ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA
Robinson Canó bateó de 5-4 en la victoria de los Diablos Rojos de México. Foto: EFE

Por suerte, el partido de la final de la Liga de Campeones de América fue lo más parecido a un juego de beisbol. Pitcheo certero, buena defensa y, en consecuencia, poca población de carreras. Así los Diablos Rojos de México vencieron a los Leñadores de Las Tunas, con pizarra de 6-1.

Aun cuando el nivel de la lid no alcanzó ribetes distinguidos, sí hay que ponderar a los tuneros, y, además, calificar su faena como destacada. Si el juego de pelota y sus saberes populares son patrimonio cultural de la nación, hay que defenderlo a como dé lugar, y eso fue lo que hicieron los actuales campeones de Cuba, que regresan con un bien ganado y meritorio segundo lugar.

Nunca, por muy adverso que fuera el marcador –debemos recordar que tuvieron que remontar ventajas que llegaron a ocho de diferencia– estuvieron perdidos, y nos contagiaron de su invencibilidad, o mejor, de su arrojo y combatividad.

En sus hachas, y en quienes las empuñaron de refuerzo, siempre hubo filo, y cortaron. Que dejamos deudas en el pitcheo y en la defensa, es cierto, y es un padecimiento crónico que el beisbol cubano tiene que atender antes de que sea tarde, desde las pequeñas edades, para que el árbol no crezca enfermo. Pero que se repusieron a golpe de batazos y de mucha convicción, también es verdad. Las Tunas nos gustó, y nos llenó de orgullo en cada salida.

No era un secreto para quienes conocen de este bello deporte que un pronóstico precompetencia no daba la posibilidad del título, aunque los tuneros lo llevaran en sus entrañas, porque su mentalidad ganadora está por encima, y eso es bueno, y de cubanos. De solo ver la nómina de Diablos Rojos, la cuenta no daba a pesar de que el terreno es el que dice la última palabra.

Ganó el elenco que reúne en su nómina a jugadores con destacados pasajes en la mlb, que jugando en un circuito inferior era natural que hicieran «zafra», como el dominicano Robinson Canó, un pelotero muy querido en Cuba. Él descosió las pelotas que le lanzaron los pitchers cubanos y, a sus 42 años, nos hizo recordar al ligamayorista seis veces Todos Estrellas; otras tres, ganador del Bate de plata, y triunfador de un derby de jonrones. Es campeón en 2009 en ese beisbol y en el tercer Clásico Mundial, del que fue su jugador más valioso.

A propósito de Canó, desde México, Orlando Cruz informó de un donativo que este, mediante los Leñadores, le hace llegar a la pelota cubana.

Del partido por el cetro de la Liga de Campeones de América, un resumen pudiera ceñirse a la consabida frase de que cuando hay pitcheo no hay bateo. El montículo de los ganadores fue indescifrable para los maderos de la representación cubana, que esta vez se quedaron en solo cinco jits.

Los Leñadores, como dijo su mentor Abeicy Pantoja, llegaron mucho mejor que a la Serie de las Américas del pasado febrero, pues llevaban 18 partidos de la Liga Élite, que no será muy exigente, pero los mantuvo en competencia, y dio resultado.

Ahora regresan al torneo liguero cubano en el cual, quién lo duda, son favoritos para disputar el trofeo de campeones.

ALFREDO HARP HELÚ

 

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6

12

2

G: Aranku Menez.
P:Andy Vargas.
Jrs: R. Canó y José Rondón.

 

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