Desde hoy, estamos en juego, la pelota grande vuelve a los estadios, al barrio, a las casas. Las Tunas enfrentará a Ciego de Ávila en su bosque de leñadores, en el partido inaugural de la iii Liga Élite; Pinar del Río recibirá a Industriales, en un clásico de las bolas y los strikes, y en un verdadero derby oriental, los Alazanes de Granma hospedarán a las Avispas santiagueras.
Tenemos al beisbol de primer nivel de vuelta, y como se trata de un torneo que aún tiene que esforzarse por cubrir para llenar el vocablo con el cual se nombra, nada mejor que presentar a una de sus más altas expresiones elitista.
Conversaba con el colega Norland Rosendo, de la acn, sobre un texto suyo en el que abordaba el concepto de Élite, pero recientemente publicó un material sobre lo que más se parece a esa definición en el certamen que comienza este sábado.
Frederich Cepeda, no ahora que atesora un extenso y rico aval, sino desde que se paró en un terreno de las temporadas cubanas, ha sido un referente como pelotero, lo cual acompaña con una eximia envoltura de ser humano.
Nuestro colega apuntaba que una de las motivaciones de lo que comenzaremos a vivir hoy es, justamente, la presencia del espirituano, ya con 43 años, y enfundado en la camiseta de los Tigres avileños. Lo es, porque el del Yayabo va a entrar en la historia de la pelota cubana como el hombre jit, el que más se embasa por las virtudes de su bate. Pero no solo será el nuevo rey del incogible, además va a consolidarse en otros renglones como uno de los cinco primeros en la historia de la pelota en Cuba, en la cual está en la decena vanguardista en 11 de los principales indicadores a la ofensiva.
Por los diamantes de los torneos de casa, entiéndase series nacionales, selectivas, Copa Revolución o Liga Élite, ha pasado una constelación y, en ese firmamento, Frederich Cepeda ocupa un lugar de lujo. Por lo que ha hecho, y lo que le queda por hacer, le queda, como traje a la medida, el epíteto del mejor bateador en esas lides.
Sé que la afirmación puede llevar a la polémica, porque es rica la historia de los Omar Linares, Yulieski Gurriel, Antonio Pacheco, Orestes Kindelán y, más atrás en el tiempo, las de Pedro Chávez, Urbano González, Fernando y Wilfredo Sánchez, o Armando Capiró. Pero lo que también sé es que, bajo cualquier criterio, con el madero en ristre, Cepeda está en esa corte.
Ilustrémonos con su aval, y en lo que podría dejarnos la iii Liga Élite, para darnos cuenta de que se trata de un excepcional jugador de pelota; para quien, aunque parezca osado o atrevido, le reservo el título de rey del bate en la pelota cubana.
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