El deporte no reconoce fronteras. Anima, hermana, ennoblece. Moldea la personalidad, aporta valores, y se funda en la entrega al propósito de ser mejor cada día.
Mucho ha bregado el movimiento deportivo internacional para eliminar barreras discriminatorias que toman por pretexto el color de la piel, credo, género, o filiación política. Así hoy el amplio espectro de más de 200 países que en cada edición reúnen los Juegos Olímpicos, son la expresión cimera del poder del deporte para unir voluntades.
Hasta guerras y conflictos entre naciones han tomado treguas para ceder el paso a las citas cuatrienales. A ese ideal de confraternidad se oponen la xenofobia y el racismo descargados a menudo en los estadios de fútbol, tal como aconteció contra el delantero maliense Moussa Marega, durante el partido entre los elencos Vitória de Guimaraes y el Oporto, en la Liga de Portugal, el pasado domingo.
Tras haber anotado el gol que concedía ventaja de 2-1 para el Oporto, desde las gradas partieron las ofensas, gritos y hasta objetos lanzados al futbolista. En medio del barullo, el jugador abandonó la cancha, no sin antes soportar, además, la amonestación de un árbitro blanco, quien lejos de contribuir a aplacar los ánimos, le aplicó a Marega una tarjeta amarilla de penalización.
El fanatismo desenfrenado por la ira, guiado en muchas ocasiones por los excesos de apostadores que ven desde las gradas su dinero en peligro, pone en riesgo la vida de decenas de miles que se reúnen en una instalación para disfrutar de un espectáculo. El odio de quienes no respetan la condición humana opaca el evento.
Muchos son los deportes en los que atletas negros brillan y les aportan realce a las justas. Y no siempre son ellos los mejor remunerados, amén de que la indetenible comercialización priva a sus naciones de origen de tal o más cual figura, convertida luego en jugador de un club en el cual no tienen por qué padecer las expresiones de desprecio como las sufridas por Marega.
El velocista jamaicano Usaín Bolt, multicampeón olímpico y mundial; el maratonista kenyano Eliud Kipchoge, quien recientemente bajó de las dos horas en su carrera; el baloncestista estadounidense LeBron James; el judoca francés Teddy Riner, diez veces titular del orbe y bicampeón olímpico, por solo citar a tres estrellas de diferentes especialidades, atraen a millones de jóvenes que en el planeta los tienen por modelo a seguir, y merecen el respeto al que son acreedores. No existe razón para que ningún ser humano sea sometido a tratos vejaminosos.
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Jose dijo:
1
19 de febrero de 2020
05:19:49
Luis Angel Medina Ramos dijo:
2
19 de febrero de 2020
11:28:07
Luis Angel Medina Ramos dijo:
3
19 de febrero de 2020
11:32:27
Alex dijo:
4
19 de febrero de 2020
17:36:42
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