Rusia, cuna de grandes talentos en el ajedrez, ha despuntado en los últimos tiempos con una generación de noveles que, aunque no parezca emular con los resultados de antaño, deleita a aquellos románticos del juego ciencia que gustan de la emoción, y no de los caminos teóricos o tan estudiados por los que se decanta el juego.
Arseniy Nesterov es de esa generación. Nacido en 2003, y Gran Maestro desde los 17 años, pertenece a esa camada de ajedrecistas que cada vez aparecen desde más temprano, y a los que muchas veces se les etiqueta como prodigios. Con 2 593 de elo, no parece ser de los más fuertes en el próximo torneo Capablanca in Memoriam, el próximo mes, en Varadero. Pero es muy pronto para predecir su futuro, pues su carrera está en pleno proceso de ascenso.
El máximo de coeficiente alcanzado por el oriundo de San Petersburgo es de 2 609, en junio pasado. Desde finales de año cayó de esa barrera, y buscará en el balneario matancero volver a entrar en esa prestigiosa cifra. En nuestra opinión, podría aspirar a un lugar en el podio de la lid que rinde homenaje al trebejista cubano, pero creo que le será difícil el sitial de honor.
Nesterov llega a Cuba con el aval de ser subcampeón mundial en 2023. En ese torneo empató en la cima, con 8,5 unidades, con Marc’Andria Maurizzi, pero los desempates favorecieron al francés.
No obstante, pese a ser un ajedrecista frecuente en torneos de élite como el Campeonato Mundial de partidas rápidas y blitz, la Copa Mundial, o los campeonatos rusos, sus resultados no son los mejores. Su última participación fue en el Agzamov Memorial, de Uzbekistán, en el que finalizó octavo.
Pese a ello, su fogueo en la élite, además de su talento, le permiten llegar al Capablanca In Memoriam con la esperanza de un buen resultado. Con 21 años, Nesterov tiene madera para ser considerado como un Gran Maestro sólido.
COMENTAR
Responder comentario