Camagüey.–Hace unos días se reintegró a la preselección nacional de lucha grecorromana, que entrena en instalaciones deportivas de esta provincia, el campeón olímpico de Río de Janeiro 2016 y bicampeón mundial Ismael Borrero.
El breve retraso, según explicara Raúl Trujillo Díaz, al frente del colectivo técnico, se debió al seguimiento médico que se le da al atleta una vez dado de alta hospitalaria y epidemiológica, tras resultar positivo al nuevo coronavirus. De vuelta al colchón del Palacio de los Deportes Rafael Fortún Chacón, de esta ciudad, el santiaguero de 28 años de edad, conversó con Granma sobre su preparación de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio.
–¿Cómo se siente después de haber pasado el «susto» de la COVID-19?
–Estoy en perfectas condiciones físicas y mentales. Lo prueba el hecho de que entreno aquí en Camagüey, como mismo lo hace el resto de mis compañeros de equipo.
–Su división de los 67 kilogramos fue la primera en clasificar para Tokio...
–Eso sucedió en septiembre de 2019, en el Campeonato Mundial de Nur Sultán, Kazajistán, donde solo clasificaban los dos primeros de cada categoría, por lo que nada podía fallar.
«Hicimos una buena preparación, todo el equipo apoyó y el resultado salió. Podrá imaginarse lo complicado que estuvo el camino hacia el oro, tuve que derrotar a seis rivales al hilo, tres de ellos campeones mundiales, como el alemán Frank Staebler, el sudcoreano Hae-Soon Ryu y el ruso Artiom Surkov».
–¿Considera a Surkov su principal oponente en Tokio?
–Hoy por hoy, él es uno de los mejores. Fue el campeón mundial de 2018, en Budapest. Era un rival al que nunca me había enfrentado y sabía que sería difícil. Al año siguiente, en Kazajistán, lo vencí en reñido combate (3-1) en la discusión del título. Los 67 kilogramos es una división donde, a nivel mundial, abundan los atletas excelentes, todos son de cuidado y la única manera de derrotarlos es con mucho rigor en los entrenamientos.
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