ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Geannis Garzón y Orislandy Perdomo ofrecieron uno de los combates más esperados de la Gala. Foto: Calixto N. Llanes

La Gala de la Lucha Cubana coincidió esta vez con la celebración del Día de ese deporte en el país, establecido en honor a la victoria del equipo grecorromano en el Mundial de Patras, Grecia, en 2001, cuando Rusia quedó privada de la cima en ese estilo, por primera ocasión.

Aquella escuadra antillana totalizó 54 puntos, liderada por el título del bicampeón olímpico Filiberto Azcuy en 69 kilogramos; la plata de Ernesto Peña, perteneciente a los 97 kilos; junto a los bronces de Lázaro Rivas (54 kg) y Roberto Monzón (58 kg). Allí participó un Mijaín López aún desconocido y Pedro Val esculpió el triunfo.

Casi un cuarto de siglo después, en la Gala del 2025, con sede en el Coliseo de la Ciudad Deportiva, se mantiene la impronta fenomenal de ese entrenador y su sucesor Raúl Trujillo. El heredero de tan maravillosa historia en la modalidad clásica, José Mario Olivera, los consideró a ambos «los mejores maestros que han existido».

Consciente de que «la varilla está bien alta» y de su responsabilidad al frente de una práctica con al menos un oro en cada cita olímpica, desde su inserción bajo los cinco aros, aseguró: «Vamos a seguir en la línea, no cambiamos nada, persisten la misma política y objetivos.

«Ya no tenemos a Mijaín, pero contamos con varios atletas que, en tres o cuatro años, llegarán a la élite y otros continúan en ella. El objetivo final del ciclo consiste en volver a alcanzar dos o tres preseas en Los Ángeles-2028».

Jesús Rodríguez Garzón, preparador de los libristas y uno de los educadores de la Unión Mundial de Luchas en la Isla, recibió esa condición, como Olivera, par de años atrás. Ya la poseían Trujillo y Filiberto Delgado, quien desde los banquillos empoderó a las féminas para reclamar un puesto en la élite. Los calificó «la Biblia de nosotros».

Los educadores deben honrar ese nombramiento vitalicio con la ayuda a los jóvenes gladiadores aquí y en otras naciones, que han elevado sus resultados, en parte, gracias a esa colaboración. Tal vocación de enseñar la aplica con sus muchachos cuando les pide «seriedad, disciplina, entrega y el deseo de ser campeón».

Alejandro «Calabaza» Valdés hace un año cambió los combates por la promoción de la masividad. Su proyecto Lucha cubana desde adentro ya ha apoyado eventos de varias categorías y realizó uno propio en octubre, respaldado por la Comisión Nacional. Piensa multiplicarlo por todo el territorio nacional, ante la necesidad de mayor fogueo en casa, porque «la lucha es una familia y no tiene provincia fija».

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