Varios comentarios en las redes apuntaban a la presencia en Cuba del entrenador brasileño Luizomar Moura. Que si sería el nuevo técnico de la selección nacional femenina; que si se haría cargo solo de la presentación de la Mayor de las Antillas en el venidero Mundial, entre el 22 de agosto y el 7 de septiembre próximos, en Tailandia; incluso de quién pagaba sus servicios, se comentaba en el mundillo de la malla alta, tanto fuera como dentro del país.
Moura, quien ha dirigido selecciones de menores y juveniles brasileñas, tiene en su haber tres coronas sudamericanas como técnico, y también tres títulos mundiales, dos con equipos auriverdes en la categoría Sub-18, y otro con la Sub-23. Posee un caudaloso y prestigioso aval, que incluye éxitos en las ligas de su país.
Su nombramiento, al frente de la principal escuadra cubana de mujeres, se respalda en el Proyecto de Empoderamiento de la Federación Internacional de Voleibol (FIVB) que, además de cubrir sus honorarios, financiará la presencia en eventos de fogueo, la adquisición de implementos y las acciones de mejoramiento de la infraestructura en la escuela nacional.
El contrato, recién firmado entre la Federación Cubana de Voleibol (FCV) y la FIVB, se concibió para el plazo de cuatro años, en ajuste a una práctica internacional que ha tenido expresiones en países como Japón, Turquía, Francia, Italia, Argentina, y que, en el caso cubano, agrega la formación de entrenadores.
Ha sido este un proceso de construcción, de conjunto, en unidad, con la participación de las autoridades del Inder, el Comité Olímpico Cubano y la Comisión Nacional de Voleibol, ante las cuales Moura expuso los detalles del proyecto que luego se debatió a profundidad.
Ni Moura ni ningún otro técnico tiene una varita mágica en sus manos, con la cual tocar ahora los principales puestos de la élite mundial. Él comienza una etapa de trabajo que, a nuestro juicio debe cubrir varios objetivos hasta hacer regresar al voleibol cubano al modo Morenas del Caribe. Ha de pasarse, primero por recuperar los sitios cimeros que Cuba tuvo en el área Centroamericana y del Caribe, luego en la región de Norceca, que incluye, los países de América del Norte, a fin de aspirar a la coronación panamericana. Solo así podrá pensarse en podios mundiales y olímpicos.
En otras palabras, se trata de levantar un edificio que las Morenas del Caribe llevaron hasta la altura de un rascacielos.
Nos cuenta la capitana de aquellas morenas, Mireya Luis, hoy vicepresidenta de la FIVB y de la FCV, que fue muy emocionante escuchar a Luizomar decir que «es un honor, un privilegio, pero también un altísimo reto, sentarse en el mismo puesto del inigualable Eugenio George».
Por esa puerta entró su compromiso con la idea de recuperar el prestigio del voleibol femenino cubano.
Esta es una buena noticia, como lo fue la labor de la plantilla masculina, con su séptimo lugar en la Liga de Naciones, o la entereza de las jóvenes del Sub-23 en la Copa Panamericana, en Guanajuato, México, al margen de un cuarto escaño que les supo poco, porque estuvieron al punto de disputar el cetro.
Para hacerla aún mejor, y a fin de acelerar el comienzo de su labor, Moura asumirá con el equipo cubano en Colima, México, sede de la Copa Panamericana Norceca de Voleibol femenino, del 3 al 10 de agosto, justo a unos días de la cita mundialista.
La FCV reiteró su intención de continuar evaluando fórmulas que tributen al desarrollo, y agradeció a la FIVB por su contribución, y al profesor Moura, por la disposición y el optimismo demostrados.
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Evelio dijo:
1
2 de agosto de 2025
09:48:27
Bruno dijo:
2
3 de agosto de 2025
09:18:03
Orlandito dijo:
3
3 de agosto de 2025
10:54:45
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