ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Dayanara Curbelo augura el nacimiento de una estrella. Foto: Roberto Morejón

Dayanara Curbelo compite en la misma división (más de 78 kilogramos) en la que lo hizo la cuatro veces medallista olímpica y miembro del Salón de la Fama del judo, Idalys Ortiz. Eso significa que, antes de pararse sobre el tatami, ya tiene el reto de intentar cubrir un espacio de altísima excelencia.

Campeona panamericana junior en Asunción, cita en la que no perdió ningún combate ni recibió puntos en contra, pone a soñar con el nacimiento de una estrella en el judo cubano.

Sin embargo, antes de coronarse en la justa paraguaya, a la también artemiseña nunca le interesó el deporte. «Era una niña como todas las demás. Iba a la secundaria, por la tarde iba a mis clases de baile, o montaba bicicleta. Jamás pensé que esta sería mi vida», contó a Granma.

Al judo llegó por recomendación de un amigo de su mamá. «Él fue quien me llevó a la EIDE Julio Díaz, de Artemisa, y me fue inculcando el amor por este deporte. Al inicio me dijeron que tenía una buena condición física», afirmó.

Así que el amor entre Dayanara y los tatamis no fue a primera vista. «Pensé que era un deporte muy fuerte, solo para varones». Pero esa relación fue creciendo desde que se vistió de judoca, a los 14 años, y hoy, a base de trabajo duro y sacrificio, es una de las principales exponentes del país.

En la EIDE estuvo cuatro años y fue campeona nacional una vez. «Pude haber sido más, pero la COVID-19 no me dejó», repasa la campeona panamericana juniors, quien asegura que entrenó mucho tiempo, «incluso de noche, porque necesitaba estar al nivel de las demás niñas».

 

DAYANARA VIENE DE DEYANIRA…

Dayanara viene de Deyanira, que en griego significa la que vence a los héroes, y en la mitología griega fue la tercera esposa de Heracles. Tal vez su fuerza hercúlea, mostrada en Asunción, también proceda de esa combinación. Allí fue muy superior a las rivales de su división, y también a las que encontró en la lid por equipos.

«Me preparé muy bien para los torneos clasificatorios, pues eran los más importantes. El resultado en Paraguay representa mucho, pues es la medalla más importante que tengo. Si Dios quiere, ganaré una medalla mundial pronto».

Pero transitar ese camino no fue fácil. Comenta que empezó muy tarde en el judo, y «cuando llegó la pandemia pensé que no me llamarían para la preselección nacional. Entonces, entrenaba solo el físico», pero recuerda que se realizó un certamen en La Habana, «y alcancé quinto lugar; después, en un evento nacional de primera categoría, fui subcampeona. Me convocaron, y me dije: no voy defraudar a quienes confiaron en mí».

Del 5 al 8 de octubre próximo, el coliseo Eduardo Dibós, en Lima, acogerá el Campeonato Mundial Juvenil, en el que Curbelo buscará consagrar su trayectoria en este año. «Espero tener una medalla mundial, estoy entrenando fuerte, y siento que me he desarrollado».

Considera que está mucho mejor que en Asunción, «mis entrenadores me han apoyado mucho». Ella dice que no es su primer Mundial, ya estuvo en 2022, con 16 años. «Era campeona nacional, y en la cita del orbe gané dos combates y terminé séptima. Fue mi debut internacional».

Se siente lista para dar su salto a la categoría de mayores, y confiesa que se ha mentalizado para ello. «Ya este año estuve en el Mundial Senior, lo que me permitió ganar en experiencia. Fue algo emocionante, porque se aprende al competir frente a las más grandes».

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