Cuba peleó, pero no pudo derrotar a Canadá en la fase semifinal de la Copa Panamericana Sub-23, al caer por 3-2 (25-21, 25-22, 19-25, 22-5, 9-15).
Las antillanas habían derrotado a las norteñas en su debut, también en cinco sets; sin embargo, las canadienses, con más efectividad en el bloqueo y mejor recepción, les devolvieron el golpe en el crucial desafío, el que daba acceso a la final.
Al inicio, amparadas en el ataque de la joven Whitney James, las antillanas empezaron arriba en el primer parcial, que fue cómodo, en buena medida por los errores de sus oponentes. En la segunda manga, las cubanas borraron una diferencia de cinco puntos y terminaron ganándolo, con significativos aportes en el ataque, que seguía descifrando el bloqueo rival.
Cuando el pase a la final parecía real, las canadienses se ajustaron, y se acabó el cuento de hadas. La dupla de Dickson-De Boer no le dio chance a las rematadoras cubanas, quienes veían cómo sus remates quedaban cerrados por ese muro.
Tanto en el tercer parcial como en los que les siguieron, la recepción de las cubanas frustró sus aspiraciones de pasar a la disputa del cetro. Ese recibo deficiente lastró toda la mecánica de juego, hizo más fuerte el bloqueo rival y desorganizó las no pocas oportunidades que tuvieron de contragolpes. Así y todo, sostuvieron la paridad hasta 20 en el cuarto periodo, y luego, en el quinto, se les perdió el voleibol a las muchachas de la Mayor de las Antillas.
Sin embargo, aún con las ganas de haber disputado la final, a las discípulas de Wilfredo Robinson les queda la discusión del bronce en el día de hoy, ante el perdedor entre Estados Unidos y México, partido que se efectuaba al cierre de esta edición.
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