si bien puso a Cuba en los campeonatos mundiales de todas las categorías de la Confederación Mundial de Beisbol y Softbol, nos deja esa falta de solidez en el principal espectáculo deportivo del país que es la Serie Nacional. Ha sido la temporada más accidentada que se recuerde.

EL 2025 ENTRE INNINGS

Sin embargo, esta Isla es tan beisbolera como irredenta, y la pelota no se queda atrás. La campaña 64 mantuvo un suspenso a lo Alfred Hitchcock en todo diciembre, en pos de regalarnos la siempre emotiva postemporada, con los juegos de play off, aun cuando hayan cambiado su formato de siete encuentros a cinco en los cuartos y las semifinales, debido, precisamente, a lo escabroso que fue su calendario.

Pese a todos los tropiezos, son noticias muy halagüeñas el desempeño de jóvenes como el santiaguero Raider Sánchez, el holguinero Jorlis Bravo, ambos jugadores de posición, y el lanzador matancero Yosney García. Los tres se estrenaron en los clásicos nacionales este año con dotes de consagrados.

Otros, que apenas pasan los 23 años, han enseñado sus virtudes para ser tenidos en cuenta. El receptor de las Avispas, Harold Vázquez; el jardinero matancero Hanyelo Videt y el serpentinero artemiseño Brander Guevara son de las buenas nuevas de la temporada a punto de concluir. Pero uno más bisoño –de solo 18 años–, el campo corto villaclareño Jonathan Moreno, es toda una revelación.

Liván Moinelo fue la expresión más alta en el calendario que despedimos, seleccionado el Jugador Más Valioso en la Liga Japonesa, primer cubano con esa distinción y el cuarto entre los peloteros latinos, en un beisbol de altísimo nivel. Allí, en el templo del buen pitcheo, fue el líder de carreras limpias por juegos de nueve entradas, con 1,46; obtuvo un whip de 0,92, menos de un rival embasado por su responsabilidad en cada inning; ponchó a 172 y logró 12 victorias para los Halcones de SoftBank, equipo al que llegará Moreno.

Claro que un título mundial como el logrado por el equipo juvenil de Beisbol5 es el pergamino de mayor relevancia de 2025. Las muchachas y muchachos de este dinámico juego no solo ganaron, sino que mantuvieron la corona del orbe, como lo hicieron los mayores el pasado año en Hong Kong, en su cita mundialista.

Además, esos jovencitos que lograron el segundo cetro dorado en esa categoría, al ganar el certamen del orbe lograron el único cupo a los Juegos Olímpicos de la Juventud, en Dakar, en el ya cercano 2026. En ese encumbrado compromiso no se vislumbra hoy un elenco que pueda vencer a la escuadra de la Mayor de las Antillas.

Como si fuera poco, mantuvieron la ilustre condición de invictos en cuanto torneo internacional han intervenido. Eso, para jugadores y jugadoras en edades entre 14 y 17 años era un peso enorme sobre sus hombros, y lo hicieron sin conocer la derrota.

Si etiquetamos a Moinelo como el punto máximo del beisbol en el año, y nos atreveríamos a decir que ningún otro deportista tocó tan alto en estos 12 meses, no estamos minimizando al Beisbol5 que ha hecho campeón a nuestros barrios. Es que, aun cuando está dentro de la misma Federación, no es el mismo juego.

Sí creo que la organización beisbolera cubana tiene el reconocimiento por desplegar esta modalidad hasta reinar en el mundo, pero al valorar los éxitos y analizar sus deficiencias, no deben pasarse esas fronteras, incluso cada una de esas expresiones tiene un ranking. El que se juega con la mano es el indiscutible número uno del mundo y, por supuesto, el primero de América; el que depende del bate está en la posición nueve en el listado mundialista y en la seis en el continente.

EL 2026 EN LA CAJA DE BATEO

Para la pelota cubana, 2026 tiene ya en la caja de bateo la Serie de las Américas y el Clásico Mundial, dos lanzamientos difíciles de descifrar, sobre todo el segundo. Aunque también estará la justa de campeones de América y ya no aparece en el calendario la Serie del Caribe, inicialmente pactada para Venezuela y ahora afincada en Jalisco, México, permuta que excluyó a Cuba porque la Confederación Profesional de Beisbol del Caribe, aunque caribeña, está vinculada con una entidad estadounidense, la MLB. Como la política de ese país impide cualquier relación con instituciones cubanas, los organizadores no pueden hacer nada.

Pero no hay duda de que el Clásico Mundial será la recta de más velocidad que se deberá batear. Para la encumbrada competición, la Mayor de las Antillas ha vuelto a expresar su intención de contar con peloteros que jueguen en cualquier liga, incluyendo la MLB y la de los circuitos invernales, más la de Japón.

El objetivo, ha dicho el director de la selección nacional, Germán Mesa, es armar un equipo competitivo. Siempre resulta complejo llegar a definiciones que respalden esa aspiración. Son 24 jugadores y eso hace que no todos quepan, aun cuando hayan manifestado su deseo de jugar por su país, en el caso de los que se desempeñan fuera del esquema competitivo cubano.

No creo que se excluya a nadie por no haber nacido en Cuba, o por no haber jugado en los torneos caseros; hay quienes sí vieron la luz en el verde caimán y han decidido representar a otras naciones, incluso con poca tradición beisbolera.

En fin, los que estén tendrán un altísimo reto. Pasar a la segunda fase, en Houston, no será fácil, pues en la primera vuelta, en San Juan, Puerto Rico, habrá una alta demanda frente al elenco anfitrión, Canadá, Panamá y Colombia. A Texas llegarán solo los dos primeros y allí se cruzarían con los que avancen del Grupo b, presumiblemente Estados Unidos y México, lo cual hace esa etapa de cuartos de final aún más engorrosa: en un solo juego se decide el pase a semifinales, que se jugarían en Miami.

La Serie Nacional, la de las Américas y el Clásico Mundial nos mantendrán, el fin de año y en el advenimiento del nuevo, sobre el terreno.

Liván Moinelo y el Beisbol5 fueron los puntos más altos de la pelota en 2025. Foto: NPB
COMENTAR
  • Mostrar respeto a los criterios en sus comentarios.

  • No ofender, ni usar frases vulgares y/o palabras obscenas.

  • Nos reservaremos el derecho de moderar aquellos comentarios que no cumplan con las reglas de uso.