Hace unos cuatro años leí esta definición sobre la pelota cubana, la que, tal vez como ninguna otra, encierre en toda su magnitud lo que significa para el país: «La pasión se desborda y atraviesa transversalmente todos los sectores de la sociedad. Es, sin duda, por su fuerza contaminante, el fenómeno cultural de mayor alcance y arraigo».
No fue ninguno de nosotros, los periodistas, o algunos de los eruditos de la esquina de la bodega el autor de ese medular concepto. Es, desde su sabiduría y cubanidad, la fuerza interpretativa de la doctora Graziella Pogolotti sobre la realidad de un país, cuyo oxígeno son las bolas y los strikes.
Es ese arraigo el que, después de ocho meses, desde que culminara en julio pasado la 63 Serie Nacional, el que regresa, con el beisbol de primer nivel –sí, el que tenemos ahora– a los estadios, al barrio, a la escuela, a la casa; porque hoy comienza la iii Liga Élite del Beisbol Cubano.
La sociedad se viste de pelotera, para enjuiciar al director del equipo, descargarle al que se le cayó la pelota o se ponchó, o a fin de vitorear, como si fuera un héroe –y lo son– al que dio el jonrón o, de relevo con las bases llenas, vino y ganó el partido.
Ya veremos las caras largas en la oficina o en la fábrica si el equipo de su preferencia perdió el desafío del día anterior, o los mejores rendimientos y la lucidez en las ideas de los que salieron ganadores. La pelota es capaz de generar y dominar los estados de ánimos de nuestra gente, porque la llevamos en la sangre.
Por eso es tan sagrada la misión del pelotero, él llega a ser el más querido de la familia, no solo de la suya, sino de la del vecino, o de la que vive a kilómetros de distancia.
La pelota es Cuba, y la hacen los jugadores, los directivos, los que tienen que asegurar el espectáculo, porque el destinatario es el pueblo, ese que es capaz de convertir la sala del hogar en un terreno, o su puesto de trabajo en el cajón de bateo.
En el bosque de los Leñadores, Las Tunas, actual campeón nacional, recibe a los Tigres de Ciego de Ávila; en la Vega del Capitán San Luis, Pinar del Río acoge a Industriales de La Habana; y en Bayamo, los Alazanes de Granma a las Avispas de Santiago de Cuba.
Regresó la pelota.
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José Lázaro Pérez Chavez dijo:
1
15 de marzo de 2025
17:18:40
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