Desde Seboruco, en el municipio de Segundo Frente, en Santiago de Cuba, Luis Manuel Galano soñaba con los estudios universitarios, enamorado de la Medicina. Una enfermedad le impidió comparecer a una entrevista para el ingreso en esa carrera, pero la vida le cambiaría el estetoscopio por una medalla de oro paralímpica.
Comenzó a trazar su nuevo propósito, con la licenciatura en Cultura Física, extendida cinco años, aunque solo pretendía adquirir las herramientas de entrenador. No obstante, devino el atacante principal de la nómina de voleibol de su Facultad, dueña de un segundo y un tercer puestos en las Universiadas de 2002 y 2004.
«Esta historia la cuento por primera vez: teníamos una asignatura de Biomecánica y, como una evaluación, corrimos 400 metros en el Recortán. El profesor Peñalver me vio y me preguntó si quería incursionar en el atletismo. Ante mi indecisión, me animaron a intentarlo algunos compañeros, en especial mi amigo Amaury.
«Ubicado en la categoría t13, por mi retinosis pigmentaria, me acogió Marbelis Sosa, y empecé a los 22 años, junto a Omara Durand, entonces de 13, y su hermano Asiel.
«Me incluyeron en la Paralimpiada de 2006, en mi provincia, y vencí en mis eventos de 100, 200 y 400 metros. En 2007 asistí a la Universiada con sede en Las Tunas y, frente a convencionales, conquisté los mayores lauros de la vuelta al óvalo, y el relevo en esa distancia.
«En el Campeonato Nacional de 2007 arrasé en mis pruebas. Vine desde Santiago con José Antonio Bello, para obtener mi plaza al Mundial de Sao Paulo, solo para ciegos y débiles visuales. Crucé segundo en 400 m y también intervine en las otras dos discusiones de preseas.
«Tras ese debut internacional, liberé presiones rumbo a los Parapanamericanos de Río. Allí establecí registro continental para el título de 200 sobre el monarca de Atenas-2004. También dominé el 400, y sumé bronce en el hectómetro».
Sorprendido por esos resultados, regresó a su país, y en septiembre de 2007 lo llamaron al equipo Cuba. Aunque poseía el cupo para los Juegos Paralímpicos Beijing-2008 en todos sus eventos, con Miriam Ferrer perfiló la preparación en 200 y 400.
El camino se convirtió en obstáculo, porque levantaron la pista roja del Estadio Panamericano y buscaron alternativas, como trasladar las prácticas al Pedro Marrero, y a una pistilla de calentamiento en malas condiciones. Sin embargo, nada detuvo la voluntad de Luis Manuel.
«Luego de imponerme otra vez, en el Nacional, en mis especialidades, realizamos una base en Venezuela, e implanté otro récord en un mitin de Carabobo. Cuando retorné, me rompí el bíceps de la pierna derecha, pero salí con el empeño de los entrenadores y el fisioterapeuta Abdel Murguía.
«Como guajiro, me chocó la bulla y la cantidad de público, pero fijé marca para la justa en la eliminatoria de 400 m, mientras, en la otra semifinal, mi compañero Freddy Durruthy mostró buena forma y generamos una alegría doble, con mi oro y su plata.
«En la final de 200 repetimos la presencia nosotros dos y Luis Felipe Gutiérrez. Al inicio me concedieron el bronce, pero, tras una reclamación, cedí la presea en el fotofinish.
«En 2011 triunfé en los 200 y 400 m del Mundial para ciegos y débiles visuales en Antalya, Türkiye, pero 15 días antes de Guadalajara sufrí una ruptura muscular y no me recuperé, aunque avancé en todas mis pruebas. También perdí la oportunidad de revalidar mi reinado en Londres-2012, pues debía participar en un certamen previo, pero no contábamos con posibilidades de viajar.
«Mi mejor medalla fue en el Mundial de Lion-2013, porque había estado lejos de mis cronos, pero asistí a la lid guiado por Miriam Ferrer, una maga para sacar el óptimo rendimiento en los momentos que anteceden la competencia y durante ella. Logré la tercera posición en la vuelta al óvalo, con mis dos tiempos del año.
«Antes de los Parapanamericanos Toronto-2015, me bajaron a la categoría t12 y allí, en una disputa entre dos cubanos y dos mexicanos, alcancé la plata en 400 m. En los Paralímpicos de Río solo pude apuntar a un cuarto escaño, pero me alegró cuando Ernesto Blanco me dedicó su título en esa misma distancia de la clasificación t47; nos ayudamos mutuamente en la preparación».
Aceptó el retiro en 2019 y comenzó a trabajar en un Combinado Deportivo de su Segundo Frente, hasta asumir como metodólogo municipal. El 7 de febrero completó la maestría en Pedagogía, cultura física y el deporte, aunque también mantiene la forma en competiciones para másteres.
Agradecido de su familia por la educación recibida y motivado con un hijo que pronto cumplirá 13 años, Luis Manuel Galano le entrega todo su cariño y sus energías al pueblo de Seboruco y a Cuba, tanto como cuando colocó aquella página dorada en el pecho de la Patria.
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