Antes de alcanzar la gloria, practicaba el polo acuático. Una amiguita de su aula, en la escuela primaria, la motivó a lanzarse a las piscinas. Entraron juntas a la EIDE, pero poco tiempo después causó baja por rendimiento.
Sin embargo, ella tenía estrella de as y el fracaso inicial no condicionó su vida. Sus padres, quienes aman la actividad deportiva, querían que creciera en la EIDE, junto a su hermana mayor, y la impulsaron a matricular en otra disciplina.
Esa fue la halterofilia, pues no había otra disponible en ese momento. Justo el primer día, su entrenador lanzaría la profecía de la que hoy disfrutan ella, su familia y toda Cuba: «Ella va a ser campeona».
Marifélix Sarría, quien hoy levanta en peso a toda una Isla en cada competencia, no pensaba que su deporte existía. Su físico llevó a su preparador en la base a augurarle un futuro estelar.
«Me gusta competir conmigo misma. Siempre quiero superarme», así se define la cienfueguera, poseedora de los títulos de campeona mundial juvenil, centroamericana y, recientemente, subtitular del orbe entre mayores.
«Después que aprendí la técnica, todos los días quería levantar un kilogramo más. Eso fue lo que me enamoró», aseguró.
«Ahora, disfruto cuando levanto un nuevo peso en alguna competencia. Es hermoso probarte, que todo el esfuerzo no es en vano».
En su comienzo, aquel entrenador le dijo que la disciplina es la base del éxito. Esas palabras esculpieron la leyenda y la prepararon para lo que le depararía la vida.
UN TÍTULO AGRIDULCE
En la Cuna del Mágico comenzó una historia que la hizo aún más grande que los pesos que levantó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en San Salvador, en 2023.
En el último intento del envión levantó 152 kg, lo que la convirtió en la mejor en ese ejercicio.
«San Salvador tiene muchas emociones; siento que allí empezó mi carrera. Tenía experiencia internacional, pero tuve el mérito de ganar una competencia de mayores siendo juvenil.
«Fue muy reconfortante ver que el entrenamiento dio frutos. Yo lloraba en las madrugadas, pensando que no avanzaba. Es esa una de las razones por las que esa competencia marcó mi vida», repasa emocionada.
Pero su alegría se empañó por una acusación de dopaje hecha por la comisión médica de Centro Caribe Sports.
Un año y tres meses lucen cortos para quien dice que el tiempo pasa volando, pero para ella fueron un calvario.
«Sabía de mi inocencia, pero era presa de la confusión. No entendía que hubiese sucedido algo así. Sufrí mucho, sentía una enorme vergüenza; no quería salir de mi casa. No es sencillo cargar con un nombre sucio, que te culpen por algo que no hiciste».
Mas ella entrenó todo ese tiempo. «Tuve que tratarme con un sicólogo. A él, a mi familia y a la gente de mi pueblo les debo la recuperación», afirmó.
En efecto, el tiempo pasó y su inocencia quedó manifiesta; brincó y lloró por la emoción y la alegría. «Le iba a demostrar al mundo mi talento».
Así fue. En ese 2024 se convirtió en titular del orbe en la categoría juvenil. En España, ganó las medallas de oro en arranque, envión y biatlón. «Ahí probé que no necesito doparme para ganar.
«No tuve límites. Había superado mis problemas en Cuba. Mi mayor miedo, en ese entonces, era que me mirasen mal por mi historia».
QUIERE DAR MÁS
Dueña y señora juvenil, la categoría adulta era el siguiente paso. Un cuarto puesto mundial como precedente, obtenido en Bahréin un año atrás, daba destellos de su clase, y sembraba la esperanza de verla en el podio.
«No tenía ninguna deuda. Ese cuarto lugar en el Mundial de mayores me satisfizo, pues no tuve una buena competencia. Para esta ocasión trabajé más, pues era mi momento».
Así, desde el frío Førde, en Noruega, alcanzó en octubre pasado un histórico subtítulo. «La medalla la gané en el entrenamiento. Allí preparé mi prueba, y sabía qué pesos debía levantar para estar en el podio.
«En Noruega me lastimé una rodilla. Recuerdo que, antes de salir, le conté a mi compañera de equipo, Ludia Montero, que tenía miedo por el dolor. Me respondió que no pensara en eso y me dio fuerzas para salir. Fue a quien único le revelé lo que pasaba».
Y... «tristemente no me validaron el último peso por un doble empuje. Si no, hubiese ganado la medalla de oro en el envión», cuenta.
Pero no fue esta la hazaña que más ha saboreado. «La medalla que más he disfrutado es la del mundial juvenil. En San Salvador, el amargor de la acusación de dopaje no me dejó, y ahora siento que pude haber ganado el título».
Marifélix fue paciente y disciplinada. Su entrenador de la base le había vislumbrado el éxito, pero también un camino duro. Ese sendero andado, sus cualidades y su valentía la han hecho grande.
«Siempre quiero superar mis miedos», sentenció esta sensible muchacha, a quien ninguna corona le hace mirar por encima del hombro a los demás. «Nada me ha cambiado; soy risueña y conversadora. Estoy conforme con lo que he hecho, pero quiero dar más».

















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Onesimo Alejandro Avila Tamayo dijo:
1
12 de noviembre de 2025
20:10:51
Liliam Lopez Rubio dijo:
2
12 de noviembre de 2025
20:14:02
José Carlos Vidal dijo:
3
14 de noviembre de 2025
18:07:16
José Carlos Vidal dijo:
4
14 de noviembre de 2025
18:07:50
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