
La carrera deportiva de Yakelín Estornell no es una donde abunden las medallas olímpicas y mundiales. Sin embargo ella, desde una posición casi anónima, ha servido de motor impulsor para la práctica atlética de las jóvenes cubanas.
Esta guantanamera entró en el alto rendimiento por el judo. Años después optó por cambiar a la lucha libre cuando se empezó a practicar en Cuba esta modalidad. En los Panamericanos de Toronto-2015, se colgó la medalla de plata en la división de los 58 kilogramos, mostrando que el cambio de deportes resultó efectivo.
Hace cuatro años se retiró de los colchones y no pensó que la vida le daría otro motivo para regresar al más alto nivel competitivo. El boxeo femenino finalmente recibió «luz verde» para desarrollarse en la Mayor de las Antillas, y Yakelín no lo pensó dos veces para asumir un nuevo reto, quizá, el más difícil en su vida.
«Algunas amistades mías me hablaron de que podían aprobar la práctica del boxeo en Cuba. En un principio le resté importancia, pero cuando esa situación se volvió real, me propuse intentar mi regreso al deporte. Llevaba más de un año en el retiro, pero no importó. La familia me apoyó, asumí el nuevo reto y no pienso por ahora retirarme».
«Como luchadora obtuve medallas panamericanas y centroamericanas y del Caribe, fui a campeonatos del mundo. Me enfrenté a varias de las mejores en la lucha libre, por tanto me sentí preparada para entrar en el boxeo. Hice las pruebas y llegué al equipo nacional tras alistarme un tiempo con entrenadores de boxeo en Guantánamo», apuntó.
A punto de cumplir 41 años el 25 de abril, Estornell sigue como la guerrera que siempre ha sido, la que logró hace tres días el primer triunfo de una boxeadora cubana como profesional bajo la égida de la Federación Nacional.
Su victoria ante la dominicana Lina Tejada es una inequívoca señal de que el deporte de los puños en nuestro país regalará más alegrías en el futuro. Solo es cuestión de que se potencie el trabajo en la base y aparecerán nuevas sonrisas.
«A las niñas que quieren practicar boxeo les digo que se acerquen a los sitios donde se encuentran los entrenadores. Yo he tenido la fortuna de que las ganas de seguir como deportista no las he perdido. Esas mismas ganas son las que necesitan tener las jóvenes que vendrán más adelante a combatir».
«En mi caso la edad no es un impedimento, porque me dedico fuerte al entrenamiento, mi espíritu no se va a doblegar por este factor. Me siento a plenitud, y ganar mi primer combate profesional demuestra que debo seguir con el mismo interés en los entrenamientos», subrayó la guantanamera.
«No me preocupo por cuántos éxitos más lleguen en mi vida. Dejo eso en manos del destino. Lo que puedo hacer es entrenar y prepararme fuerte para cada combate».
«La mujer cubana es una guerrera, ha sabido crecerse ante los retos más duros. El boxeo femenino ya está aquí, pero es necesario amar este deporte y salir con mentalidad de ganar», concluyó.
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