ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Foto: WBSC

Panamá.–Cuando esta edición se disponía cerrar, aún no había decisión sobre el partido más esperado en el Campeonato Panamericano de Beisbol Sub-23, entre los invictos Cuba y Puerto Rico.

La lluvia encima del terreno Justino Salinas anegó la grama, y a las 6 y 30 p.m., hora local, una más en Cuba, la idea era desarrollar el duelo. Este choque cobra singular importancia porque ha de decidir el primer lugar de la zona b de este certamen, clasificatorio para la cita del orbe del próximo año, en Nicaragua.

Pero si bien no se sabía si habría o no juego, lo que sí era seguro, y nunca se acaba sino que se multiplica, es esa magia que el Caribe tiende en sus pueblos. Cuba y Puerto Rico pasan por ese imaginario mágico de la amistad y de la unidad.

Los boricuas del Sub-23 vuelven a estar dirigidos por Juan Igor González, pelotero muy querido por la afición cubana; una estrella en su país y en las Grandes Ligas.

«Es un honor estar otra vez en un torneo en el que compartimos con Cuba. Siempre he admirado y admiro a sus peloteros, por eso de solo verlos la satisfacción es muy grande», dijo quien se desempeñaba como jardinero.

«Imagínate que esa alegría es doble por encontrarme con Germán (Mesa), mi amigo de excelentes manos en el campo corto».

–¿Y en el terreno qué pasa?

–No, allá arriba somos contrarios, pero nos respetamos.

–¿Qué espera del juego ante esta selección cubana?

–Me vas perdonar, pero lo que espero es ganar.

«Así somos, nadie viene a perder, y nosotros también esperamos vencer en este choque, pasado por agua», aseguró Germán, sonriendo, con la complicidad de Igor.

«Para Cuba siempre es una satisfacción medirnos con Puerto Rico, cuna de grandes peloteros como el propio Igor. Se juega un beisbol allí que contagia por su garra y, al propio tiempo, por su belleza», comenta el director de la principal escuadra de la Mayor de las Antillas

–Y ustedes, que brillaron en los diamantes, como se ven de directores, se miden con la misma pasión que lo hacían de jugadores.

–El beisbol es uno, puedes hoy ocupar una responsabilidad y mañana otra, pero la pasión no se pierde, afirmó el boricua, y el cubano expresó «que si no lo vives con la misma adrenalina de una jugada por arriba de segunda, sacando el out en primera, entonces ni eres director ni pelotero. Con la pelota nos acostamos todos los días, y con ella nos levantamos en cada alba».

–¿Qué los hizo tan amigos?

–El beisbol, y él, que como usted dijo es el mago Mesa.

Y Germán respondió que, además de la pelota, nunca dejó de seguirlo, no solo porque era una estrella, sino por el brillo que emanaba de ese ser humano especial. ¿Viste lo primero que hizo? Venir a ver a los cubanos. A este boricua lo quiere todo el mundo.

Y casi a unos minutos del cierre, Randy Martínez, el zurdo de Pinar del Rio y de los Dragones de Chunichi, en la liga japonesa, dejó en un solo jit y sin carreras a Puerto Rico.

Él combinó su recta de 93 millas, con la curva y la slider, para dejar indefensos a los boricuas, y darle la razón a Germán, en un juego en el que Raider Sánchez decidió el partido con su segundo jonrón del certamen. Cuba fabricó tres más y redondeó la pizarra definitiva de 5-0, en su tercer juego consecutivo sin errores.

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