ÓRGANO OFICIAL DEL COMITÉ CENTRAL DEL PARTIDO COMUNISTA DE CUBA

Abril tiene la dicha de celebrar dos importantes días, el del idioma español, que hace solo unas fechas, el 23 pasado, acabamos de festejar, y el del Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz, en la hoja seis de su calendario.

En la vigesimotercera jornada del cuarto mes del año 1616 murió Miguel de Cervantes y Saavedra, cuya novela El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha está considerada la obra cumbre de la lengua española. Y fue ese el día que, en 1964, todos los países hispanohablantes acordaron adoptar como el de su idioma.

Atenas, la capital griega, vio resurgir los Juegos Olímpicos tras 1 503 años, el 6 de abril de 1896, cual símbolo de confraternidad entre los pueblos, por lo que la Asamblea General de Naciones Unidas, en 2013, en su Resolución 67/296, proclamó esa data como la del Internacional del Deporte para el Desarrollo y la Paz.

A poco más de dos meses de Tokio-2020, la combinación de esas celebraciones convoca a visitar a las naciones hispanohablantes en la historia de los Juegos Olímpicos, que están viviendo en este 2021 sus 125 años en la era moderna.

Según Mundoabierto.com, son 22 los países que tienen al idioma español como lengua oficial, o más hablado en su territorio. Ellos acumulan en esos escenarios cumbre del deporte mundial un total de 176 preseas de oro, lo cual corresponde al 4 % de las distribuidas desde la primera versión, en Grecia-1896, hasta la precedente de Río de Janeiro-2016. La suma de las doradas, las de plata y las de bronce llega a 613, un 5 % de las disputadas en ese periodo.

De esas naciones, ocho no han podido ganar una medalla de oro, y seis jamás han visto su bandera en una ceremonia de premiación. Antes de abril de 1964, cuando no habían acordado el día del idioma, en 14 citas (de 1896 a 1960), el botín de este grupo era de solo 26 coronas y 95 podios, con Argentina a la vanguardia.

Las 77 medallas áureas de Cuba son el 44 % de las obtenidas por esas nacionalidades. Es decir, casi de cada dos premios de primer lugar, uno es de la Mayor de las Antillas. Con esa estela de triunfos, la isla caribeña es la única representación hispanohablante que aparece en la selecta lista de los primeros 20 países en el medallero histórico de estos Juegos, exactamente en el puesto 16.

El archipiélago cubano también es el único de esa agrupación idiomática que ha estado entre los cinco primeros en tan encumbradas reuniones multideportivas. Lo ha hecho tres veces, en 1904, con un cuarto sitio, por la genialidad del esgrimista Ramón Fonst, y sus compañeros de equipo; en Moscú-80, en la misma posición, y en Barcelona-1992, con el quinto. Como si fuera poco es igualmente el único con más de una presencia entre los diez primeros, pues a las anteriores se suman las de Montreal-1976 y Atlanta-1996, ambas en el octavo lugar, y la de Sydney-2000, noveno. La otra nación que lo ha hecho, aunque solo una vez, fue España, con su sexto escaño en la lid barcelonesa de 1992.

Como Cuba, España, cuna del idioma que hablamos, tiene su mayor cosecha después de aquel mes de abril de 1964, porque desde 1980 hasta 2016, acumula 42 de sus 45 pergaminos de más brillo. Lo contrario ha sido Argentina, de cuyos 21 triunfos solo ocho son posteriores a esa fecha.

Significativo es que, de las 77 preseas doradas de Cuba, 72 corresponden a solo diez ediciones, desde Munich-1972 –cuando el boxeador Orlando Martínez obtuvo la primera victoria después de que Fonst ganara en 1904–, hasta Río de Janeiro-2016, periodo en el cual no estuvo ni en Los Ángeles-1984, ni en Seúl-1988. Una simple operación matemática arroja que el promedio en ese periodo es de más de diez primeros lugares por edición.

La historia confirma entonces que, en los Juegos Olímpicos, el español que se habla tiene acento cubano.

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